Emecé. Novela 142 páginas. Edición 2009. Precio aproximado: 55 pesos.
Yasunari Kawabata es un autor esencial del siglo XX. Dio al Japón un Nobel de Literatura y a la humanidad una obra exquisita y melancólica, que combina belleza con sordidez, y que refirma que vivimos irremediablemente solos con nuestras obsesiones. Después de testimoniar sus penas, el escritor se suicidó con gas de cocina en 1972.
Todas las virtudes de Kawabata se encuentran en esta breve novela que se publicó en 1954 por cap¡tulos en la revista Shincho. Al pasar al formato libro -nos explica la traductora Amalia Sato- vio cercenada su última parte. Quedó inconclusa y quedó perfecta. Simplificando mucho, puede defin¡rsela como la precursora oriental de Lolita.
Se narran las desdichas de Gimpei Momoi, profesor de idioma japonés en escuelas secundarias. Sufre complejo de inferioridad por sus horrendos pies; va de pueblo en pueblo tras sus manías sexuales. Es capaz de esconderse tarde entera en una zanja para vislumbrar la pantorrilla o el hombro de una adolescente. Lo despidieron cuando se descubrió su amor¡o con una alumna. La dicha fue fugaz y la caída, tremenda. Sufre alucinaciones visuales y auditivas. Nunca se nos permite, empero, observarlo como a un miserable; hay algo profundamente espiritual en sus cacerías fantasmales.
El libro urde el fluir de una conciencia que evoca. Todo se enlaza por sensaciones con una ilación compleja, apunta el buen prólogo. Nada contiene que desagrade al o¡do o al gusto. Hay un sublime establecimiento de baños, una jovencita que se marchita junto a un viejo que anhela una madre, un descenso a los infiernos, que es el permanecer con una mujer horrible en un bar de ínfima categoría. Kawabata nos persuade de que la delgadez de un tobillo puede dar un toque de astucia al pie femenino. La obra transmite en conjunto la tenue sugestión de un escalofrío.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Economía del diario La Prensa
Calificación: Bueno
PD: Las librerías de saldo permiten hoy a los argentinos atesorar una pequeña biblioteca de Kawabata, a precio módico. Este blog sentencia que es una magnífica idea.
Gracias a la edición de Emece ciertamente me ha sido posible atesorar dicha pequeña biblioteca (ínfima en comparación con la obra no traducida de Kawabata). Ciertamente el dinero desembolsado ha sido menor que el necesario para adquirir obras de Mishima, Tanizaki, Oé, Abe, Akutagawa, Bashō por mencionar algunos nipones (Soseki solo en ebook por ahora). Sin embargo el costo es inversamente proporcional a la sutileza estética, potencia moral y libidinización de lo sórdido realizadas por Kawabata: un autor sublime.
ResponderEliminarEn el lago ciertamente es una pequeña joya. Me quedo con la repetición y obsecacion fetichista de un sujeto al ciertamente cuesta tenerle lástima, pero que sin duda algo de escalofríos transmite en sus agachadas.
Una grata sorpresa este blog al cual llegue por una crítica a Ranciere quien prontamente dictara conferencia en Chile. Por cierto, muchos saludos desde este lado de la cordillera.
Gracias Rodrigo, le retribuyo los saludos. Me temo que mis conocimientos sobre literatura japonesa no son tan amplios. Pero en este blog se ha reivindicado también a Haruki Murakami, a quien cierta crítica elitista de la Argentina repudia acaso porque es vende muy bien o porque integra elementos pop.
ResponderEliminarEspero seguir contando con sus comentarios.
G.B.