domingo, 9 de agosto de 2015

Gran Cabaret

David Grossman


Lumen. Novela, 236 páginas. Edición 2015


Una insólito telefonazo trastorna al venerable juez Avishai Lazar, jubilado prematuramente del Tribunal del Distrito por sus continuos ataques de ira. Su señoría es viudo, vive sólo y amargado. Cierto personaje que hace casi medio siglo que no ve le pide un favor a Lazar: juzgar un espectáculo de stand up. En efecto, el bufón Dóvaleh G., con quien compartió durante la infancia clases de matemáticas y charlas amistosas, desea que el magistrado intente captar, nada menos, esa cualidad que emana de cada ser humano sin que pueda dominarla; es decir la irradiación de la personalidad (el resplandor o la oscuridad interior). Su señoría acepta, aunque intuye que hay gato encerrado. Un profundo engaño, “oscuro como el que sólo puede darse donde las palabras no llegan“.

¡Bienvenidos al Gran Cabaret de Netanya! La obra más reciente de uno de los novelistas más destacados de Israel narra dos horas, más o menos, de una dramática comedia en vivo, acaso la última de un autentico artista, que si bien actúa con un gran refinamiento, también sabe como estimular en el público la glándula de la vulgaridad y la ordinariez. Es decir, Dóvaleh G. conoce muy bien que cuerdas pulsar para convertir a las personas en masa, en populacho. Pero ahora, su voz es espantosa y llena de desesperación.

La trama seduce de la primera a la última página. Hace reír y hace llorar. Hay, al menos, media de docena de chistes excelentes, como aquel del caracol violado por dos tortugas. Las bromas mitigan, en parte, la intensidad dramática (la historia es tremenda). Se ridiculiza tanto al izquierdismo progre (nada hace reír a esa gente) como a los halcones belicistas, incluso a los militares, “copias en bruto de un ser humano”. El Altísimo ha dotado, por cierto, a David Grossman (Jerusalén, 1954) de ese don que caracteriza a los talentosos: tiene la habilidad de desollar a un país entero mediante la voz de un personaje. Tiene también un notable dominio de la metáfora. Y ha renovado un tópico de la ficción, siempre angustioso: el payaso triste. Hay muchas razones, en verdad, para recomendar este libro.

Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

Calificación: Muy bueno

PD: No es la primera vez que este blog se elogia al señor Grossman. Pincha aquí: http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2012/05/delirio.html

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