J. K. Rowling
Salamandra. Novela, 603 páginas. Edición 2012
Imagine que tiene cientos de millones de dólares en el banco; ha inventado algo que le ha asegurado no sólo fortuna, sino también inmortalidad. Su país le ha concedido la máxima condecoración y sus conciudadanos lo adoran. En realidad, millones de personas en todo el mundo le están agradecidos (ha conseguido que sus hijos lean). Con toda prudencia, usted se ha retirado a una edad temprana. O al menos eso pensábamos. ¿Se arriesgaría a salir de su refugio dorado con un producto nuevo para someterse, otra vez, al arbitrio de la veleidosa opinión pública y de los críticos, ese hatajo de lobos hambrientos? ¿Sí? Bueno, la señora Rowling lo ha hecho. ¡Tres hurras por la audacia! Su primera novela para adultos es una lectura amena, conmovedora por momentos, divertida en general, pero, claro, no es nada del otro mundo.
El libro nos lleva a Pagford, típico pueblito inglés, bastión de los conservadores desde la década del cincuenta. La muerte de un concejal revela que detrás del cuadro idílico hierve un caldero de brujas. Estupidez, mezquindad, desamor, egoísmo, infelicidad, hijos contra padres (y viceversa), bullying, esnobismo, ausencia absoluta de compasión. ¿En qué se ha convertido la próspera sociedad contemporánea?, nos plantea Rowling. La lucha por la imprevista vacante política, las disputas familiares y el intento de los tradicionalistas de quitarse de encima tanto un barrio marginal (tipo Fuerte Apache) como la asistencia a los drogadictos son los tres ejes narrativos. Hay escenas con tremenda fuerza dramática, caso una violación, la muerte de un bebé, heridas autoinfligidas, palizas en la santidad del hogar. También hay escenas cómicas.
La prosa no es bella pero es eficaz. Rowling pertenece a la estirpe más simplona de los narradores, a la que no hay que exigirle estilo, preciosismo, forma en general. Ni siquiera pídanle profundidad psicológica. Ella ofrece una teleserie (de hecho la BBC ya compró los derechos), un realismo maniqueo, denuncia social. Ha querido escribir, acaso, bajo la sombra de Dickens. Las seiscientas páginas son placenteras e incluyen pasajes inspiradores. ¿En qué has convertido tu vida?, nos refriega en la cara, con modales ingleses, obvio.
Guillermo Belcore
Una versión más corta se publicó en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa de este fin de semana
Calificación: Buena
PD: La novela, por lo que he visto, se ha convertido en una suerte de parteaguas, una divisora de opiniones. Las críticas van desde el entusiasmo más bobo hasta el repudio sin paliativos. ¿Qué esperaban? ¿A Joyce, a Kafka? Hablemos claro: Una vacante imprevista es entretenida y digna pero no ingresará -me parece- en el Parnaso de la Alta Literatura. Por lo demás, creo que a la señora Rowling se la golpea sin piedad por cuestiones que nada tienen que ver con sus méritos o deméritos literarios. Es un blanco fácil. Queda bien repudiarla. ¡Envidia, cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Me encantaría que el diarismo mostrara el mismo rigor estético con los amigotes plumíferos, o los amigos de los amigos.
PD II: El País de Madrid ofrece leer el primer capítulo. Pinche aquí: http://cultura.elpais.com/cultura/2012/12/19/actualidad/1355929050_361327.html
me asombra sobremanera la semejanza entre bustos domecq y usted. Lo extraño era que el primero era una fantástica burla a la pomposidad vacía de ciertos escribidores, mientras que en usted es su respiración intelectual. ¿Piensa frases hechas y simples las 24 horas o solo para escribir sandeces aquí? queda hecha la pregunta.
ResponderEliminarpd: seguiré leyéndolo, ya que me es sumamente gracioso y ejemplificador hacerlo. le doy una idea de titulo : de como nunca aprendí a escribir.