Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara. Novela histórica, 727 páginas. Edición 2010.
Arturo Pérez-Reverte -el periodista que renovó el género de aventuras y ganó un escaño en la Real Academia de la Lengua- se ha embarcado en otra espléndida travesía: novelar hitos del Bicentenario. Tras la batalla de Trafalgar y el alzamiento de Madrid, le hincó el diente a otro episodio de las guerras napoleónicas. Desmenuzó el sitio de Cádiz en 1811, corazón de la España patriota e insurrecta, campo de batalla entre reformistas y reaccionarios, enclave mercantil especialmente beneficiado por la explotación de América. La reconstrucción histórica y lingüística es magnífica; los personajes, por lo general, son concluyentes, aunque más de uno suene anacrónico (¿un traidor por razones ideológicas?, ¿un Marlowe de los mares?). La trama incluye encontronazos memorables, pero con el correr de las páginas abruma por su pesadez. El gran malabarista arrojó demasiados platos al aire y algunos se le resbalaron y se hicieron añicos en el piso.
Pérez-Reverte, en efecto, peca de ambicioso. Embutió a mazazos un misterio policial en una novela histórica con denuncia social, y le añadió romanticismo ñoño. Imaginó que, mientras llueven las bombas francesas sobre Cádiz, aparecen muchachitas con la espalda abierta a latigazos hasta dejar al aire los huesos. El corrupto y brutal Rogelio Tizón, comisario de Barrios, Vagos y Transeúntes, sale a la caza del homicida serial. Como siempre, la truculencia delata un déficit de invención.
Afanoso por enseñar historia, el detallismo aquí se degrada en verborrea. Tan feo como el didactismo, es la redundancia. Los párrafos suelen están hinchados con aclaraciones que estropean el ritmo de la prosa. Se busca, quizás, ser legible incluso para el más zopenco de los lectores. Demagogia artística es otro enemigo mortal de la calidad. Pero el mamotreto tiene también virtudes que perforan el tedio (puede que el tema sólo resulte interesante a los españoles). Pérez-Reverte, como dijimos, cuenta con un oído extraordinario para captar el habla, y es un gran narrador de acciones bélicas, especialmente las que transcurren sobre un barco. “El mar y la vida son muy perros”, sentencia el corsario Pepe Lobo, el héroe trágico que condensa todas las cualidades de aquello que el autor considera un hombre de verdad: integridad, coraje, cinismo, inteligencia para reconocer a un semejante por “cómo mira y cómo calla, y a un pájaro por la cagada”.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario la Prensa.
Calificación: Regular
La otra campana: Bien, aquí he perdido la virginidad. Primera novela de Pérez-Reverte que, en verdad, me aburrió soberanamente, al punto de saltearme páginas enteras. Los periodistas españoles en cambio se deshicieron en elogios. Prefiero ignorar por una vez a El País que esta en manos del mismo grupo empresario que controla editorial Alfaguara, pero también los comentaristas del ABC y El Periódico de Cataluña se han postrado de hinojos.
En las entrevistas que le hacen, Perez-Reverte parece un hombre tan interesante y de mundo, que es decepcionante leer críticas desalentadoras como estas, sobre todo de un mamotreto de 700 páginas! Ahora ya no me animo a perder el tiempo leyéndolo. Sin embargo, usted señor Belcore, siempre aplaude las novelas largas y abundantes, qué raro que no le gustó.
ResponderEliminarEsperando, ansioso, su comentario de Contraluz. Algo en "fuera de agenda" como aperitivo no está mal, pero falta el plato principal.
ResponderEliminarQuerido Guillermo, leo a Pérez Reverte en xl semanal de España con gusto cuando no se pone pesado con la política. La unica novela que leí de él fué El pintor de batallas y me pareció buena. Coincido con usted en todo el comentario.
ResponderEliminarMaría del Carmen Castro
Estimado Angel:
ResponderEliminarVoy por la página trescientas. Me faltan mil. Me han encomendado la reseña en La Prensa, pero estoy leyendo sin prisas. Un juicio ahora pecaría de incompleto, pero si todo sigue como hasta ahora, he tropezado con la Gran Novela del Año (e incluso más).
Gracias por su interés
G.B.
Coincido con tu comentario. A mi también se me hizo muy larga. Y me sabe mal porque el amigo Pérez-Reverte me gusta. Pero esta vez se ha pasado.
ResponderEliminarTe dejo un enlace a mi comentario por si te puede interesar.
http://golem-librosycomentarios.blogspot.com/2010/08/el-asedio-de-arturo-perez-reverte.html
Un saludo
Si usted cree que Reverte es un hombre de mundo, definitivamente debería viajar más a menudo (...).
ResponderEliminarSi sus novelas se parecen a sus artículos no vale la pena ni leer el título: no sólo peca de un egocentrismo brutal, sino que se dedica a descalificar sin conocimiento, sólo para crear controversia, sólo para vender. Me mata ver que en este país se aprecia a semejante cantamañanas, incapaz de escribir algo interesante (buenísmo el artículo sobre su sombrero de panamá, vamos, ufff Larra estaría encantado).........
Llegué tarde a los comentarios…los publicados datan del 2010 y estamos en 2015…pero voy a opinar…
ResponderEliminarA) Al Sr. Pérez-Reverte le gusta escribir; y en su novela “El club Dumas” hace un comentario acerca de lo que el escritor tiene que hacer (escribir) para completar una novela que tenga más de 500 páginas…por este afán de escribir “porque le da la gana” (y aun así lo hace bastante bien) es que hasta sus “errores” son ingeniosos y no creo que se degrade en verborrea
B) Me gustó como “conectó” al Neptuno, de cabo Trafalgar; en esta historia de El asedio cuando narra el evento del desfile en la Cádiz de 1811 donde se celebra la expedición de la nueva constitución…y detalla la presencia del nuevo gobernador de la ciudad: Don Cayetano Valdés “serio, flaco, erguido…el hombre que comandó a ‘El Neptuno’ en Trafalgar”
C) Y finalizo “ensalzando” la conexión que hace Pérez-Reverte entre sus escritos (que NO son pocos) cuando conecta aquello de “al pájaro se le conoce por la cagada” de la nota periodística “Esa gentuza” (donde pone como lazo de cochino a los diputados del congreso Español solo por “desahogarse dándole gusto a la tecla) con esta historia de El asedio: cuando el capitán corsario Lobo advierte en el comisario Tizón actitud de desquite y revancha futura…”acostumbrado a conocer a los hombres por cómo miran, cómo callan y al pájaro por la cagada”