Editorial El Aleph. 926 páginas
La sentencia de Adorno hiere como un latigazo: "Después de Auschwitz no se pueden escribir poemas''. El horroroso siglo XX, en efecto, ha obligado a repensar la creación intelectual, y destruyó el sueño iluminista de progreso como consecuencia de la amplitud de la educación y la alta cultura. El civilizado pueblo alemán confinó a Primo Levi (Turín 1919-1987) en Auschwitz para asesinarlo como a millones de judíos europeos y a millones de miembros de otras minorías. Pero sobrevivió, pues aun en el infierno ocurren algunos milagros. Levi, químico de profesión, abrazó en la posguerra la literatura y, de alguna manera, refutó a Adorno. Tenía algo urgente que contar. Con sobriedad y precisión, esculpió un impresionante testimonio de su calvario en los campos de exterminio. Si esto es un hombre es un libro que ningún ser humano pensante debería ignorar. También escribió decenas de relatos; claro está, bajo la negra sombra del pesimismo. Su fe en el hombre había sido astillada. Por fortuna, un sello español ha decidido que a esa vasta producción no se la debe tragar el olvido.
El Aleph acaba de publicar los cuentos completos de un racionalista piadoso, paciente y corajudo. El volumen incluye, en realidad, cinco libros: Historias naturales (1966), Defectos de forma (1971), El sistema periódico (1975), Lilit y otros relatos (1971), Ultima Navidad de guerra (2000). El lector voraz quedar saciado. El inteligente, también. Todos los cuentos tienen algo de singular y, por ello, en general son interesantes, didácticos y profundos, aunque a veces se repitan un poco. Son el producto de una doble naturaleza, de la estupenda combinación entre un hombre de letras y un hombre de ciencia. El químico pesa y destila, mide y formula axiomas sobre pruebas evidentes y se esfuerza en hallar los por qué. No hay nada más vivificante que una hipótesis, sentencia.
Esa ambivalencia, Levi la representa con la figura del centauro. Hay un texto enigmático, justamente, que aborda a la figura mitológica. Quaestio de Centauris es una de las joyas del libro. Traquis -fruto de un yegua de Tesalia y de Cam, el hijo libertino de Noé- nos devela incluso cómo fue la Segunda Creación apenas concluido el Diluvio Universal.
Modelo de sabiduría
Escribir mal -sostiene George Steiner- implica falta de erudición. Primo Levi fue un modelo de sabiduría tanto libresca como existencial. Compuso relatos con hermosas palabras, correctas y en orden. Talló una prosa importante proclive a la especulación antropológica, al discurso ingenioso, a la discusión de buen tono, enemiga de toda exageración. Las referencias clásicas son habituales. En Trabajo creador y En el parque nos lleva de la mano al Parnaso donde moran los personajes de las grandes obras literarias. Allí, el cielo nunca es indiferente, tiene siempre en sí algo que lo hace digno de ser descripto. Otra fuente donde abrevó Levi es, como se dijo, la ciencia moderna, tanto pura como aplicada. Muchos años antes de Internet y de la dudosa realidad virtual, postuló que ``la tecnología endurece el cerebro como si estuviera recubierto por una enorme callosidad concebida para golpear las paredes, como un cuerno de rinoceronte, pero más romo y obtuso''.
Ese temor prometeico hacia la deshumanización (que en política conduce al totalitarismo), Levi lo plasma en divertidas parodias de la tecnocracia. Se vale del Sr. Simpson, representante en Italia de la corporación NATCA de Oklahoma que inventó una máquina para componer versos, otra para sacar copias perfectas de la esposa, una tercera para medir la belleza y finalmente el Torec, aparato demoníaco que proporciona experiencias perfectas de todo tipo mediante implantes en la piel y que conduce a la ruina a quienes se dejan tentar. Porque como bien dice Levi, "¿quién tiene la fuerza de voluntad necesaria para sustraerse a un buen espectáculo?''.
El aficionado a la ciencia ficción encontrará en las sátiras y en el humor por el absurdo un aire de familia con Stanislaw Lem, otro escritor judío que sobrevivió al Holocausto. El cuento jocoso, no obstante, suele tener en Levi un dejo de amargura y desazón. También la picaresca, inevitable en un autor italiano. Hay hebras de picaresca en El sistema periódico, una singular autobiografía, trufada con inteligentes observaciones históricas y sociológicas. Cada relato ha sido titulado con el nombre de un elemento de la Tabla de Mendeleiv. El argón, un gas noble o inerte, le sirve para evocar sus antepasados y para rescatar la Lassón Acódesh (lengua sagrada) de la judería del Piamonte. El zinc lo lleva a acuñar sentencias filosóficas, tipo "todos los seres humanos que ejercen funciones vicarias son interesantes". El cerio es la clave de su supervivencia en el Lager. El vanadio le permite reencontrarse con un ingeniero alemán que se mostró vagamente compasivo en Auschwitz.
Hay un tema recurrente. La convicción de que el género humano tiene defectos de forma. El sexto día es una magnífica puesta en escena en la que Arimón, Ormuz y expertos en economía, psicología, mecánica, química y termodinámica planifican una nueva criatura llamada Hombre, conocedor del bien y del mal. Pero el Gran Director desoye los consejos y con arcilla, agua de río, y no se sabe bien qué tipo de aliento, crea una bestia no demasiado diferente del mono. Que somos una creación infame se manifiesta también en Hombres de negocios, donde se imagina una empresa alienígena especializada en colocar almas en cuerpos terrícolas. Y en El forjador de sí mismo, diario de nuestra evolución anatómica.
Desde el averno
Además de la ciencia y la erudición, el tercer manantial que nutre el libro son las experiencias personales del autor, en particular el paso por el infierno que crearon los nazis para todos aquellas personas a quienes catalogaban como sabandijas. Levi escribió: "A veces, pero sólo en lo que concierne a Auschwitz, yo siento que soy el hermano de Ireneo Funes, el memorioso que creó Borges, el hombre que recordaba cada hoja de cada rbol que había visto''. Es verdad. La capacidad para el detalle es asombrosa. El genial italiano ha revelado no sólo estrategias de supervivencia en el campo de concentración, también rindió un postrero homenaje a algunos compañeros de cautiverio y hasta se dio maña para injertar alguna fábula pía, de "agudeza temeraria y de tristeza incurable'' (Lilit). ¡Qué gran escritor, por Dios!
Primo Levi murió a los 67 años. Se arrojó desde una escalera en 1987, aunque algunos amigos -e incluso una biografía- han cuestionado el veredicto del suicidio. En Hacia Occidente, se conjetura que tanto en los hombres como en los lemingos (roedores del Artico que se inmolan en masa) la voluntad de vivir se suele enfermar o atrofiarse, suele ser herida o quedar amputada.
Guillermo Belcore
Este artículo fue publicado por el diario La Prensa el domingo 21 de marzo.
PD: He tratado de homenajear este libro en el programa radial Fuera de agenda de Jairo Straccia y Alejandro Ansaldi. Se puede escuchar aquí.
Guillermo, quería hacerte una pregunta. Ha salido recientemente "Trilogía de Auschwitz" que reune "Si esto es un hombre", "La tregua" y "Los hundidos y los salvados". ¿Vale la pena el volumen?. No lei nada de Primo Levi.
ResponderEliminarGracias. Abrazo.
Querido Santi:
ResponderEliminarYo pienso que es un libro imprescindible del siglo XX. En este blog está la reseña de la obra. Lo siento, pero aún no he logrado aprender cómo hacer un link en un comentario.
G.B.
MUY BUENA NOTA. PRIMO LEVI ES UN ESCRITOR IMPRESCINDIBLE, SIN DUDAS. EL RECHAZO AL QUE ES DIFERENTE (JUDÍO, EN SU CASO) LO VIVIMOS LOS SUDACAS EN EUROPA Y, ACTUALMENTE, LOS AFRICANOS QUE HUYEN COTIDIANAMENTE DE SUS PAÍSES Y EUROPA LES NIEGA ASILO.
ResponderEliminarADRIANA MASTALLI SOSA