Sobre la importancia de la crítica
He aquí pues la entrada número trescientos de La Biblioteca de Asterión. Como buen periodista, profeso la superstición de los números redondos. El hecho se superpone (casi) con el primer aniversario del blog. Estoy feliz. Es un capricho muy satisfactorio.
No faltará quien se pregunte para qué me ha servido, para qué sirve en general la crítica literaria, una actividad, en esencia, parasitaria y subordinada, aunque, como se ha escrito, en la historia son más escasos los grandes críticos que los grandes escritores.
En lo personal (o mejor dicho en lo espiritual), el blog me ha permitido tres o cuatro cosas valiosas. En primer lugar he rescatado del olvido casi siete años de trabajo. Las reseñas aquí incluidas se han publicado (no todas) desde 2002 en el diario La Prensa. Los periodistas escribimos para el distraído lector del día siguiente o bien para los historiadores. El valor de nuestro trabajo es efímero, si no se recoge posteriormente en forma de libro o en algún formato digital. ¡Oh, qué gran invento Internet!
En segundo lugar, el blog me permitió conocer gente interesante, valiosa e instructiva, con las cuales, quizás, jamás hubiera trabado una ligazón. Resulta muy gozoso dar con alguien que comparte una afición. La web -¿hace falta decirlo?- nos permite saltar las fronteras y los océanos. He recibido mensajes de lugares remotos. ¡Oh, que gran invento Internet!
La confianza
He confirmado, además, algunas intuiciones. Subsiste una demanda popular de honestidad, competencia y valentía en el terreno de la crítica artística. Muchos lectores, sobre todo los más instruidos, desconfían (con justa razón) de los grandes medios. Han encontrado en los blogs una saludable corriente de aire fresco en un ambiente viciado por los compromisos de la distinta índole. Sobre todo en el mundo de habla hispana, donde el amiguismo y la cobardía hacen estragos. Pocos se animan a pisar un callo, somos pocos y para qué pasar el mal trago de cruzarse en un cóctel con un escritor resentido. Quizás en Estados Unidos o Inglaterra donde la crítica literaria, por fortuna, roza lo despiadado no tengan este problema. Es interesante lo que ha escrito Norman Mailer al respecto (ver en este blog).
Por lo demás, quisiera reivindicar aquí con toda decisión la crítica periodística, muy, pero muy diferente a la académica, la que nunca permite al profano distinguir si vale la pena o no comprarse una obra. Ante la proliferación de libros de las más variada calidad, considero esencial la tarea de sugerir, orientar y, en última instancia, de emitir un juicio bien fundamentado.
Pero ese juicio, ¡ay!, nunca será más valioso y trascendente que la literatura en sí. Estoy leyendo ahora a George Steiner, ese sublime modelo al que aspiro, pero con la certeza de que es un ideal inalcanzable. No tendré nunca, me temo, su exquisita erudición. He perdido mucho tiempo leyendo pamplinas, en lugar de nutrirme con los clásicos. Steiner dice que el crítico es, a lo sumo, un gran señor del séquito, una sombra condenada de las luces más intensas. Nos conformamos con ser el cartero, un postino, cuyo privilegio se limita a llevar el material noble del poeta y el reformador social, el pensador y el dirigente político. En el mejor de los casos, la elite de la segunda categoría. A mí, personalmente, me encantan Quintín, Ignacio Echeverría, Rodrigo Fresán y los amigos de los blogs que se incluyen bajo el título "Para bibliófilos".
Compatriotas
Estoy empeñado en divulgar la buena literatura argentina (es decir, en propiciar la venta de más libros), aunque la realidad ha venido saboteándome. Aguardo con esperanzas menguadas la gran novela nacional, esa obra oceánica que nos explique. Saer ha muerto. Respeto a Aira, pero sus cachorros son desagradables. Piglia aún no ha ganado la inmortalidad. Está de moda el narcisismo más inane, el "yo odioso" del que hablaba Pascal. El mal gusto tiene elocuencia propia. Entre los vivos y de lo que va del siglo, lo que más se ha acercado a mi veleidosa preferencia es El enigma de Herbert Hjortsberg de Hugo Correa Luna. Por desgracia, casi nadie la ha leído. Buscala, vale la pena.
Desde una óptica positiva, veo hoy a la literatura argentina como un enorme mosaico cuyas partes van de lo excelente a lo horrible. Hay algunos azulejos valiosos que retratan con destreza una diminuta porción de la realidad. Estoy pensando en Pedro Mairal, Claudia Piñeiro, Miguel Vitagliano, Jorge Torres Zavaleta, Félix Bruzzone, Marcelo Birmajer, Juan Diego Incardona, Inés Garland, Guillermo Martínez; y creo que no me olvido de nadie más entre los que he leído, los cuales obviamente no son todos los que publican. Brilla por su ausencia la vocación imperial, el deseo de superación. La novela promedio apenas supera las doscientas páginas. El hada de la Gran Literatura, la que perdurará, se siente abandonada. Oscar Wilde decía que el arte es diez por ciento inspiración y noventa por ciento, transpiración. Esto es Argentina, predomina el desdén aristocrático hacia el esfuerzo.
Bien, cierro con el principio. La Biblioteca de Asterión ha cumplido un año. Seguiré, dios mediante, en 2009 divulgando aquél libro que me ha cautivado. Soy arbitrario, lo admito. La mía es una crítica basada en el gusto, persiguiendo siempre la erótica de la obra. Sigan acompañándome.
G.B.
Simplemente van mis felicitaciones.Siga con el esfuerzo, somos varios que bebemos de ese cuenco...
ResponderEliminarFelicidades, y esperamos un año con más crítica (y autocrítica de unos cuantos...)
Guillermo, felicitaciones y agradecimientos a vos. Este fin de año lo conminé a estudiar tus críticas a Papá Noel. Te debo el comentario sobre los cuentos de Cohen. Recién termino Zama, de Di Benedetto: me pareció excelente. Si para vos "el estilo lo es todo", tienes aquí algo muy digno de leerse.
ResponderEliminarMuchas felicidades!
JMG
GRACIAS POR LA HONESTIDAD DE ADMITIR QUE TODO SE FUNDAMENTA EN EL GUSTO. Eso es realmente lo que hace creible lo que se lee en este blog. Me permito comentarte algo sobre el esfuerzo. NO ES SOLO UN PATRIMONIO ARGENTINO el evitarlo. Siempre el camino facil cansa menos. ESO ES LAMENTABLE. Pero pasa en todos lados. Por suerte....siempre hay gente dispuesta a pelear por el trabajo duro y HONESTO. Y por la búsqueda de la excelencia. DEMOS GRACIAS A DIOS POR LA POSIBILIDAD DE ELECCION. AHI ESTA EL MERITO DE LOS QUE SE QUEDAN TRABAJANDO (EN LO QUE ESTIMEN) EN LUGAR DE PERDER EL TIEMPO EN TONTERAS. UN ABRAZO. ALEJANDRO. (DESDE CHILE)
ResponderEliminarComo dice la Sontag, bella hacedora de críticas si las hubo, más vale una erótica que cualquier hermenéutica, así que siga usted amigo mío con su plan arbitrario y cautivante.
ResponderEliminarEstimados amigos:
ResponderEliminarSinceramente, muchas gracias.
G.B.
Mis más sinceras felicitaciones. Este, creo, es un punto insoslayable para todo aquel que disfruta de los libros y, ante la cantidad ingente de publicaciones anuales, puede encontrar una guía que recoge y critica títulos con calidad y fundamento.
ResponderEliminarPD: ¿Para cuando una nota sobre El viaje del elefante, la última novela de Saramago?
Estimado amigo:
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Me temo que el diario no me ha entregado esa obra para reseñar. Estimo que hasta bien entrado febrero estaré ocupado (por fortuna) con otros libros. Después, quizás me entienda con nuestro querido Saramago.
G.B.
Felicitaciones por el blog y por este post.
ResponderEliminarNo vale la pena comentar sobre desacuerdos, finalmente cada uno tiene su manera de gustar. Sepa que sigo el blog y lo uso como referencia.
Gracias por decirlo, la falta de extensión es casi siempre un demérito. Novelas largas... Las Islas de Gamerro pero para nada la gran novela. Noticias secretas de América, de Belgrano Rawson es muy buena pero no una novela, bueno el Facundo tampoco.