lunes, 2 de junio de 2008

Los profetas de la felicidad

Alain Minc­
Editorial Paidós
- Ensayo de Economía. 207 páginas. Edición 2004. Precio aproximado: 30 pesos.

Una pregunta formidable abre el libro: ¿acaso la ciencia económica vive por encima de sus medios? Sí, la economía es la gran matriz de la sociedad moderna. Más aún, en la era de la globalización se asume como una suerte de religión con un clero multiforme y pretensiones de dominar la realidad. Pero, ¡ay!, sólo estamos oyendo mil balbuceos minúsculos, encuadrados en dos campos: el cromosoma liberal o el keynesiano. Revise la estatura descomunal de los clásicos y verá lo endeble y superfluo de las teorías de los últimos años.­ De eso se trata este ensayo. Alain Minc, sofisticado y elegante pensador francés, desmenuza la vida y obra de quince prohombres de la economía. Y se interroga por su actualidad. Desde Adam Smith, el padre fundador, hasta Alain Peyrefitte, el pionero de la femenología de la confianza. La travesía intelectual por más de doscientos años resulta fascinante. Sirve incluso para reflexionar en torno a la decadencia sin parangones de la Argentina. Marx profetiza sobre los efectos de una revolución tecnológica o la liberalización de los intercambios. Schumpeter ilustra sobre la destrucción creativa y la necesidad de emprendedores. Pareto bosqueja la circulación de las elites y Rawls, en nombre de la equidad, obliga a repensar lo que llamamos eficacia. Siguiendo los pasos de Keynes, entendemos una pizca mejor a Kirchner y Lavagna. Con Hayek y algún otro demiurgo del mercado desentrañamos los (¿felices?) noventa. La prosa de Minc es hospitalaria con el hombre de la calle. Y esboza una hipótesis que interpelará al lector erudito: la ciencia económica será amplia, ambiciosa, artesanal y multidisciplinaria o será irrelevante, es decir, no tendrá papel social alguno. Guillermo Belcore­

­Calificación: Bueno­

­PD: Muy ameno e instructivo. Ideal para quien desee aprender o revisar fundamentos de economía.

PD II: Transcribo un perfil de Minc publicado en el diario El Mundo de Madrid:

“Liberal es una palabra que en Francia siempre despierta recelos, y Alain Minc lo es hasta la médula, entendido el liberalismo sencillamente como 'una filosofía fundada en los derechos individuales'.A este hombre menudo y afable, de maneras exquisitas, le encanta ir a contracorriente”.
“Nacido en París en 1949, pasó por algunas de las instituciones más prestigiosas donde se forman las élites francesas (Escuela de Minas, Instituto de Estudios Políticos, Escuela Nacional de Administración) y fue inspector de finanzas. Ha estado en los consejos de administración de varias grandes empresas, fue brazo derecho del italiano Carlo de Benedetti y hoy asesora a los príncipes de las finanzas y la industria desde su consultoría AM Conseil, además de presidir el consejo de vigilancia de Le Monde”.

“En los 24 libros que lleva publicados -la mayoría dedicados a la economía y la política- Minc se ha adelantado a menudo a su tiempo. La informatización de la sociedad, se titulaba el primero, escrito en 1977 con Simon Nora, antes de que la expresión sociedad de la información se incorporara al lenguaje cotidiano. Pero nunca está donde se le espera. A principios de los 90, cuando Francia pasaba del tabú al culto al dinero, él, que cree en la economía de mercado y tiene escrito su amor al capitalismo y a «su infinita capacidad de movimiento y renovación», no dudaba en reclamar la regulación y la rehabilitación de la ética en La locura del dinero.
Siempre agitador de ideas, en La borrachera democrática, denunciaba la «nueva santísima trinidad» compuesta por el poder judicial, la opinión pública y los medios, un fenómeno capaz de generar el «peronismo mediático» del que consideraba principal exponente a Silvio Berlusconi. Partidario de La mundialización feliz en pleno auge del fenómeno José Bové, Minc es un intelectual políticamente incorrecto.
«Cuando hayamos comprendido que el Estado no tiene el monopolio del interés general y que el mercado no aporta una respuesta satisfactoria a ciertas cuestiones, habremos dado un gran paso hacia la madurez ideológica», asegura.


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