viernes, 1 de febrero de 2008

Los imprudentes


Por Josefina Licitra­
Editorial Tusquets. Crónicas en 218 páginas. Publicado en 2007


Una moda capturó a la nueva camada nacional. Beatriz Sarlo, no sin desdén, la ha denominado lingüística etnográfica. Se trata de abordar una subcultura o un grupo marginal desde la perspectiva progresista. Puede que nos sorprenda alguna pincelada de belleza o de brutalidad, pero la escritura suele ser plana como los documentales de televisión. Es lógico, los jóvenes narradores provienen del periodismo y son hijos de Tom Wolfe y nietos de Rodolfo Walsh (sin su talento, claro). El efecto literario resulta pues muy poco estimulante.­
Por lo general, este atajo de la no ficción se caracteriza por pontificar. Josefina Licitra (La Plata, 1975) se esfuerza aquí en denunciar el odio a la diferencia, en repudiar a los cerebros de mosquito que no aceptan o entienden la diversidad sexual, sean padres, curas o psicólogos. Con ese fin enhebró cinco o seis historias de adolescentes que cargan ``la mochila de estar viviendo una sexualidad a contramano''. Los párrafos están embadurnados con tópicos: ``Caballito es un barrio de clase media en que la gente de clase media tiene miedo a la clase baja''.
A favor del libro, debe mencionarse la claridad de la prosa. La autora es una espléndida cronista. El vocabulario es sencillo, elemental; las metáforas no son memorables. Licitra da rienda suelta al sentimentalismo, que aflora por ejemplo al describir a la loca Nahuelle, ``extracto de lo que debería ser una persona''. Sucumbe también a una vieja pulsión pequeñoburguesa: denostar las miserias de los ricos. Dispara sin piedad contra el más fácil de los blancos: la vieja Iglesia Católica.
Las avaras dimensiones del libro delatan urgencia por publicar. ``Estrategias de comienzo'', en palabras de Sarlo. ¿Puede considerarse literatura la reconstrucción no novelada del reviente en la disco Amerika? Seguro que arte es otra cosa.

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Guillermo Belcore­
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CALIFICACION: REGULAR­

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