Marc Augé
Gedisa. Ensayo de filosofía de 158 páginas. Edición 2004. Las ideas formidables atrapan la imaginación. Marc Augé acuñó el concepto de los no lugares. Quién no se ha sentido interpelado por esos sitios de exclusivo tránsito o consumo, como los shopping o los aeropuertos. El puro tiempo es su nueva pieza de orfebrería. Surge de la contemplación conmovida de las ruinas. Augé es un antropólogo, es decir alguien que coloca las conductas humanas y las culturas en la mesa de la vivisección. Es un pensador típico de Francia, es decir desafía al lector con un conceptismo bellamente expresado. En este repertorio de breves reflexiones y añoranzas declara una intención: “romper la ideología del presente perpetuo”, esa serie de procesos actuales que “difunden la universalidad y la conversión de las cosas en espectáculos”. De ahí, la importancia de la Acrópolis, Angkor o la isla de Pascua, para recuperar la conciencia de la historia, la política, el arte. No se trata de una obra capital de Augé; pero es una excelente aproximación a sus ideas decisivas. Los no lugares (“espacios sin nostalgia ni esperanza, ciudades gen‚ricas tan parecidas a sus aeropuertos”), la sobremodernidad, las tres formas de olvido, la omnipotencia de la imagen se hilvanan en once ensayos arduos que obligan a detenerse, releer y pensar. Hay un despiadado análisis del turismo y de la ciudad moderna que ya no produce ruinas y cambia, ¡ay!, más rápido que nosotros. Hay una revisión de Viaje al Congo de Gide. Roma, Berlín y París se colocan también bajo el frío microscopio de este gran viajero y profesor de la afamada Ecole des Hautes Etudes en Sciencies Sociales. A pesar de la melancolía y de la condena a la globalización que baila al compás del dólar, Augé es optimista. “La humanidad no está en ruinas, está en obras. Pertenece aún a la historia”, sentencia.
Guillermo Belcore
Calificación: Bueno
PD: No es fácil. Para el amante de lo arduo.
Estimado Asterion. No comparto la idea de los NO LUGARES. En generaciones anteriores, los jóvenes teníamos lugares donde nacer, crecer y vivir. Donde ademas experimentar y soñar. Ello, quizá era en la esquina de un barrio. En la banco de alguna plaza perdida.....Creo que ahora la sociedad cambia. La gente se reune en otros lugares. Dentro de 30 años, los actuales purretes AÑORARAN las horas vividas en el SHOPPING DEL ABASTO O GALARIAS PACIFICO....mientras yo añoro mis tiempos en los barrios tranquilos, plácidos, humildes y SEGUROS DE MORON EN LOS 70. CON CARIÑO.
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