Por John Varley
Novela de ciencia ficción. Edhasa Nebulae. 471 páginas. Edición 2004.
Desde que Homero -o quien haya sido- cantó las andanzas de Ulises, a las personas les encanta leer o ver buenas narraciones sobre viajes colmados de peripecias, con un héroe que supera todas las pruebas. No hace falta la rara excelencia de Don Quijote (una íntima virtud, que se abre paso en una forma vulgar, como notó Borges) para atrapar nuestro interés. Empresas literarias menos ambiciosas son, incluso, más entretenidas y también embellecen la literatura universal. Venimos aquí a recomendar otra trepidante odisea.
El libro se titula Titán, fue entregado a la imprenta por primera vez en 1979 y pertenece a la magnífica estirpe de la ciencia ficción inteligente. El autor es el señor John Varley. Nació en 1947 en Austín (Texas) y se doctoró en física por la Universidad de Michigan. Fue hippie y novio de Linda Ronstadt. Sus conocimientos de balística, astrofísica, psicología y biología dan a la novela un aire de verosimilitud que la imaginación agradece.
La heroína es la capitanía Cirocco ‘Rocky’ Jones, un metro ochenta y cinco metros de alto, pura energía pero con escrúpulos, como corresponde a su rango. Comanda una tripulación de siete personas a bordo de la nave ‘Ringmaster’. Su misión es investigar Saturno y sus lunas. En la órbita del colosal planeta descubren el más prodigioso artefacto que han vistos ojos humanos: un satélite artificial, de mil trescientos kilómetros de diámetro, cuatro mil en el borde exterior. Lo llamarán Temis y, luego Gea cuando descubran de qué se trata en realidad la bestia.
En el interior de Gea es donde corren las aventuras. La criatura toroide es un mundo en sí mismo, con sus continentes dispares, una peculiar flora y fauna, una guerra implacable entre ángeles y centauros inteligentes, paisajes asombrosos y peligros mortales. Detrás de todo, hay un demiurgo que manipula a la tripulación y que la comandante Jones intentará contactar. Para ello deberá viajar cientos de kilómetros y ascender hasta los cielos artificiales. La lectura resulta más adictiva que cualquiera de esas drogas infernales que consumen los débiles de espíritu. No podemos abandonar la novela: ¡el poder magnético de una buena historia!
Hablemos de las virtudes del narrador: es un magnífico constructor de escenas y personajes, en primer lugar. Como se dijo, cuida con esmero el verosímil literario y añade un sabroso condimento: el sexo. Creo que nunca he encontrado tantos coitos en una trama de viajes espaciales. Todo el mundo hace el amor con todo el mundo. Se nos explica, que la NASA así lo prefiere, siete personas viviendo juntos durante dieciocho meses en un pequeño espacio necesita de ese alivio como del oxígeno y el agua. Otra de las claves estupendas de la obra es la mitología griega.
Hoy en día, muchos críticos esnob nos aseguran que el procedimiento literario es más importante que la historia. Yo no estoy tan seguro. Soy el primero en reconocer que el estilo es lo que convierte al texto en obra de arte pero el deleite que provocan los John Varley, que nos permiten evadirnos por un rato de ese fastidio llamado realidad, es lo que nos impulsa en última instancia a seguir leyendo y leyendo. Hasta que anochezca.
Guillermo Belcore
Una de las mejores obras de ciencia ficción: Gaean Trilogy (Titan, Wizard, and Demon)
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