jueves, 18 de marzo de 2010

Alice Munro presenta a Marc Chagall

Crossover I

Leer a Alice Munro (Wingham, 1932) me provoca oleadas de felicidad. Es una artista de primera categoría que ha convertido al cuento en una cautivante indagación sobre la naturaleza humana. Su materia prima son las personas comunes y corrientes, pero que, de alguna manera, se esfuerzan por no ser como los demás. Esculpe relatos de cuarenta o cincuenta páginas que abarcan, incluso, varias generaciones y que nos llevan de uno a otro escenario. Creo con toda convicción en el juego de las influencias. Por eso, sugiero a todo aquél que se dedique a escribir ficción que no ignore a esta dama canadiense.

Tengo ahora en mis manos Escapada (Runaway). No es, quizás, el mejor libro de Munro pero los ocho cuentos contienen todas las virtudes literarias que han tornado indispensable a su obra. En la página setenta y siete, tropiezo como uno de mis crossover favoritos: la autora nos sugiere una pintura: Yo y la aldea, de Marc Chagall. Transcribo:

“Dos perfiles se enfrentan uno a otro. Uno es el perfil de una vaquita blanca, con expresión llamativamente mansa y tierna; el otro el de un hombre de cara agria, ni joven ni viejo. Parece un funcionario de poca monta, tal vez un cartero. Lleva gorra de cartero. Tiene los labios pálidos, le brilla el blanco de los ojos. Una mano tendida hacia arriba, que probablemente ofrece algo, desde el margen inferior de la pintura: un arbolito o una rama exuberante, cuajada de alhajas.

En el margen superior de la pintura hay nubes oscuras, bajo ellas unas cuantas casas tambaleantes y una iglesia de juguete con su cruz de juguete, apoyada en la superficie curva del suelo. Dentro de la curva un hombrecillo (dibujado sin embargo en escala mayor que el edificio) camina pensativo con la guadaña al hombro; y una mujer en la misma escala parece esperarlo. Pero cuelga cabeza abajo.

También hay otras cosas. Por ejemplo, una muchacha ordeñando una vaca, dentro del morro de la vaquita”.

El grabado cumplirá después un papel destacado en la trama de Pronto. Pero esa minuciosa descripción ya había atrapado mi imaginación. Yo y la aldea data de 1911. Es un óleo sobre lienzo (192 x 151 centímetros) que atesora el MOMA de Nueva York. ¡Chagall lo pinto con sólo veinticuatro años! Buscaré por Buenos Aires una reproducción decente. Chagall también me provoca felicidad.
G.B.

4 comentarios:

  1. ¿Cuál es libro que más recomienda de Alice Munro? Nunca la he leído y me gustaría comenzar.

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  2. Estimado Anónimo:

    "El progreso del amor" es una obra excelente. Hínquele el diente y después me cuenta.
    Saludos

    G.B.

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  3. Estimado Guiasterión,

    Leeré, por recomendación suya, El progreso del amor. Son de agradecer las buenas recomendaciones de lecturas, al igual que las advertencias.

    Nunca me atreví a leer a Paulo Coelho y sí, al igual que usted, tenía que lidiar con personas que me reclamaban que criticara algo sin conocerlo. Pero gracias a sus reseñas ahora esgrimo sus argumentos como míos frente a los numerosos admiradores de Coelho. Espero que no le moleste esta apropiación.

    Cambiando de tema, me sorprenden sus recomendaciones de 2010. Parece definitivamente que este año, al menos en este blog, será un año cuento. Lo celebro.

    Saludos

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  4. Querido Pustulio:

    Sí, este año he tenido la fortuna de leer cuentos espléndidos. Es una muy buena noticia que las editoriales recopilen la obra de grandes escritores. Estoy convencido de que uno nunca se equivoca si acude a los clásicos ¡Tengo por ahí esperándome a los cuentos de William Faulkner!

    Gracias por escribir
    G.B.

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