domingo, 31 de agosto de 2014

Cixí, la emperatriz

Jung Chang


Taurus. 594 páginas. Ensayo de historia. Edición 2014


En su monumental examen de la historia china, Henry Kissinger menciona una sola vez a Cixí. Lo hace para ubicarla a la cabeza de las fuerzas reaccionarias del siglo XIX. Curiosamente, este libro propone una hipótesis diametralmente opuesta. Quiere persuadirnos de que la emperatriz viuda fue algo así como un Deng con polleras, una gran modernizadora, una asombrosa mujer de Estado que sacó al dragón asiático del Medioevo. 

La señora Jung Chang, catedrática nacida en Yibin y radicada en Gran Bretaña, escribió una biografía a contrapelo de la sabiduría convencional y los manuales de historia de su país natal. Su tono apologético -más propio de la religión o de la política- le resta credibilidad al ensayo, obliga a cotejarlo con otras fuentes. Se narra la vida de una cortesana semianalfabeta, cuyo hijo llegó a convertirse a los cinco años en emperador de la dinastía Qing. Corría el año 1861. Cixí consiguió entonces, vía un golpe de Estado, controlar los resortes claves del Imperio del Reino Medio. Durante décadas fue la personalidad más influyente de la corte manchú, hasta su muerte en 1908; una influencia benéfica, la idea central de un texto que alterna pasajes aburridos con otros interesantes, más que nada porque China, el país mas ceremonioso del mundo, es fascinante.

De la prosa sólo puede decirse que es correcta y clara. Del texto pueden extraerse cuando menos cuatro conclusiones: 1) tradición y apertura al mundo son dos fuerzas virulentas que han desgarrado desde siempre al Celeste Imperio; 2) el haber atravesado el período del imperialismo europeo sin una fuerza militar considerable fue una maldición para los chinos; 3) la codicia y crueldad de los japoneses tienen muy pocos parangones históricos; 4) la superioridad de la civilización occidental (tanto en los sistemas políticos como en las tecnologías) sobre las restantes culturas siempre fue aplastante. Qué puede pensarse de una gran nación que posterga por décadas el desarrollo de los ferrocarriles para no perturbar a los muertos.
Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: regular

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