domingo, 21 de junio de 2015

Tal vez Esther

Katja Petrowskaja

Adriana Hidalgo. Novela, 286 páginas.

Si hay un rasgo magnífico que caracteriza a la literatura centroeuropea es esa ambición de meterse en el bolsillo la Historia del siglo XX. El afán es comprensible; la Historia se ha ensañado con los pueblos al este del Rin; sufrieron en carne propia dos de las peores tiran¡as de todos los tiempos, la del cabo austríaco y la del georgiano picado de viruela. He aqu¡ otro intento encomiable, si es que se admite estirar el concepto de Centroeuropa hasta Ucrania.

Katja Petrowskaja nació en Kiev en 1970, estudio en Estonia, se doctoró en Moscú y aprendió alemán casi a los treinta para dedicarse a las Bellas Letras. El gesto fue bien recibido. Alemania la considera hoy una de sus promesas literarias. El sello Adriana Hidalgo trajo su primera obra al castellano. Una buena parte de los aplausos que ha recibido en Berl¡n son merecidos.

La novela fue urdida a fogonazos. Su juego es remover las cenizas, hacer salir los espíritus del pasado para establecer lazos. Katya remonta su árbol genealógico, evoca a una familia que fue durante siglos una abnegada fábrica de maestros de sordomudos. La evocación resulta interesante. Se enriquece con una muy meritoria reflexión sobre la condición jud¡a. El viaje no sólo es el tiempo sino también en el espacio: Varsovia, Berl¡n, Moscú, Babi Yar, Mauthausen y otros campos de la muerte. Katya, no obstante, tuvo miedo de explorar los archivos bolcheviques de la calle Lubianka.

Se trata, como se dijo, de un libro primerizo y por lo tanto con marcados altibajos. No hay en Petrowskaja aún un estilo en juego; la poética y la filosof¡a fracasan por completo o brillan por su ausencia, pero entonces la épica llega al rescate. Se leen casos de supervivencia jud¡a y eslava conmovedores. O de dignidad frente al tribunal farsesco del estalinismo o la furia homicida del conquistador nazi. Katya ha querido dar palabras a lo intolerable.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del Diario La Prensa.

Calificación: Bueno

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