Elisabeth Roudinesco
Libros del Zorzal. Ensayo de filosofía, 125 páginas. Edición 2011.
Los medios de comunicación -sobre todo los diarios; en especial, los suplementos de cultura- suelen entronizar a grandes nulidades. Pensadores de moda, escandalosos, irreverentes, refutadores paripatéticos de los saberes oficiales, a quienes no les da la talla más que para danzar sobre la superficie de las cosas (la metáfora es de Nietzsche). El francés Michel Onfray, paladín del ateísmo posmo, pertenece a esta casta superflua y populista asegura el ensayito que Elisabeth Roudinesco, en colaboración con otros cuatro catedráticos, lanzó al ruedo para descalificar un libro de Onfray: El crepúsculo de un ídolo. La fabulación freudiana. ¿Libro dije? Para Roudinesco se trata más bien de "un líbelo delirante y maniqueo", una tentativa de "hacer daño"."Nuestra época de crisis aguda se traduce en un profundo deseo de historia. Sacando provecho de esa desorientación, los alborotadores menos escrupulosos pueden erigirse en visionarios y servirse de cualquier recurso gracias a la complicidad interesada de los medios. (…) Autores confortablemente ubicados en las cabeceras de las góndolas, pero que representan un verdadero peligro desde el punto de vista de la transmisión del saber".Guillaume Mazeau
Para quien no lo conozca, Onfray es retratado como un pensador extravagante
que pretende formar parte de izquierda francesa, quien en su Tratado de
Ateología opone a los tres grandes monoteísmos, "centros del odio y la
destrucción", una "humanidad atea preocupada por el advenimiento de un mundo
higienista, paradisíaco, hedonista: la cual estaría dirigida por un dios solar y
pagano, completamente investido por la pulsión de vida y cuyo representante
sería el propio Onfray, quien tendría por misión inculcar a sus discípulos la
mejor manera de gozar de sus cuerpos y del cuerpo de sus vecinos: a través de la
masturbación".
Pero no es éste el disparate que a Roudinesco y sus colegas le interesa
descalabrar, sino las mediáticas y festejadas ocurrencias de Onfray de que Freud
es una fuente de pulsión de muerte, y de odio al padre y adoración de la madre
(para seducirla mejor sexualmente), y de que la esencia del psicoanálisis nos es más un
puro y simple relato autobiográfico de un fundador depravado.
El contraensayo no sólo destaca la falta de rigor científico, la ausencia de
fuentes, la arbitrariedad, y los aberraciones metodológicas del pensamiento de
Onfray como el llamado principio de la prefiguración que sostiene que "todo ya
está en todo incluso antes de ocurra un acontecimiento" (Kant es un precursor de
Eichmann, por ejemplo). ¡También somete al apóstol del placer solar a un
análisis psicológico! (parece que de niño fue víctima de "malvados sacerdotes
salesianos").
Como bonus track, el libro trae un capítulo de Roudinesco que desbarata un
rumor famoso: "la relación de Freud con su cuñada", la que la hiel de Onfray (no
fue el primero) presenta como una monstruosidad familiar. Me ha resultado muy
interesante también, acaso por el peculiar momento que atraviesa la cultura
argentina, la denuncia del profesor Guillaume Mazeau sobre "la ruptura del
contrato de verdad". Por lo demás, provoca un gran placer estético (y una gran
envidia) la forma en que los franceses eminentes procesan sus polémicas
intelectuales: la falta de elegancia en la expresión se considera un pecado
imperdonable.
Volvamos al título. ¿Por qué tanto odio? En efecto, las enseñanzas, tropos,
diagnósticos y terapias que Freud enseñó al mundo son detestados parejamente por
nazis, marxistas puros y duros, católicos de misa diaria, antisemitas de toda
laya, positivistas a lo Mario Bunge y charlatanes mediáticos como Onfray. Cito a
Roudinesco, insigne historiadora: "La historia del odio a
Freud es tan antigua como el odio al psicoanálisis. No se toca impunemente el
sexo, el secreto de la intimidad, los asuntos de familia, la pulsión de muerte y
la barbarie de los regímenes que esclavizan a las mujeres, los homosexuales, los
marginados, los anormales, sin tener que pagar un costo".
Guillermo Belcore
Calificación: Bueno
PD: Desde mi punto de vista, Roudinesco es una pensadora esencial, en cuanto
que reivindica y encarna la tradición ilustrada contra los ataques premodernos y
posmodernos contra la Modernidad sólida.
El ateo póstumo está en contra de... Onfrey es sólo cínico...
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