“Construye la estrategia de tu vida, sobre el supuesto de la animosidad del prójimo”.Eduard Limonov
¿Es muy pronto para elegir el libro del año? Obvio. Este blog quiere señalar entonces la Gran Obra del Primer Cuatrimestre: Limónov de Emmanuel Carrère (editorial Anagrama, 397 páginas) merece largamente la corona de laurel. Nadie que se interese de verdad por la historia contemporánea de la áspera y atrayente Rusia puede ignorarla.
Después de que sea publicada en el diario La Prensa (domingo 11 de mayo), subiré la larga reseña que, gracias a Dios, me han encomendado. Baste por ahora anticipar algunos de los rasgos destacados de este libro cautivante de la primera a la última página. En primer lugar, es un ejemplo palmario de la maravillosa plasticidad de aquella forma literaria, relativamente moderna, que conocemos con el nombre de ‘novela’. Una biografía novelada es también novela. ¿No ficción? Yo creo que no. La imaginación cubre los huecos que deja la falta de información o va seleccionando los datos disponibles, unos en detrimento de otros. La verosimilitud es lo que cuenta en estos casos (¿Qué es la verdad, en todo caso?). Carrère hizo un trabajo formidable para vendernos a Eduard Limónov (foto) un escritor rabioso de segunda línea (y agitador político), cuya vida novelesca -en el sentido nietzscheano- “ha arrostado el riesgo de participar en la historia“. Una existencia aventurera que hace soñar a todos los chicos románticos de veinte años: “Ha querido vivir como un héroe y ha vivido como héroe”. La punkitud en toda su esplendor. Un raro protofascismo (a lo eslavo) que se puso siempre del lado de las minorías, excepto en los Balcanes. Interesante, ¿verdad?
En segundo lugar, el tema de fondo. La Rusia eterna y profunda, latiendo moribunda o vigorosa por debajo del ropaje soviético y postcomunista. Hay decenas de personajes seductores de carne y hueso, protagonistas de la sección Internacionales de los diarios. ¿Quieres nombres? Joseph Brodsky, Radovan Karadzic, Mijail Gorbachev, Vladimir Putin.
Tercero, el estilo. Es un libro bien escrito; la sensatez y perspicacia de Carrère corre pareja a su destreza narrativa. Naturalmente, usa técnicas y triquiñuelas de novelista. Me ha llamado la atención, entre otras cosas, la sintaxis. Hay muchas frases que siento la tentación de definirlas como de "construcción perfectas, si es que la perfección fuese posible en literatura. En resumen, una obra imperdible, si es que te interesan, claro, todas estas cosas fascinantes.
Guillermo Belcore
Quem é vivo sempre aparece!!!
ResponderEliminarDe vez em quanto eu estou dando uma volta pelo seu blog,para saber das boas novas literarias e sempre encontro-me com alguma coisa nova,que lógicamente no país Tupiniquím nóa chega nunca né.
Um abraco bem forte para vocé
Soraia