miércoles, 29 de julio de 2009

Günther Grass, padre insuficiente

Diario de un lector exaltado II

Buenos Aires, Shopping Caballito, 11.40.

Leo en una confitería que funciona en el segundo piso. Hay mucha luz y poca gente, ambiente ideal. Frecuento el lugar por las tasas, no de interés sino de café con leche. ¡Son enormes! Una semiesfera con asas diminutas que obligan a quemarse la punta de los dedos. Café con leche y tarta de jamón y queso, el mejor antídoto contra el frío.

Leo a Günther Grass, estoy concluyendo su segundo tomo de memorias. En el primer volumen, había revelado que a los 17 años fue un soldadito de las SS, es decir un nazi recalcitrante hasta la caída de Berlín. Lastima que esperó hasta los ochenta años para sacarlo a la luz, después de haber interpretado durante décadas el papel odioso de gran censor de la República Federal Alemana. Ahora, confiesa que fue un padre ausente, que provocó dolor a sus hijos y que practicó la bigamia.

La caja de los deseos está muy bien narrado. Grass es uno de mis autores indispensables. Nunca ha sido un gran estilista, pero la fuerza de su prosa y su cáustico ingenio me han fascinado. La confesión de sus canalladas no quita un ápice de valor artístico a su obra. No me cansaré de repetirlo: creo en la autonomía del hecho estético. Ahora bien, como intelectual comprometido, como “ la voz de la conciencia de los alemanes“, Günther Grass me parece un fraude. Otro más. ¿Significa algo hoy hablar de autoridad moral?
G.B.

PD: En este blog podés leer la reseña del primer volumen de memorias de Grass. Pelando la cebolla, se titula.

8 comentarios:

  1. Me quedo con ganas del café en ESA taza, del café con leche y de leer algo sobre Grass.

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  2. Estimada Estrella:

    Si alguna vez, decide desayunar o merendar en la confitería del segundo piso del Shopping Caballito (la que está junto a la peluquería, hay dos, ¡ojo!), exíjale a los muchachos la tasa grande, la que hice referencia. Son muy amables, complacerán su pedido.

    Si alguna vez, decide escribir en colaboración El Elogio del Café con Leche, ¡cuente conmigo! Soy un apasionado de ese brevaje. He dejado de ir a Las Violetas (un lugar adorable) a pesar de que vivo a cien metros, porque los muy canallas redujeron el tamaño de la tasa. Un día sin café con leche, es como un día sin amor o sin libros o diarios, o como un fin de semana sin fútbol...

    Me comprometo a elaborar un ranking de bares porteños y del conurbano. Lectura con café con leche, ¡qué placer!

    Gracias por intervenir. Saludos
    G.B.

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  3. Querido G., no he leído a Grass por lo que me siento un tanto disminuido para emitir una opinion, pero no puedo dejar pasar que su café con leche ud lo toma con.... ¡tarta de jamón y queso! un verdadero asco!!! disculpe la intromisión poco literaria, pero esa combinación me ha caído casi peor que los dichos de Gunther.
    Un fuerte abrazo
    P.

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  4. Excelente su bitácora, me parece muy instructiva y entretenida, me encanta la literatura y sus precisiones sobre ella me han agradado mucho. Ojalá y se diera una vuelta por mi bitácora y opine sobre algunos de los temas literarios que he colocado. Saludos.

    Mario.

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  5. Estimado Mario:

    Muchas gracias. Le prometo una visita exhaustiva a su creatura.

    Estimado P.:

    ¡Si le contara con todo lo que acompaño un café con leche! Hay una cadena de bares de interés histórico (Cafe Federal, Margot, Café de los Poetas y el Bar de Cao) que frecuento para leer por sus mesas de madera rugosa y sus sandwiches de enorme pan casero y mil opciones. Mis favoritos son el Caprese (aceitunas, queso fresco, albahaca y tomates) y el que viene con huevo duro, sardinas y apio. Mi mujer me abandona cuando los bajo con el café con leche.

    Un abrazo
    G.B.

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  6. estimado Asterion.
    Sobre los cafés, mi favorito de toda la vida es el FLORIDA GARDEN. Ud debe probar los exquisitos pebetes (semi dulces) son jamon serrano, queso y un ligero toque de manteca.
    Pienso que las cosas bien hechas, deben valorarse por su calidad, y NUNCA caer en el imperdonable PECADO de denostarlas sólo por quien pudo haberlas hecho.
    Un cariño.

    Alejandro (desde Santiago de Chile).

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  7. Estimado Guillermo:
    Me temo que este erudito blog literario se ha transformado en un debate culinario, pero al fin y al cabo ha sido usted, editor del mismo, quien ha planteado el tema.

    Si bien conocía vuestra afición al café con leche acompañado con tarta, coincido con el comentario de P del asco que me produce esta combinación y esta sensación no ha hecho más que incrementárseme con el posterior agregado de ingredientes (aceitunas, sardinas, etc.). Por mi parte acompañaría dicho brebaje con alfajores de maicena o medialunas y me reservaría una cerveza para la tarta o esos sabrosos sándwiches.
    Ahora bien, considerando que la alimentación es también una manifestación de la cultura humana, esto me lleva a meditar como se puede arruinar una obra de arte a partir de elementos potencialmente exquisitos cuando la combinación no es la adecuada. Y como esta combinación puede agradable para algunos y deplorable para otros.
    Hay incontable ejemplos en literatura, pintura, música... me vienen a la cabeza algunos sublimes temas de Pink Floyd versionados en ritmo bossa nova, en definitiva caemos en la sabiduría popular: como dijo una vieja, sobre gustos no hay nada escritos.

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  8. Queridos contertulios:

    Basta, me rindo. Es obvio que Gûnther Grass no le interesa a nadie. Dejaré de escribir sobre libros y me concentraré en alimentos, bebidas y otras yerbas. Usaré la célebre táctica "Luis Almirante Brown".

    Saludos a todos

    G.B.

    PD: Acabo de engullir una lágrima en jarrito con una minitarta de jamón y queso en La Continental de Chile y Defensa (allí también optaron por reducir las porciones, ¡pillos!). Estuve corrigiendo la reseña de una gran novela de Sciascia ("A cada cual, lo suyo"), pero claro a quién le interesa, amigos, la literatura siciliana.

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