Juan Carlos Onetti
Eterna Cadencia. 347 páginas. Edición 2012. Prólogo de Juan José Saer
Las jerarquías literarias existen y son importantes. Por eso no es descabellado sostener que Juan Carlos Onetti (Montevideo 1909-1994) fue el mejor novelista que ha generado el Río de la Plata y sus afluentes. Puede que algún texto de Saer, de Di Benedetto, de Wernicke, de Sara Gallardo haya pisado esas cumbres de excelencia que sólo él, en este rincón del mundo, ha logrado escalar. Pero el gran demiurgo Onetti ostenta el mérito de haber creado un cosmos singularísimo, cuyas criaturas desahuciadas corroboran que existen mil maneras distintas de fracasar y que la desesperanza es infinita. Fue nuestro Faulkner. Y ojala, así se lo recuerde.
Por tanto, siempre es una noticia formidable la reimpresión. Un sello nacional acerca ahora sus novelas breves, aunque llamar novela a algunos de los excelentes relatos que encierra el volumen obliga a un considerable esfuerzo conceptual. Obviamente, el rótulo importa un comino en este caso. Cuando uno se halla ante una escritura de primera no queda otra actitud que abandonarse al goce de la lectura.
El libro incluye siete textos desde el primerizo El pozo (1937) hasta el setentista La muerte y la niña. La calidad es pareja (otro de los atributos del uruguayo). Hay combinaciones de palabras perfectas (me encanto ésta: “toques de gracia marchita“). El conjunto, usando las propias palabras del escritor, es “como un universo saliendo del fondo negro de un sombrero de copa”. Para no abusar del tiempo del lector, describiré las dos primeras gemas:
1) El pozo
Eladio Linancero, periodista divorciado, a quien ya nada le importa la miseria, ni la comodidad, ni la belleza de las cosas, siente la compulsión de escribir sus desgracias. Es un pobre hombre que por las noches se vuelve hacia la sombras de la pared para pensar cosas disparatadas y fantásticas. Vive en una pensión de mala muerte; comparte pieza con el cretino militante Lázaro. Es posible que no se haya escrito una refutación más certera del Partido Comunista que la que esboza Eladio. No ha perdido un gramo de vigencia. Se nos recuerda que “los pensamientos de la gente que medita poco -y sobre todo que no divaga- tienen mayor fuerza de realidad”.
2) Los adioses
¿Es ésta la versión criolla de La Montaña Mágica, tan encantadora como sórdida? Hasta un hotel-sanatorio de las sierras llega un ex jugador de basquetbol, una estrella del deporte al que la tuberculosis está liquidando. El bolichero, el narrador, adivina con solo verlo que el hombre no tiene voluntad de curarse. Llegan dos mujeres para atenderlo. La gente idiota murmura. El final da un giro inesperado. No puedo sino compartir la aversión del escritor hacia la locura estúpida (pero tolerable) de las fiestas de fin de año. No puedo sino encontrar algo de consuelo en este pensamiento filoso que absuelve al Destino: “las desgracias no importan, sólo sirven para marcar fechas, para separar y hacer inteligibles los principios y los finales de las numerosas vivas que atravesamos y existimos”.
Estos dos textos justifican el atesoramiento del libro. Piénsese que hay cinco más de similar hondura.
Guillermo Belcore
La adjetivación de Onetti desnuda verdades impensadas. Hoy venía leyendo en el colectivo Para esta noche. Leo "juventud suntuosa". ¿A quién se le iba a ocurrir?
ResponderEliminarLos adioses es una nouvelle magnífica. Mario Levrero la comparó con "Idilio en el desierto", de Faulkner. Algún que otro amigo y también yo opinamos que acá Onetti sale ganando. Saludos.
Estimado Verónica:
ResponderEliminarCelebro poder compartir con usted el mismo agrado. Para eso hice este blog, para encontrar cómplices. Esas sorprendentes combinación semánticas de Onetti causan un doble efecto: asombro en un primer momento; para dar lugar enseguida al descubrimiento que la combinación es justísima, allí estuvo siempre delante de nuestro ojos y no acertábamos a ver el adjetivo imprescindible.
No leí 'Idilio en el desierto', pero le creo. Onetti siempre sale ganando, he llegado a pensar.
Un abrazo, gracias por escribir
G.B.
dejemonos de juegos: ¿quien es para usted el mas grande novelista de latinoamerica? para mi esta entre Vargas llosa y Onetti. el primero tiene 4 o 5 obras maestras y el segundo es el padre de la novela moderna latinoamericana
ResponderEliminarun saludo
Vaya amigo, me pone usted entre la espada o la pared. ¿Onetti o Vargas Llosa es el más grande del subcontinente? Hum...... (ocho horas después, cri, cri, cri).... lo siento no consigo decidirme. Son los dos reyes de la novela latinoamericana. Una diarquía, como Esparta.
ResponderEliminarUn abrazo BuenLector, gracias por obligarme a pensar
G.B.