Proyecto Diez Mil Cuentos
Argumento número seis
El Polizón
Julian Barnes (Leicester, 1946) Una historia del mundo en diez capítulos y medio. Anagrama. Edición 1996.
¿Qué diantres ocurrió en el Arca de Noe? ¿Cuál es la verdadera historia del Diluvio Universal? Bien, aquí tenemos el relato de un testigo directo, que ingresó de contrabando en una tabla que acarreaba un despreocupado carpintero. Habla la termita. Al parecer, Noé no es el hombre que pintan las Escrituras. Era un viejo bribón con un problema grave de alcoholismo que estaba en su séptimo siglo de vida. No era una buena persona, era un monstruo, un patriarca engreído que se pasaba la mitad del día arrastrándose ante su Dios y la otra mitad desquitándose con las bestias. Tenía una vara resinosa con la que… bueno, algunos animales llevan las rayas todavía. No pueden imaginarse de cuánta riqueza de vida silvestre nos privó Noé. Liquidó aproximadamente un tercio de las especies que le habían sido confiadas. Su obsesión por la pureza lo condujo a exterminar a los híbridos, por lo que el mundo perdió al simurg, al grifo, al basilisco y a cientos más. Mató al unicornio por celos. Perdió el buque hospital. Con todo, el peor desastre durante la travesía de cinco años fue la desaparición de Varadi, el mejor de los hijos de Noé, con su nave y un quinto de los animales que embarcaron. Acaso, la tragedia fue intencional. Una lástima porque los genes de Varadi hubieran mejorado mucho a los humanos. En el arca los animales estaban perplejos y nunca lograron resolver el enigma de por qué Dios había elegido al hombre como protegido Suyo, prefiriéndolo a otros candidatos más obvios. Hasta el gorila le hubiese sido más leal.
PD: Sábado a la noche. Después de una jornada de trabajo extenuante, nervios por el decepcionante debut de Vélez en el Torneo Apertura y una buena cena en El Fuelle, me fui a la cama con este espléndido cuento de treinta páginas. Barnes es el epítome de aquellas virtudes que consideramos tipicamente británicas: elegancia, buen gusto, ironía delicada, un finísimo sentido del humor.
Estoy encantando con este apasionante plan de relectura. Releer es como volver a encontrarse con un antiguo amor (para eso sirve el Facebook). En un blog de gente amiga, el copetista tachó de “descabellado” el Proyecto Diez Mil Cuentos. Quizás no me he explicado bien. ¿Hace falta decir que el número final es lo de menos? Registrar por escrito los argumentos que me han fascinado, trasmitir experiencias de lecturas a los amigos, concederme el placer de la relectura para disfrutar sobre un texto sublime tanto lo conocido (y olvidado) como lo nuevo que genera una asimilación más experimentada son en definitiva los propósitos de este juego intelectual que, acaso, sólo podrán entender los que sean capaces de enamorarse o sientan el llamado furor del coleccionista. Yo admiro a los proyectos “descabellados” como comentar todos los partidos de la Copa América y del campeonato local o atesorar magníficas mujeres que leen. En la Historia nada se hizo sin pasión, escribió Hegel.
Entonces sería "proyecto de mil al cuete"...
ResponderEliminarSiga así, que descubro más que en la biblioteca de mi barrio.
pero que es esa historia de Noe? jajjaa me ha gustado mas que la que conocía :)
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