Del Nuevo Extremo. Ensayo sobre arte y literatura. 485 páginas. Precio aproximado: 150 pesos.
“La literatura, la literatura de verdad, no hay que deglutirla de un trago como un potingue que pueda ser bueno para el corazón o bueno para el cerebro; el cerebro ese estómago del alma. La literatura hay que aferrarla y hacerla pedazos, deshacerla, machacarla; entonces se olerá su grato olor en el hueco de la mano, se masticará y volteará sobre la lengua con deleite; entonces, y sólo entonces, se apreciará su raro sabor en la justa medida, y las partes rotas y trituradas volverán a reunirse en el espíritu y revelarán la belleza de esa unidad a la que el lector ha aportado un poco de su sangre”.
Vladimir Nabokov
Vladimir Nabokov
Antes de que la diosa Fortuna lo besara en los labios (Lolita mediante), Vladimir Nabokov se ganaba el pan en su exilio estadounidense como profesor universitario, no sin disgusto. Aquellas lecciones memorables en Wellesley y Cornell -gracias al Cielo- no han sido tragadas por el olvido. Dieron lugar a tres libros que un sello español juzga oportuno reimprimir. El amante del buen arte literario y el aficionado a la crítica sublime, aquélla que se funda en el gusto y la emoción, sabrá disfrutar un auténtico tesoro.
El presente volumen se ciñe a la edad de oro de la narrativa rusa; es decir, desde Gogol hasta Gorki, deteniéndose particularmente en Tolstoi y Chejov. La fórmula nabokiana es perfecta: da una biografía sencilla seguida de una explicación somera de las restantes obras del autor y de ahí pasa a un examen detenido de la obra importante que desea estudiar, como Padres e hijos de Turguéniev. Es frecuente el recurso de la cita y la pesquisa de los procedimientos. Se trata de crear una comprensión basada en el deleite atento y perspicaz y no en esas teorías provenientes de la sociología o de la política, las que a juicio de Nabokov son totalmente áridas. Los textos no carecen, por cierto, de ese punto de capricho inteligente, sin el cual la crítica está muerta, pero que no debe ser confundido con el efectismo vano de ciertos intelectuales que a pesar de leer mal -o de no leer en absoluto- se emperran en escribir en los diarios (¡e incluso publicar libros!). Así tritura Nabokov a Dostoievski: “Parece haber sido escogido por el hado de las letras rusas para ser el mayor dramaturgo de Rusia, pero erró el camino y escribió novelas”.
El volumen se enriquece con tres magníficas reflexiones: El arte de traducir, Filisteos y filisteísmo, y Escritores, censores y lectores rusos. En este último texto, se cavila sobre un hecho singular: mientras el zarismo -un despotismo podrido y anacrónico- fue capaz de engendrar media docena de grandes maestros de la prosa, el bolchevismo, teóricamente un sistema más moderno, sólo generó hasta los años sesenta toneladas de basura, con la excepción de algunos poetas o cronistas. El aniquilador del talento es, ¡cómo no!, el Estado. “En Rusia antes del régimen soviético existían, sí, restricciones y censura pero no se daban órdenes a los artistas. Aquellos escritores, compositores y pintores del siglo XIX sabían perfectamente que vivían en un país de opresión y esclavitud, pero tenían la inmensa ventaja sobre sus nietos de la Rusia moderna de no verse obligados a decir que no había opresión, que no había esclavitud”, dispara Nabokov. Desde Lenin y Trotsky a Hitler y Franco, de Fidel Castro al general Videla (¿Perón no?) nada más estéril, conservador y burgués que las dictaduras y los servidores de las masas.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.
Calificación: Excelente
PD: Hace unos meses había pedido en mi columna en Eterna Cadencia la reimpresión de este libro. Pero uno debe tener cuidado con lo que pide: el precio del libro es asesino, no digo que no lo valga, pero la inflación hace estragos en mi bolsillo.
Las opiniones de Nabokov sobre otros autores son tan malévolas como inteligentes. A Dostoievski lo machaca, aunque se dice que obedece a un juego de ocultamiento porque en realidad es más lo que tienen en común que al revés. Además de los cursos de N, la editorial Taurus publicó un libro muy interesante en el que el propio N recopila entrevistas que le hicieron, bajo el título Opiniones contundentes. Es curioso que a pesar de la cita que haces en tu blog que presupone un respeto de Nabokov por la crítica, lo cierto es que no toleraba el más mínimo comentario que supusiera un atisbo de crítica negativa a su obra. Un saludo Guillermo.
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