sábado, 15 de marzo de 2014

1914

Max Hastings

Crítica. Ensayo de historia, 691 páginas. Edición 2014


No es cierto que la Primera Guerra Mundial se precipitó por efecto del fervor nacionalista de las masas. Antes bien, fue por las decisiones de grupos muy reducidos en el seno de siete gobiernos, entre ellos el Estado Mayor del Ejército alemán. Es un mito que todas las potencias sean igualmente responsables. Los principales agentes del Apocalipsis fueron Viena y Berlín. Tampoco es verdad que Europa haya recibido la catástrofe con los brazos abiertos. La gente reflexiva estaba horrorizada.

Conclusiones como las del primer párrafo ofrece Max Hastings en una obra monumental, de amena y adictiva lectura, rebosante de datos, anécdotas y testimonios provenientes de todas las clases sociales. El ensayo revisa un año de historia europea. Hace cien años se desarrollaba la fase inicial del conflicto crucial del siglo XX. Crucial porque sin la I Guerra Mundial seguramente no hubieran llegado nunca al poder los bolcheviques y Adolf Hitler, entre otras calamidades que ha sufrido la humanidad.

Sir Hastings juega limpio. Su punto de vista es el del escepticismo crítico, uno de los más sanos para un erudito. No oculta la incompetencia, irresponsabilidad, engreimiento, corrupción provocada por el poder de todos los protagonistas del drama, incluso de sus compatriotas. La vileza del jefe de la Fuerza Expedicionaria Británica, por ejemplo, resulta asombrosa.

Junto a la vasta estupidez de las castas gobernantes, el historiador otorga una importancia decisiva a las ideas que moldeaban la época. Ideas demenciales. Se creía que la guerra de razas era inevitable (germanidad vs. eslavidad). O que el conflicto armado es una salida aceptable para las tensiones políticas o sociales. Dicho de otra manera, estaba ampliamente aceptado que una política externa firme y expansionista era la cura para las enfermedades nacionales, como el socialismo. Y qué decir del hecho de que los estadistas permitieron en 1914 que los generales se abrieran paso hasta el centro del escenario. Resultado: Diez millones de muertos y el Gotterdamerung del viejo orden burgués.

Guillermo Belcore
Publicado este fin de semana en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Muy bueno

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