martes, 10 de noviembre de 2020

Homenaje ilustrado al gaucho

 


El gaucho no existe, es un invento de los estancieros para entretener a los caballos, bromeaba Macedonio Fernández , acaso el único auténtico intelectual que ha engendrado la Argentina (vivía para pensar y conversar, según Borges). Pero Macedonio estaba equivocado. El gaucho existe y está en el centro de nuestra nacionalidad. Y el artista virtuoso así lo ha hecho notar; José Hernández, Lugones y Güiraldes, desde ya, pero también escritores ilustradores de la talla de Enrique José Rapela (1911-1978), destacado colaborador de La Prensa en los sesenta y setenta.

Acaba de reimprimir Editoral El Ateneo una obra sublime de Rapela: Conozcamos lo nuestro. Homenaje ilustrado al gaucho (343 páginas). Se trata de una "" enciclopedia singular de terminología campestre "" que había sido publicada por primera vez en 1977. Eran tres fascículos que se ofrecían en los kioscos de diarios y revistas. Uno de sus cometidos era enseñarles a los lectores contemporáneos que "nada hizo el gaucho que no tuviera una finalidad importante". Aquellos "maravillosos antepasados ​" eran hombres y mujeres prácticos; desconocían las fruslerías urbanas como el psicoanálisis.

La de 2020 es una bellísima edición bilingüe, en rústica, que conserva la excelencia de la pluma y el pincel de Rapela. El volumen fue organizado en capítulos y partes temáticas: prendas de vestir, implementos de trabajo y habilidades; hogar y alrededores, costumbres, pasatiempos y supersticiones; el caballo y otros animales. El homenaje no sólo involucra al individualista paisano de las llanuras ("que heredó todo del pueblo español") y su inseparable compañero ungulado. Rapela agregó un pantallazo de los usos y costumbres del indio, "aquel valiente dueño de la tierra que defendió con valor y orgullo luchando contra el gaucho, que fue el primer instrumento que el ilustrado utilizó para liberar esas grandes extensiones de rica tierra".

Una o más ilustraciones engalanan cada página de esta obra esclarecedora. El arte visual de Rapela se construía "con dibujos sobrios, aplomados, clásicos pero con grises que enriquecen no solo la composición, sino que funcionan como ornato", describe la licenciada Pilar Altilio en uno de los dos prólogos. El otro, del periodista Mariano Wullich, proclama que el gaucho, "amalgama de tierra y hombre", no es cosa del pasado.

HOMBRE ORQUESTA

Rapela fue "un apasionado emprendedor, guionista, dibujante, editor, escritor e historiador", destaca también Altilio. La historieta criollista fue la herramienta favorita de un artista autodidacta que empeñó su vida en el rescate de una tradición que juzgaba esencial. ¡Bienaventurados los hombres y mujeres que tienen una causa noble a la que obedecer! Hasta febrero de 1978, Rapela honraba las ediciones dominicales de este diario con la tira Fabián Leyes , justiciero libre como el viento. Cirilo el Audaz, El Huinca y Cirilo el Argentino también llevaban su firma. Hay que destacar que tenía información de primera mano: fue administrador de estancia por los pagos de Roque Pérez.

Hoy, con la Patria degradada por la frustración económica y por la ausencia de un destino, vale la pena, mediante esta joya de El Ateneo, conocer o reencontrarse con Enrique José Rapela, apasionado nacionalista que trabajó para ampliar los conocimientos de sus semejantes . Debe destacarse que en 1967 creó la editorial Cielosur con el fin de potenciar la historieta gauchesca. 

Así razonaba el artista de las cosas nuestras:

"Esos gauchos, forjadores de nuestra grandeza nacional, con la lanza en un principio y con el arado después, son los mismos que hoy trabajan infatigables y anónimos, y que sin dilación empuñarían nuevamente la lanza para defender su tierra, su honor y su soberanía , siempre en peligro por los dones que a manos llenas ha derramado Dios sobre mi patria y que despierta la codicia de las poderosas potencias ".

 Calificación: Muy bueno

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