Bernard Beckett
Salamandra. Novela de ciencia ficción, 158 páginas. Edición 2010.
La vida se ha inventado varias veces sobre la Tierra. El mundo del silicio, el mundo del carbono, el mundo de la mente... Solemos creer que los humanos hemos creado las ideas, pero nada podría estar más lejos de la verdad. La Idea es un parásito, entra en el cerebro desde el exterior, cambia los muebles de sitio para adaptarlo a sus gustos. Encuentra otras Ideas que ya viven all¡ y pelea con ellas o establece alianzas. Y entonces siempre que se presenta una oportunidad, la Idea envía a sus tropas de asalto en busca de nuevos cerebros que infectar... en la jungla, sólo sobreviven las Ideas más fuertes.
Hasta aquí, la singular hipótesis que nutre este libro fantástico proveniente de la remota y civilizada Nueva Zelanda, obra que la industrial editorial ha decidido convertir en otro best seller global. La novelita se lee a lo sumo en dos días, su prosa es sencillísima, tiene cierta intriga, y hay algunos conceptos filosóficos en juego, ¡pero atención, amigos!: no es más que una seductora novela de ciencia ficción, bien por debajo de los clásicos del género.
Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.
PD: Al fin, algo de ciencia ficción contemporánea. Creo que es un libro ideal para regalar a un adolescente avispado. Me parece que algo le debe a la saga Terminator.
Estimado G.B.
ResponderEliminarNos falta su nota!! ¿O me va a decir que a partir de hoy no la pone más? (que no se mal entienda, por favor)
Un abrazo, P.
Querido P:
ResponderEliminarEs verdad, falta la calificación. Ocurre que no he logrado ponerme de acuerdo conmigo mismo. ¿Es buen libro o uno regular? La literatura de género -en este caso ciencia ficción- trae estas dificultades. Si lo juzgamos según los parámetros del género, se trata de una obra aceptable con un interesante juego de ideas, un final asombroso y cierta originalidad. Pero sólo se recomendaría al amante del género o a un adolescente con inquietudes.
Más quisieran algunos escribidores que los lectores no les califiquemos nunca las obras. Pero yo moriré con las botas puestas. Severo examinador de procedimientos (y nada más que eso) seguiré cerrando cada comentario con un excelente, un muy bueno, un bueno, un regular o un malo. Al menos, mientras este blog siga existiendo. De paso le confieso que cada día tengo más fiaca. Es la famosa ley económica de los rendimientos decrecientes. Vale para todo, desde el matrimonio hasta los blogs de crítica literaria.
Le retribuyo el abrazo
G.B.
Confieso que copié de este blog la costumbre de calificar. Es un resumen que ayuda a todos.
ResponderEliminarEstimado, la economía no es lo suyo. La fiaca es una cosa y la ley de rendimiento decreciente, otra.
saludos
Estimado Ericz:
ResponderEliminarUsted tiene razón pero ha tocado, sin querer, un tema muy sensible. Desde hace trece años soy editor de Economía en La Prensa. Espero que las autoridades del diario no lean su comentario.
Un abrazo
G.B.