domingo, 13 de enero de 2008

El tren pasa primero

Por Elena Poniatowska
Editorial Alfaguara. Novela 497 páginas, publicada en 2007.


La escritura de Elena Poniatowska puede leerse como un catálogo de ángeles mexicanos, ha notado la profesora Carmen Perilli, de la Universidad Nacional de Tucumán. En esta ocasión, nos deleita con la historia del arcángel Trinidad Pineda Chiñas, inspirado en una figura de la vida real: Demetrio Vallejo, sindicalista ferroviario que lideró en la década del cincuenta un movimiento
que la autora define como ‘‘la lucha social más trascendente desde la Revolución Mexicana’’. Este indio prieto, más terco que una mula, concluyó con sus huesos en la cárcel como preso político y fue una excentricidad latinoamericana: un idealista imposible de sobornar.
Poniatowska, como el lector sabe, es una aristócrata con ideas de izquierda. Nació en París y vive en México desde 1942. Descendiente del último rey de Polonia, cree en la santidad por el heroísmo. Su personaje Trinidad -perseguido por los poderosos, difamado por la prensa y traicionado por los comunistas- es bienaventurado porque tiene hambre y sed de justicia.
La presencia de Poniatowska nunca se desvanece en el curso de la narración. Lo suyo es la dicción más espléndida (y una poética algo pueril) al servicio de soflamas. Por cierto, el maniqueísmo nunca arruina la fuerza del mensaje.
La novela enhebra distintas etapas en la vida de Trinidad, sin ceñirse a un orden cronológico: la gran huelga ferrocarrilera, los once años y cuatro meses en prisión (un submundo muy bien retratado) y la edad de la formación. Hay una tierna nostalgia por el moroso universo del tren. El homenaje no se agota en el luchador empedernido, sino que se extiende a los mujeres que lo apuntalaron: la hermana, la esposa, la sobrina y la concubina. Todas intrépidas, abnegadas, sufridas.


Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa

Calificación: BUENO

PD: Políticamente correcto y encantador.

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