Sarah Cohen-Scali
Seix Barral. Novela, 421 páginas
¿Puede un adulto justipreciar una obra dirigida a los jóvenes? Quizás no. La ingesta de este libro provoca cierto malestar; desagrado ante un fenómeno típico de nuestra época: el rebajamiento. ¿En qué consiste? En el esfuerzo por rebajar los temas arduos y complejos para que lleguen a ser comprendidos hasta por el más zoquete militante de la masa. La tendencia proviene del marketing y fue gozosamente asimilada por los grandes medios de comunicación. Ha terminado por contaminar a la literatura. En el fondo es un asunto de filisteísmo.
La francesa Sarah Cohen-Scali, autora de una veintena de libros infantiles, propone una novela de aventuras sobre el nacionalsocialismo. Oímos la voz de un niño, Konrad von Kebsernol, apodado Max, “el espécimen más perfecto que existe, creado según los deseos del Reichfuhrer Heinrich Himmler“. Sus peripecias se basan en hechos reales: aluden al programa Lebensborn, diseñado por los nazis para poblar con súbditos ciento por ciento de raza aria los territorios alemanes y aquellos otros conquistados en Europa oriental. Casi 20 mil bebes fueron concebidos para ese infame objetivo. La novela también relata, y con lujo de detalles, el rapto de chicos polacos para ser “germanizados” (fueron miles), entre otros episodios de la Segunda Guerra Mundial.
Puede que lo más valioso del libro sea lo que se mencionaba en el párrafo anterior: la minuciosa y fidedigna información que trasmite. Hay un juego repetido: la tensión entre la obsesión nazi (¿prusiana?) de medir, controlar y encausarlo todo, y el desorden de la vida humana. La prosa es plana y sin belleza como una meseta desértica. Todo se ha sacrificado a la legibilidad. Vale aclarar que la señora Cohen-Scali de ninguna manera ha intentado minimizar los aberrantes crímenes perpetrados por el Tercer Reich, pero su público -como se dijo- es el conjunto que engloba a los más inexpertos lectores. Sólo a ellos se le puede recomendar esta novela.
Guillermo Belcore
Guillermo, de las múltiples reseñas que he leído en su blog, saco varias conclusiones, entre ellas que para usted literatura con mayúsculas casi siempre es literatura de estilistas, lo cual comparto. Por eso le pido lo siguiente: recomiéndeme algún estilista de la literatura mexicana que no sea el típico (Álvaro Uribe, Daniel Sada, Arreola, Rulfo). ¿Conoce alguna joya silenciosa?
ResponderEliminarSaludos.
No se crea amigo o amiga, hay novelas oceánicas que me han conquistado y que no son un alarde de pulcritud estilística. Las de Joyce Carol Oates, por ejemplo. O esta otra: http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2008/01/las-benvolas.html
ResponderEliminarCon respecto a su pregunta, me temo que no soy un experto en narrativa mexicana. Pero puedo sugerirle con toda convicción este clásico imperecedero de Don José Emilio Pacheco, en el que cada palabra es justa y preciosa: http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/search?q=Pacheco.
Gracias por escribir
G.B.