El moscardón imaginario XLII
Tengo para mí que una de las ramas más fascinantes de la literatura fantástica es la que explora los viajes en el tiempo. Ya ha escrito en el blog sobre esas proezas que las leyes de la física no excluyen (Pinche aquí), y tampoco la filosofía ha podido demostrar que es imposible. Sigo pensando, por cierto, que Guardianes en el tiempo de Paul Anderson y El libro del día del juicio final de Connie Willis eran las mejores aproximaciones literarias al tema, al menos hasta que el enorme Stephen King publicase hace dos años su monumental 11/22/1963 (Pinche aquí). Hasta donde yo sé, además, nadie ha ideado un viaje en el tiempo más desopilante que Stanislaw Lem.
En un ensayo recomendable -Los superhéroes y la filosofía (Biblioteca Blackie Books)- tropecé días atrás con una teoría que explica de manera coherente y verosímil no sólo los viajes temporales sino también la capacidad de modificar al pasado sin que la razón de saltos insoportables. Intentaré compartirla con los amigos de este blog. Me baso en los análisis que Richard Hanley, catedrático de la Universidad de Delaware, hizo de los multiversos (universos paralelos) de DC, es decir, los campos de batalla de Superman, Batman y la Mujer Maravilla, entre otros.
Sostiene Handley, en principio, que la noción de los multiversos no está limitada a la ficción científica y los comics. Hay varios argumentos a favor de la hipótesis de que el espacio-tiempo que ocupamos no es el único que existe. Si usted acepta esto, puede seguir adelante. Si no, respetuosamente, le pido que se vaya a otro lado. Bien, en el cosmos existen tres dimensiones espaciales y dos o tres temporales. La primera dimensión temporal es el tiempo en que vivimos; la segunda es el hipertiempo que vincula a los multiversos, el segundo concepto clave del asunto.
Dentro de la mecánica cuántica, se ha propuesto seriamente la posibilidad de universos múltiples y ramificados. Cuando se realiza una elección cuántica personal o colectiva (por ejemplo, la batalla de Waterloo), un mundo se divide en dos, cada uno con su línea temporal. Es decir, si la elección cuántica afecta a los hechos A y B, entonces A ocurre en una rama (Napoleón es derrotado) y B en la otra (Napoleón es el vencedor). Un viaje hacia atrás es, en realidad, un viaje en el hipertiempo (de una línea temporal a otra). En otro universo, podría evitar entonces que mis padres se casasen en 1961, por ejemplo, sin que se produzca una paradoja temporal. No es el universo en que he nacido al fin y al cabo.
Resumiendo, el cosmos -según la hipótesis que recoge Handley- es pentadimensional. Hay universos paralelos-ramificados, cada uno con su línea temporal. El hipertiempo las conecta a todas. No se puede, estrictamente hablando, cambiarse el presente viajando al pasado en mi universo, pero si es posible saltar de una línea temporal a otra. Fascinante conjetura, ¿no? Todo encaja. Ahora bien si hay hipertiempo, debe existir una hiperhistoria e incluso -algo terrible- un hiperbelcore, o sea el elemento perdurable y histórico del Belcore del universo I, el Belcore del universo II, el Belcore del universo III y así hasta el infinito. Una única cosa en proceso, o distintos individuos con la misma alma, o acaso, el misterio de la Infinita Identidad del Ser. Quién sabe.
Guillermo Belcore
Trunks explica esto mismo cuando aparece para derrotar a Freezer y Cold, y darle a Goku la medicina para el corazon que termina salvandole la vida.
ResponderEliminarY como olvidarnos del querido Doc Brown.
Estimado Guillermo:
ResponderEliminarLe voy a dar envidia. Tengo Joyland en mi mesita de luz. Me lo regalé hace unos días. Ya desde el comienzo uno siente esa urgencia por seguir dando vueltas las páginas. Me siento estupendo.
Saludos,
Marcelo
"La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquerida"
ResponderEliminarHago mía estas palabras, por suerte con el tiempo pude adquerir cultura e sabedoría.
Simon de Beauvoir