domingo, 4 de agosto de 2013

Marxismo y crítica literaria

Terry Eagleton

Paidós. 163 páginas, Edición 2013. Ensayo sobre literatura y arte.

Olvídese por un segundo de los millones de muertos y otras aberraciones que la idea ha provocado en la Historia. Vayamos a la teoría. El marxismo adolece de una falla primordial: la pretensión científica. Verbigracia, la premisa “la transformación de la forma refleja un cambio ideológico” tiene para el dogmatismo colorado el mismo valor de verdad que el teorema de Tales. Esto, a pesar de que sus conclusiones aceradas no provienen de una base tan estable como las matemáticas sino de un elemento mucho más precario, provisional y engañoso: el lenguaje. Así todo, marxistas como el riguroso Terry Eagleton (Gran Bretaña, 1943) sostienen que se puede y se debe emprender un “método científico de crítica literaria”: explicar la obra en términos de la estructura ideológica de la que forma parte, que a su vez se transforma por el tratamiento artístico que la obra hace sobre ella.

Sofisticado y atrayente, ¿verdad? Útil, también, para que las antiguallas y esos chicos que pugnan por un lugar bajo el sol se destaquen en la manada. Es como la cresta que ostentaban ciertos dinosaurios. Pero hay un problema. Cuando relumbra, el análisis marxista nunca lo hace por la idea en sí sino por el genio individual del comentarista, un concepto aborrecido por rojos y deconstructivistas. El resto es de una desesperante monotonía.

Volvamos al libro. Se ha creído oportuno exhumar un ensayo publicado en 1976 que el prólogo enmarca en la tradición de “la crítica de la crítica”. En verdad, el señor Eagleton, polígrafo de las más exclusivas universidades británicas, se esfuerza para explicar lo que no debería ser considerado como “crítica literaria marxista”. Glosador de escaso vuelo teórico, revisa, a vuelo de pájaro, hipótesis de Marx, Engels, Trotsky (el más lúcido de todos), Plejánov, Lenin, Althusser, Lukács (injustamente maltratado), Brech y Benjamin, entre otros. La travesía no carece de interés, pero nada puede decirnos sobre el hoy. Tampoco logra responder el único interrogante que importa en este asunto: qué hace que ese texto seductor sea percibido como obra de arte. Es la estética, gente.  

Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Regular


PD: Me parece absolutamente ridículo que el prologuista, Fermín Rodríguez, plantee la necesidad histórica de que “el marxismo vuelva a ser verdad”, en un libro financiado por el Grupo Planeta. Como todos sabemos, si hay algo que una multinacional no persigue es la Revolución Mundial. ¿No hubiera sido más lógico buscar una PYME o una editorial alternativa para divulgar sus ideas y reimprimir una obra que abomina del capitalismo global? La misma perplejidad me había provocado el sociólogo Cristián Castillo, del Frente de Izquierda, cuando eligió al grupo extranjero para publicar su colección de ensayos "La izquierda frente a la argentina kirchnerista". Imagínese a un movimiento en defensa de la cocina artesanal que atendiera en un local que le cede McDonald’s.

PD II: Sugiero al interesado en el tema leer los siete artículos sobre “Marxismo y literatura” que George Steiner incluyó en Lenguaje y silencio (Gedisa). Datan de la década del sesenta pero resultan más esclarecedores y placenteros que el competente y superficial Eagleton

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