martes, 8 de enero de 2008

Las benévolas

Por Jonathan Littell­
Del Nuevo Extremo. Novela de 991 páginas

Novelas oceánicas como ésta mantienen vivo el faro de la gran literatura. Fue encarada al modo del siglo XIX: un escritor minucioso investigó durante años una tragedia sin parangones y luego rellenó los huecos con su imaginación, integrando vida individual y destino nacional. Creó un personaje difícil de olvidar, que sirve a monstruos como Himmler, mientras filosofa sobre las políticas de exterminio. La ola amplia y helada de la Historia moja los pies de un lector que no puede dejar de plantearse: qué hubiera hecho yo ante una situación semejante.
Jonathan Littell (foto) nació en Nueva York en 1967, vive en Barcelona y escribe en francés. Su talento sedujo a París. Las benévolas ganó los dos premios literarios más importantes de Francia. El título alude a las Erinias que, como bien sabe el amante de Esquilo, eran divinidades vengativas que atormentaban a los criminales.
La trama está narrada en primera persona. Maximilian Aue es un oficial SS, un intelectual incestuoso y gay que buscó contribuir al triunfo de Hitler de una forma distinta al asesinato y la destrucción. Sin una pizca de arrepentimiento, relata treinta años después su papel en la peor hecatombe del siglo: la invasión nazi a la URSS con su retahila de genocidios. Seguimos al diabólico doctor Aue en los infiernos de Ucrania, Stalingrado, Polonia, Hungría, Pomerania y Berlín.
As¡ se trate de las lenguas en el Cáucaso o de la masacre de Baby Yar, Littell se documentó a conciencia. No es un gran estilista, pero ha esculpido una obra maestra que Jorge Semprum parangonó con La guerra y la paz. El tiempo lo dirá, pero méritos no le faltan a un libro que a pesar de su inmenso y fétido aliento nunca deja de subyugar.

Calificación: Excelente.

Postdata: No te la pierdas si te interesa la historia y tu estómago no es muy delicado.

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