miércoles, 24 de febrero de 2010

George Steiner en The New Yorker

George Steiner
Fondo de Cultura Económica. 402 páginas. Ensayo de literatura y arte. Edición 2009.

“Es posible que la erudición de primerísimo orden sea tan rara como el arte o la poesía excelsos. Algunas de las dotes y cualidades que exige son obvios: una extraordinaria concentración, una memoria capaz pero minuciosamente precisa, finura y una especie de piadoso escepticismo en el manejo de testimonios y fuentes, claridad de presentación. Otros requisitos son más escasos y más difíciles de definir. El erudito verdaderamente grande tiene nariz de perro trufero para el documento oculto pero clave, para la concatenación de circunstancias aparentemente dispares. Vislumbra la carta robada cuando otros se quedan mirando el papel de la pared. Como un zahorí, capta la significativas profundidades que hay debajo de la superficie ya hace tiempo trillada. Detecta la grieta en el cristal, la nota falsa en el archivo, la encubierta presión de lo que ha sido falseado o silenciado. Se adhiere obstinadamente a lo que Blake llamaba “la santidad del detalle mínimo”, pero despliega a partir de él la inferencia generalizadora, que puede alterar el entero paisaje de nuestras percepciones históricas, literarias y sociales”.

Hasta aquí, George Steiner (París, 1929) festeja la erudición rara y vivificadora de Gershom Scholem. Pero el párrafo describe también a la perfección las cualidades espirituales y estilísticas del propio Steiner (1929), acaso el mejor crítico literario vivo. El Fondo de Cultura Económica rescató dieciocho artículos de un maestro de lecturas que, como pocos, representó al sabio por excelencia, al luchador en minoría, y ese genio centroeuropeo y judío que en tan gran medida ha determinado la cultura moderna. Los textos son magníficos. Retratan veinte años de trabajo fecundo en el periodismo norteamericano. Desmenuzan a Solzhenitsin, a Celine, a Grahan Greene, a Cioran, a Orwell, a Beckett y a Brecht. Con un minucioso talante rabínico, explican a Simone Weil, Bertrand Russell, Lévi-Strauss, Arthur Koestler y Noam Chomsky. Abordan a dos canallas eminentes del siglo XX: Anthony Blunt y Albert Speer. Rescatan de las fauces del olvido a Salvatore Satta, a Karl Kraus y a Elías Canetti. Quizás, el ensayo sobre Jorge Luis Borges (escrito en 1970) sea el más flojo de todos, en el sentido de que no aporta nada que ya no sepamos. Se equivoca, incluso, al describirlo como “el más original de los escritores angloestadounidenses”. Borges es intensamente argentino, ¡caray!. Otra equivocación es rebajar a Bioy Casares a la categoría de “estrecho colaborador” de J.L.B.

Pero siempre es una fiesta leer a Steiner. Es una escritura que provoca oleadas de júbilo, por la belleza de su estilo. Uno puedo sentir el peso físico y místico de los libros que lo han formado. Al fin y al cabo -como dice el propio Steiner- “escribir mal es un síntoma de erudición deficiente”. En esta recopilación, la finura de su antenas no se limita al arte, se extiende incluso a la política. Este diapasón de la conciencia lo escribió en 1978, cuando desde Sábato al Partido Comunista elogiaban aún al general Videla: “… la ubicuidad en Uruguay y Argentina de un grado de tortura y terror que iguala a cuanto se conoce de los matones de Stalin y la Gestapo”. Desde todo punto de vista, por ende, se trata de un libro muy recomendable.
Guillermo Belcore

Calificación: Excelente

PD: ¿Hace falta repetirlo? Este blog ha tomado como ideal a George Steiner, sobre todo en dos puntos: la crítica literaria es producto de una deuda de amor y el estilo es la única herramienta de que dispone el crítico para persuadir con sus razones.

4 comentarios:

  1. Querida Gaabriela:

    Es una noticia excelente. Lo disfrutaremos, seguramente.

    Un abrazo
    G.B.

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  2. Estoy leyendo Presencias reales, debo decir que por recomendación suya. Obviamente me queda ancho de pecho y espalda pero también es un placer.
    El capítulo 6 de la primer parte es extraordinario.
    Saludos

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  3. Querido Ericz:

    Vamos hombre, a un lector con su capacidad de análisis no le queda grande ninguna pilcha. Ignoro, amigo, si ha leído algo más de Steiner. Si me responde "no", le diré que ha comenzado por lo más ambicioso y complejo del maestro. Pero estoy seguro que lo disfrutará.

    Un abrazo

    G.B.

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