jueves, 19 de junio de 2008

Sartre y Beauvoir

Hazel Rowley­

Editorial Lumen. Ensayo histórico de 616 páginas. Edición 2007­

­Es posible que Paul Johnson haya sido el primer ensayista contemporáneo que ventiló a destajo las miserias de los grandes pensadores. La idea prendió y hoy es moneda corriente en la industria editorial. Vivimos, por desgracia, en la era del nefasto Gran Hermano. Este libro atisba en los momentos más íntimos de una pareja legendaria. Durante 51 años, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir sostuvieron un pacto de transparencia que consistió en no privarse de nada y luego entregarse al placer voluptuoso de contarse el uno al otro todos los detalles de su vida sexual. La noción de privacidad –sostenían- es una reliquia de la vida burguesa. Hoy no es más que un obstáculo para hacer dinero. A eso hemos llegado.

Hazel Rowley es una periodista e investigadora que en su momento fue una acólita de Beauvoir, es decir, una feminista obstinada. Cultiva el arte de narrar historia con amenidad y soltura, aunque en un estilo plano que recuerda a los documentales de la televisión por cable. Basa esta obra en la correspondencia publicada e inédita entre Sartre y Beauvior. Los rasgos más trascendentales de ambos (sus ideas, su influencia intelectual y política) se retratan de manera más bien lateral, subordinados a la premisa central del libro: desenmascarar los sentimientos y la líbido del filósofo, de su brillante compañera y de cada una de las mujeres frágiles que se fueron sumando al clan. Puro vouyerismo intelectual.

El 20 de abril de 1980 un diario parisino escribió en el obituario de Sartre que “habitó el siglo XX como Voltaire y Víctor Hugo habían habitado los suyos”. Conviene pues buscar al coloso en otro lado. Se merece mucho más que la revelación de sus costumbres en la cama o la discusión interminable si, en el fondo, era un buen hombre o una gárgola malévola.­
Guillermo Belcore­

­Calificación: Regular­

­PD: El destino inexorable de este libro es la mesa de saldos. Buscalo por la calle Corrientes. Sólo lo recomiendo para el conocedor de Sartre que busca detalles curiosos de su personalidad.

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