viernes, 17 de abril de 2009

La lenta furia

Fabio Morábito­
Eterna Cadencia. Cuentos, 110 páginas. Edición 2008.­
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El mundo parece haberse encarrilado. Se desploman bancos y fondos especulativos, pero la cultura sigue prosperando. Nuevos sellos editoriales provocan hermosas sorpresas. Llega ahora a la Argentina un autor italomexicano que confina en pocas líneas pasmo, placer y ternura.
Fabio Morábito nació en Alejandría, Egipto; vivió su infancia en Milán y a los quince años se afincó en México. Allí aprendió el castellano. Como Nabokov, Conrad o nuestro Groussac, es otro caso magnífico de aloglasia; es decir, aunque no escribe en la lengua materna, sus frases fluyen sin esfuerzo. Su trayectoria indica que -por encima de todo- es un poeta. Esa facultad se evidencia en el libro: la mitad de los relatos son alegóricos, bellos en su simbolismo o fantasía. El otro hemisferio es realista, quizás autobiográfico, narra pequeños dramas de un niño algo crecido: el mal de amores de un verdulero, una aventura a la hora de la siesta, las salidas con el padre en pos de las verdades elementales.
Hay en Las madres, quizás, rasgos de Kakfa. Durante junio, las señoras sucumben al imperio del deseo. Se encaraman en las ramas, desnudas, acechando a los hombres. Los chavitos las hostigan con sus gomeras. Cuando el frenesí concluye, la vida sigue como si nada. Los Vetriccioli evoca a una secta familiar consagrada a la traducción perfecta (Morábito es traductor, dicho sea de paso). Hay además una pareja que exacerba su líbido con las raterías de las mucamas. El huidor justifica por sí mismo todo el volumen. Es la tragedia de un héroe popular en fuga perpetua.
Borges notó que cierta música, los crepúsculos o el misterioso mar intentan transmitirnos algo. Algo nos dicen pero cuesta percibirlo. O si lo vislumbramos, tardamos en entenderlo. Algunos textos tienen ese poder sugestivo. Como las delicadas páginas de Morábito.
Guillermo Belcore­
Esta reseña se publica en el suplemento de Cultura del diario La Prensa el domingo 17 de marzo.­
­Calificación: Bueno­

PD: El diario La Nación permite leer el mejor cuento de este volumen. Tenés que ir a http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1111985 Que lo disfrutes.

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