domingo, 12 de abril de 2015

El capital en el siglo XXI

Thomas Piketty
Fondo de Cultura Económica. Ensayo de economía, 663 páginas.

Si cada obra debiera ser juzgada por la ambición de su autor (variable muy relevante, por cierto), El capital en el siglo XXI merecería el Premio Nobel, aunque no se aún si de Economía o de Literatura. Thomas Piketty, catedrático de la Ecole d’Economie de París, aspira a ser el Lord Keynes contemporáneo; es decir el economista más influyente de su era. Atención mediática y profesional ya ha conseguido, a raudales. En todo el mundo se comenta (incluso sin haberlo leído) este libro monumental que acaba de llegar a la Argentina.

Después de analizar minuciosamente la evolución en la distribución de la riqueza desde el siglo XVIII y los procesos históricos subyacentes en juego, Piketty ha llegado a una tremenda conclusión: el capitalismo produce en forma mecánica desigualdades insostenibles, arbitrarias, que socavan las democracias. Esto deviene de una fórmula matemática. La tasa de rendimiento del capital supera de modo constante la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso. Para corregir esta lógica implacable (la contradicción fundamental del capitalismo) propone un impuesto mundial y progresivo sobre el capital (tributos del 80-90% para las rentas más altas y alicuotas de hasta el 10% sobre el patrimonio), pero no se hace muchas ilusiones sobre su aplicación práctica. La humanidad probablemente optará por alguna forma de repliegue nacionalista agresivo, pronostica.

Se ha llamado a Piketty el “Marx de nuestra era”, una exageración sin duda, pero su obra maestra (de asumida inspiración marxista) tiene el mérito enorme de haber colocado a la distribución de la riqueza en el centro del análisis económico y puede que de allí salte al corazón del debate político en Europa y Estados Unidos si es que sus sombrías profecías se van cumpliendo. Como los jacobinos de antaño, el economista francés habla en nombre de la utilidad social. Quiere impedir el retorno de una sociedad de rentistas; quiere, como Lord Keynes, transformar el capitalismo para salvarlo de la autodestrucción. Su prosa es diáfana; su prédica contra “la divergencia oligárquica“, convincente. El modelo de propiedad social que admira proviene de uno de los países más exitosos de nuestro tiempo: la Alemania de Konrad Adenauer y de Angela Merkel, donde las comisiones sindicales tienen presencia en el directorio de las empresas.
Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.

2 comentarios:

  1. Es interesante que afirme que el libro de Piketty tiene una "clara inspiración marxista", cuando el propio autor ha reconocido públicamente que nunca leyó la obra del alemán.

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  2. Estimado:

    En realidad, Pikkety dijo que no había leído El Capital, nunca -hasta donde yo sé- dijo que no leyó a Marx o a los teóricos marxistas.

    En este libro, el buen profesor no deja de reconocer su inspiración marxista en tres sentidos:

    1) Basa su trabajo en el análisis de las contradicciones lógicas internas del sistema capitalista.

    2)Considera las ideas como un mero subproducto de las condiciones materiales, sean estas demográficas o económicas.

    3) Reivindica la vigencia del principio marxista de acumulación infinita del capital.

    El de Piketty es "un marxismo blando" que ha despertado las iras de Zizej (en nombre de la totalidad marxista) y algunos dinosaurios de la vieja guardia como David Harvey.

    Abrazo

    G.B.

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