Daniel Sorín
Edhasa. Novela. Edición 2013. 160 páginas
Básicamente, el problema de nuestra literatura es la falta de ambición. Muy pocos autores hacen el esfuerzo de poner en juego un estilo o de intentar encerrar el universo en una novela oceánica. Rige la ley del mínimo esfuerzo. La originalidad brilla por su ausencia. Abundan las nouvelles de bajo vuelo, con una prosa uniforme, cuya trama -en la que ocurre muy poco- se fragmenta en capítulos infinitesimales. También se suelen desperdiciar personajes. El autor de este libro decidió abordar de manera tangencial, casi desganada, a una figura histórica de carácter mítico: John William Cooke. Una lástima.
En efecto, Cooke aparece tarde, habla como busto parlante y se lo despacha enseguida. El argumento se centra en el testamento del dirigente izquierdista, la última carta que supuestamente le escribió a Juan Perón, en la que proclama la necesidad inevitable del socialismo. Esa epístola se ha perdido. Mejor dicho la oculta el narrador, José, militante de joven, padre de familia aburguesado desde la muerte de Cooke, pero que teme que las últimas palabras del testador caigan en malas manos o “sean tomadas con el mismo ardor con que un católico obediente acoge la última encíclica papal“ (?). En el último tramo de su vida, José revela al nieto aquel mundo de modesta épica, pues una y otra vez se nos aclara que se trata de un “hombrecito gris” del quien no cabe esperar hazañas. Los recuerdos son apenas “misceláneas desgajadas” que apelan al tópico (reivindicación del conventillo, enamoramiento de la maestra, personajes raros y buenazos) pero, al fin y al cabo, el procedimiento resulta muy eficaz pues le permite al protagonista opinar sobre todo y a cuenta de nada. Las ideas de la nouvelle, por cierto, se corresponden a las hegemónicas de nuestra época como un guante a la mano, -mejor dicho- al relato del Poder Ejecutivo Nacional. Los diarios, cómo no, son “los que deciden qué ilusión es la realidad”.
Concluyendo, John William Cooke (el peronismo revolucionario, ese oximorón) aguarda aun su Gran Novela. Con una prosa que va de lo afectado a las combinaciones imposibles (“homeopático anhelo”, “suburbana inhabilidad“, “el cosmos renacía en pistilos y estambres“), avara en hechos pero pródiga en sensiblerías, La última carta se deshace.
Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura de La Prensa
Calificación: regular
PD: Hace falta recordar que este blog no pretende enunciar verdades sino algo más modesto: transmitir experiencias de lecturas, basadas en un gusto personal. Por eso sugiero complementar esta reseña con una más extensa publicada en el diario Página 12 (pinche aquí). El crítico Alejandro Tejada Gómez ha señalado virtudes de la novela que a mí se me escaparon.
De Sorin he leído hace muy poquito Error de Cálculo. Me parecía que empezaba más o menos bien pero que luego se perdía.
ResponderEliminarPero lo que más me interesó de la crítica, fue el primer párrafo donde enuncía lo que parece ser un estado de situación de lo nuevo (o publicado) de la literatura argentina, por supuesto desde su óptica. Comparto, vengo leyendo algo de los autores nuevos (algunos fervientemente recomendados por los suplementos literarios), y son todas novelas cortas (a veces hasta el "novela" o "nouvelle" le queda grande, tal vez demasiado, y usan el término sin empacho) y son todas como leves (no sabría cómo definirlo mejor, leve, desde la búsqueda, desde la trama). Es como que se quedan a mitad de camina, y a veces alguien me pregunta, qué te pareció tal, y no sé bien qué decir, porque siento que les falta. Y es como algo generalizado, por supuesto alguna exepción hay. Por supuesto, es mi percepción.
Me gusta el concepto novela oceánica, y desde que la mencionó acá estoy buscando las Varonesas de Catania.
Saludos.
"El peronismo es, entre tantas otras cosas, una refinada máquina de confeccionar historias, una producción incesante de mitos y prácticas que suelen establecer confrontación. Otras veces contradicción. Una verdadera usina hermenéutica que no cesa en su capacidad de interrogar y brindar juicios agobiantes a los últimos sesenta años de nuestra ardua contemporaneidad. La bibliografía sobre el peronismo, tanto en sus versiones políticas y sociológicas, como las ficcionales, abarca anaqueles insondables. Se habla de tres o cuatro peronismos, se mencionan santas y libros negros de segundas tiranías. Su núcleo esencial tiende a la capacidad de contorsión inverosímil, a la plasticidad que se requiere en un país latinoamericano: realpolitik. "
ResponderEliminarFaaaaa. Quien lo hubiera dicho?
Estimado Gastón:
ResponderEliminarSiento exactamente lo mismo. Leve, superficial, insustancial son definiciones muy aproximadas para un tipo de subespecie literaria que predomina en la Argentina. Falta de ambición es su pecado. Dejar con hambre al lector, su rasgo primordial. Ortega y Gasset decía hace muchos años que los argentinos no quieren escribir, quieren ser escritores.
Abrazo. Sí, Catania es una figurita dificil. El pobre hombre está luchando para que le reimpriman una novela extraordinaria, a mi juicio.
G.B.
Estimado Belcore, soy el autor: una aclaración, la novela no trata sobre el peronismo, ni sobre Cooke, ni sobre la resistencia peronista. De hecho, yo no soy peronista (el personaje lo es). Espero que la próxima le guste y valoro enormemente la honestidad intelectual de colocar un link a otra nota (de Página12) donde el texto fue elogiado. Mis saludos. Daniel Sorín.
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