lunes, 18 de mayo de 2009

Cuaderno del ausente

Vicente Battista­
El Ateneo. Novela. 254 páginas. Edición 2009. Precio: 45 pesos.­
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Dice Vicente Battista (Buenos Aires 1940) en la página doscientos veintidós que "la falta de suspenso es el mayor defecto de nuestra narrativa actual". Es posible. La delicada intriga de esta novela lleva en hombros al lector hasta la última página. Es un recurso agradable que permite soportar el exceso de sentimentalismo, la módica imaginación, los diálogos obvios, la falta de ambición para explotar hasta el hueso una figura legendaria. Justamente, la falta de ambición es otra tara argentina.­

Alguien podría definir la obra como policial. Carece, empero, de ese clima oscuro que caracteriza al género. La muerte aparece demasiado tarde. Quizás, sea más correcto catalogarla como thriller psicológico. Se centra en la evolución mental y espiritual del protagonista. Raúl Benavides es un periodista por encargo, a tanto la palabra. Es también un infeliz. Vive quejándose porque el amor de su vida no lo ha vuelto a llamar. Una agencia lo contrata para escribir un artículo liviano sobre el comisario Evaristo Meneses, un ``duro que le jodió la vida a los chorros mas pesados de su época''. Benavides llega a una ramera de ochenta años que lo esperaba: ansía sacar a la luz la verdadera historia del Pardo Meneses, cuya caída en desgracia en los sesenta es aún un misterio. Erika, gerenta de un prostíbulo como los de antes, promete al periodista entregarle el diario personal del comisario.­

La trama se urdió con ingeniosa ambigüedad. La prosa es límpida como agua de manantial. Fastidia un procedimiento repetido: hacerle hacer a Benavides lo que dos segundos atrás aseguró que no haría. Una pátina de suave nostalgia cubre el libro. Hay un delicioso aroma a tango. Ciertamente, el macho con el corazón roto y la chica descarriada que se enamora del galán probo son tópicos porteños.­
Guillermo Belcore­
Publicado en los suplementos de Cultura de La Prensa y la Capital de Mar del Plata el domingo pasado.

PS: Habrá notado el lector que no he calificado este libro. Es que la nota depende de cómo sea leído. Nunca me encontré ante semejante disyuntiva: el abordaje determina la apreciación global. Como thriller psicológico es una obra aceptable e, incluso, si le perdonamos su falta de ambición podríamos atribuirle un “bueno”. Como novela policial, empero, me decanto por un categórico “regular”. Battista no explota las sabrosas convenciones del género. ¡Y conste que sabe hacerlo! Hace dos años le leí una cautivante colección de cuentos policiales: La huella del crimen. Editorial Cántaro (2007).

2 comentarios:

  1. El libro es realmente malo, la trama es pobre, el lenguaje simple. Sencillamente malo.

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  2. Estimado Anónimo:

    Han pasado algunos meses desde que leí esté libro. Creo que su apreciación es acertada. Tal vez fui demasiado benévolo en mi reseña. Pero le confieso, señor o señora, que Battista es uno de los pocos escritores argentinos que respeto profundamente. Su anterior colección de cuentos policiales (creo que algún día escribiré sobre ella), me agradó mucho.

    Gracias por escribir

    G.B.

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