Eduardo Berti, compilador
Adriana Hidalgo. Cuentos, 540 páginas
El hecho más curioso no es su aparición, sino lo contrario. Kipling sugiere tomar notas siempre que se tropieza con uno. Influyen en nosotros, según Dickens, mediante leyes que aún no logramos comprender. Vienen del Más Allá por miles de razones, no sólo para cobrar venganza. Boccacio evoca un espectro que persuadió a las mujeres de Rávena de ser más obsequiosas con los placeres de los hombres. Hubo un monje fantasma en China que advertía sobre los riesgos de suicidarse sin un razón valedera. Otro se escapó del Otro Lado un par de horas -relata el Marques de Sade- para revelarle a su querida dónde estaban ocultas las monedas de oro. Una extraordinaria colección de ánimas pueblan este libro delicioso al que sólo podemos reprocharle que no haya llegada hasta la actualidad, seguramente para eludir el derecho de autor.
El escritor Eduardo Berti, una vez más, hizo un trabajo formidable. Compiló, tradujo, engarzó el prólogo y una breve introducción en cada uno de los treinta y nueve cuentos. El volumen va desde Plinio el Joven hasta Chesterton, pero dos tercios contienen la pesada maquinaria del siglo XIX, pues el gótico y el romanticismo -Berti dixit- marcan la edad de oro del cuento de fantasmas.
Hay piezas magistrales. La de Saki por caso, cuya resolución en una frase es impecable. Hay curiosidades procedentes del Lejano Oriente. Hay un solo argentino: el relato grotesco de Horacio Quiroga que delata a un par de fantasmas enamorados que erraban por el cine Gran Splendid (¿estarán aún en la librería El Ateneo?, debo consultarlo). La obra, en conjunto, tiene un valor añadido al de propiciar el simple goce de la lectura. Es una ventana al jardín de los notables. Invita al lector curioso a seguir las pisadas de Anatole France o de Henry James, o de otros nombres menos conocidos como M.R. James o Ji Yun.
Guillermo Belcore
Publicado ayer el el Suplemento de Cultura del diario La Prensa
Calificación: Bueno
PD: La mejor novela de fantasmas que leí en mi vida fue escrita por Joe Hill, nada menos que el hijo de Stephen King. Puedes leer mi reseña en
¿Alguien se anima a recomendar otra?
Desde mi humilde,conocimiento litèrario! Podrìa sugerirle a usted:Un cuento de un autor inglès ( H.g. Wells);El mismo se llama"El Fantasma inexperiente": Se trate de un fantasma que deambulaba por un club inglès para caballeros,porque no sabìa còmo transnportase para el otro mundo,es còmica. Sin embargo en el final termina de forma asustadora y , el desenlace es inexplicable... de seguro lo habrà leido;De lo contrario no se lo pierda. Lily
ResponderEliminarInteresante! a mí me llaman la atención, desde el punto de vista académico además, el concepto de fantasma en la poesía. Conoce alguien alguna compilación de poemas de fantasmas? claro está, que en la mayoría de los casos, la figura del fantasma es la romántica o gótica, pero otros más contemporáneos han incursionado en él como expresión del duelo (perspectiva sicoanalítica)
ResponderEliminarEstimado Juan Pablo:
ResponderEliminarMe temo que no puedo ayudarlo. Mi conocimiento de poesía universal es insuficiente. Soy, por encima de cualquier otra caraterización, un lector de prosas. Quízás algún amigo de este blog pueda orientarnos.
Gracias por escribir
G.B.
El escritor Horacio Quiroga era uruguayo, no argentino.
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