jueves, 19 de noviembre de 2015

Ocho razones para ver Line of Duty

1) Es de la BBC.
El aficionado a los series -como quien esto escribe- sabe de lo que hablo. En el mundo televisivo, tan atado al cambiante humor de las masas, la BBC ha demostrado en estos últimos años unas insuperable capacidad para mantener altísimos los parámetros de calidad. Gran reparto, tramas interesantes que no le exigen saltos de siete leguas a nuestra credulidad, pinceladas bien dosificadas de crítica social redondean unos productos magníficos, cuyo sabor típicamente británico es otro valor añadido. Line of Duty sigue la pauta de excelencia. 

2) El tema
La poco conocida serie, creada por un tal Jed Mercurio (vaya nombre), narra dos casos (interrelacionados) que investigan los tres ases de la Oficina AC-12 (Asuntos Internos). En la primera temporada (2012), el proceso a un detective ascendente del Departamento de Policía de Birmingham, que al parecer hace trampa, concluye en un lío enorme con mafiosos. La segunda (2014) orbita en torno a la matanza de cuatro policías con el fin de liquidar a un testigo encubierto.

3) Los grises
Al contrario de lo ocurre con casi todas las series estadounidenses tan afectas a dividir los personajes en blancos y negros, en Line of Duty predominan los grises, moral y mentalmente hablando, pues los imbéciles cumplen un papel destacado en la narración. De arriba a abajo, la podredumbre salpica a todo el mundo. Los agentes de Asuntos Internos suelen pisotear en su vida personal y en su desempeño profesional la decencia, el amor por la verdad y el coraje que hacen posible y justifican la existencia de la Oficina que los ha reclutado. Es gente de carne y hueso que hace su trabajo, y punto. Además, la cruzada por depurar las filas policiales suele confundirse con las cacerías de brujas, incluso por celos. Los intereses sectoriales (el cruce de favores y zancadillas entre los jefes, por ejemplo) y la complejidad de las relaciones humanas agregan confusión. Y está bien que así sea. El maniqueísmo estraga la ficción.

4) El contexto
El tráfico de drogas, el lavado de dinero, la sordidez de los suburbios, el rol deletéreo de los medios de comunicación y el costo prohibitivo de la salud privada son elementos que dan color a un cuadro ya de por sí atractivo por el caso policial. No hay novela (o serie) negra que se precie de tal sin una vigorosa denuncia social, se ha escrito. 

5) El suspenso
Las dos temporadas son ricas en virajes imprevistos y emocionantes que causan adicción al televidente. Cómo no ver el siguiente capítulo de inmediato (la serie la subió Netflix, el glorioso invento) cuando en la última escena arrojan a una agente de policía por la ventana de un quinto piso. La tensión obnubila la mente, aparecen escenas que quitan el aliento, y uno siempre desea saber que hay debajo de cada capa de la cebolla. Así hasta el final. En total, se filmaron once capítulos, ideal para darse un atracón un fin de semana.  




6) Los personajes
El superintendente Ted Hastin (Adrian Dunbar), el sargento Steve Arnott (Martin Crompston) y la agente Kate Fleming (Vicky McClure) son creíbles y tienen profundidad psicológica, porque conocemos sus vicios y percibimos sus errores. El hielo es demasiado delgado bajo cada uno de ellos (y de nosotros también). ¿Acostarse con el marido de una amiga del trabajo? Pasa todos los días. La lucha desgarradora entre las posibilidad de ascenso laboral y hacer lo correcto en cada ocasión, también. En rigor, salvo algún caso aislado de melodrama, todos los caracteres resultan atractivos. La actuación de la infeliz detective Lindsey Denton (Keeley Hawes), campeona de la segunda temporada, es memorable.

7) La civilización
Para un televidente de la Argentina -país donde las normas escritas o consuetudinarias son a lo sumo una sugerencia- ver cómo los agentes de la ley resuelven los crímenes de manera civilizada y racional no deja de tener su agrado. La misma sensación había sentido leyendo policiales escandinavos. Los interrogatorios en Asuntos Internos a policías sospechados son otro punto alto de la serie.

8) Las injusticias
No todos los malos son castigados. Los buenos sufren y los grises suelen recibir una tunda desproporcionada a su falta. Line of Duty es un thriller implacable que retrata la vida. Estás avisado.
Guillermo Belcore

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