viernes, 8 de febrero de 2008

Un escritor en guerra


Por Antony Beevor­
Editorial Crítica. Crónicas, 479 páginas, publicado en 2007. Precio aproximado: 78 pesos.­
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Es probable que Antony Beevor sea -junto a John Keegan- el mejor historiador militar vivo. Quien se interese por la Segunda Guerra Mundial no puede ignorar sus dos obras imprescindibles: Stalingrado (2000) y Berlín. La caída (2002). Al elaborar la primera de ellas, justamente, tropezó con los cuadernos de notas inéditos y los artículos periodísticos de Vasili Grossman, uno de los grandes escritores rusos del siglo pasado, eficazmente amordazado por el Kremlin.­
Beever define a Grossman como el más perspicaz y honrado testigo de lo sucedido en el frente soviético entre 1941 y 1945. De origen judío fue un milagro que sobreviviera al terror estalinista. El periódico del Ejército Rojo lo reclutó como corresponsal. Estuvo en la primera fila del infierno y -como el Dante- volvió para contarlo. Presenció el colapso de su Patria en los primeros meses de la invasión nazi. Por un pelo, no lo atraparon las vanguardias del general Guderian. Colaboró con la defensa de Moscú en diciembre de 1941, el momento decisivo de la contienda. Permaneció en Stalingrado más tiempo que cualquier otro periodista. En 1943, Estrella Roja lo envió a Kurks a cubrir la mayor batalla de tanques de la historia. Fue uno de los primeros en llegar al campo de concentración de Majdanek. Sus escritos sobre Treblinka cortan el aliento. No omitió los detalles sórdidos del asalto final a Berlín.­
El libro enriquece los párrafos secos y escalofriantes de Grossman con los comentarios esclarecedores del erudito inglés. Hay buenos mapas y fotografías. Cuando la Unión Soviética luchaba por sobrevivir, el escritor idealista estaba muy cerca de la línea oficial, pero despu‚s se distanció para retratar como pocos “la verdad despiadada de la guerra” en el Frente Oriental. Le tocó un tiempo en que el sufrimiento se había convertido en destino universal.­
Guillermo Belcore­
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Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.­
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CALIFICACION: Excelente­
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PD: Sí, es caro. Como todos los libros de este magnífico historiador. Pero si te interesa la Segunda Guerra Mundial no podés soslayarlo.­

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