viernes, 31 de enero de 2020

Star Picard: Capítulo I

La comunidad trekkie está feliz. Picard -esperadísima serie- estuvo a la altura de los anhelos de esos millones de terráqueos que integran la República de Fans de Star Trek. Quien esto escribe es uno de ellos. Larga vida y prosperidad a la CBS y a Amazon que la distribuye en América latina. Esta vez, el productor Alexander Hilary Kurtzman no nos ha decepcionado.
La excelencia de la narración televisiva se asienta sobre dos pilares magníficos: sir Patrick Stewart y Michael Chabon. Un actor de fuste de 79 años que se hizo famoso a escala global con el entretenimiento pop; y un destacado escritor (56) que había incursionado en la ciencia ficción y el arte del guión (aunque no siempre con éxito). 
Esa combinación perfecta ha permitido unir, con inteligencia y elegancia, en una historia coherente las series y películas tradicionales con las franquicias, tan desparejas como polémicas, de este siglo. Es decir, enlaza ST The Next Generation (se emitió desde 1987 hasta 1994) con la herética línea Kelvin de los films de J.J. Abrams. 
Desde ya, la sublime novedad del show es el retorno del capitán Jean-Luc Picard (ahora almirante retirado), personaje icónico de nuestro tiempo. Tiene 92 años y se ha recluido en su finca vitivinícola de la campiña francesa. Escribió libros de historia militar que nadie ha leído. La Star Fleet, ¡ay!, lo ha decepcionado. Catorce años atrás abortó su Operación Dunkerque para rescatar a 900 millones de romulanos de la devastación del Imperio provocada por una supernova. Mantiene la claridad moral y firme resolución, pero es un hombre triste. 
En el chateau Picard, sirven como amigos y asistentes dos ex agentes del Tal Shiar (el servicio de inteligencia de Romulus), enemigo ancestral de la Federación Unida de Planetas. El viejo lobo de la galaxia suele soñar con un viejo camarada, el comandante Data, heroico androide que se sacrificó para salvar a la tripulación de la Entreprise de la furia resentida del clon Shinzon (ST Némesis, 2002). 

OTRO MUNDO 

El primer capítulo de Picard (Remenbrance) nos teletransporta a fines del siglo XXIV. Atisbamos el futuro de Boston, París, Okinawa y Nueva York. La sociedad terráquea es multicultural, por todos lados hay razas de otros planetas, se ven bajorianos y trills, entre otros. La cuidada presentación visual, por cierto, es otra dignidad añadida a la serie.
En el año del Señor 2399, ya nadie puede producir androides. Están prohibidos desde la inexplicable rebelión de los humanoides sintéticos (uno de los enigmas de la trama con ecos de Philip Dick) que se zanjó en 2385 con la destrucción en Marte de las colonias y los astilleros Utopía Planitia. Más de 90.000 muertos como saldo.
Por consiguiente, Data no pudo ser replicado; la evolución oficial de los androides quedó trunca. Pero como siempre ocurre -giro trillado si los hay- un científico tan alocado como brillante desarrolló en secreto una técnica de "clonación neuronal fractal'' que logró lo que parecía imposible: un robot que sangre, sufra, ame y sienta. Estas maravillas se fabricaron en parejas, a espaldas de la sociedad y los militares. Una de las gémelas Dahj (Isa Briones) aparece en Le Barre para pedirle ayuda a Picard. Sufre una crisis de identidad desde que comandos romulanos intentaron secuestrarla (algo despertó dentro de sí y logró despacharlos a lo Jason Bourne). Dahj es la palancia que pone en marcha la narración.
La segunda gemela aparecerá al final del capítulo primero dentro de un cubo borg, donde una facción de sobrevivientes romulanos planea, al parecer, la reconstrucción y la venganza. Fascinante, diría el señor Spock.
 Se vislumbra, por otro lado, un prometedor giro; una ruptura conceptual con ese optimismo, algo ingenuo, de anteriores entregas de la saga. Algo huele a podrido en la Flota Estelar y nuestro héroe lo ha captado. En una conversación con Los Angeles Times así lo matiza el showrunner Michael Chabon: 
``Star Trek, en realidad, nunca se trató de cómo la humanidad se vuelve perfecta; siempre se trató de cómo la humanidad sufre y trabaja para superar todo lo que es inherentemente destructivo en nuestra naturaleza''. 

Todos los viernes, Amazon Prime añade un capítulo de Picard de una hora de duración. Aquí estamos contando las horas para el próximo. Ha trascendido que también vuelve Siete de Nueve (Jeri Ryan).

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