sábado, 26 de febrero de 2011

Demasiada felicidad

Alice Munro
Lumen. Cuentos, 339 páginas. Edición 2010

Alice Munro nació en 1931 en Wingham, Canadá. Publicó este libro a los setenta y ocho años. Viejos son los trapos, diría mi madre. La mejor escritora viva de relatos breves se mantiene en su plenitud artística. Es muy raro encontrar un volumen de cuentos con una calidad tan pareja; todos los textos son excelentes. La novedad es que son algo más crudos que de costumbre, en tres de ellos se comete uno o más homicidios.

La señora Munro tiene una habilidad casi única para envolver al lector dentro de una trama. Uno se olvida de que afuera hay algo gris, imperfecto y fastidioso a lo que llamamos “mundo”. Su prosa es limpia como el agua; puede que no sea bella, pero es perfecta. Aplica un procedimiento espléndido: el núcleo incandescente del relato se nos presenta por sorpresa, nos asalta con la guardia baja. Los cuentos relatan a menudo el transcurso de toda una vida, los personajes evolucionan o son atormentados por el pasado. Exploran la complejidad de la condición humana; descubrimos que incluso en un somnoliento pueblo de las planicies heladas de Ontario hay una infinita variedad de historias fascinantes.

La escena más rara de los diez cuentos es la de la estudiante universitaria leyendo desnuda poesía de Hausman al benefactor de una amiga. Hay una mujer que sigue visitando al marido en el neuropsiquiátrico donde fue encerrado por asesinar a sus tres hijitos tras una pelea casual. Hay un linyera lúcido que se ha librado de las tonterías del yo y a las relaciones afectivas. A continuación su discurso: “…Me parece tan ridículo que se pretenda que una persona quede atrapada en un traje… O sea, el traje de ingeniero, de médico, de geólogo, y luego crece la piel por encima de la ropa, o sea que esa persona ya no se lo puede quitar. Cuando se nos da la oportunidad de explorar el mundo de la realidad interior y exterior y vivir de una forma que abarca lo espiritual y lo físico y todas las posibilidades de lo bello y lo terrible al alcance de la humanidad, es decir, dolor y también dicha y confusión…”

El volumen también incluye una señora muriendo de cáncer que recibe la visita de un asesino múltiple. Una sofisticada y hermosa profesora de música que es abandonada por el marido, otro genio, por una aprendiza de carpintero, torpe de andares y de ideas, con “una cabeza que pasa lenta e inexorablemente de una estupidez o un lugar común a otro y eleva cada paso a la categoría de ley universal”. Un hombre con un feo antojo morado en la cara evoca el pequeño gran drama de su infancia. Y se nos advierte que los niños son “monstruosamente convencionales” antes de cederle el paso a un tremendo drama en una colonia de vacaciones. Como bonus track, la Chejov canadiense reconstruye la vida y la obra de la matemática rusa Sofia Kovalevski, la primera mujer en ser contratada por una universidad europea.

Guillermo Belcore
Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa

Calificación: Excelente

PD: Descubro en la página ciento ochenta y cuatro este poema de Walter de la Mare (1873-1956). Me conmueve, como casi todos los cuentos de la señora Munro.

“No hay pesar
que el tiempo no cure,
pérdida ni traición
irremediable.
Balsamo para el alma,
aun si la tumba
cercena
al amante del amado
y cuanto comparten.
Mira, brilla el sol,
pasado el aguacero;
las flores lucen su belleza,
¡qué hermoso día!
Que el amor y el deber
no te inquieten.
Los amigos largo tiempo olvidados
quizá te esperen allí donde
vida y muerte
todo igualan.
Nadie largo tiempo te llorará,
por ti rezará, te extrañará.
Tu lugar ha quedado libre,
tú ya no estás“.

4 comentarios:

  1. Libros a los que no tengo acceso; los dejas en una plaza (ni tan ocultos: no se si recordas la anecdota de Tower Records) y paso a buscarlos?
    Abrazo: aunque no haya leido todas las obras reseñadas, resulta interesante y agradable leer las criticas.

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  2. ¡Buen día!
    Otra recomiedación excelente,siempre quiz leer a ésta autora,ahora es más que seguro que,apenas llegue a Buenos Aires la buscaré.
    Por ahora estamos con Irène Nèmirovski'David Golder',pobre cuántos David habrá hoy por hoy?
    Que bien narra,pensar que escribió ésto 1929,y hoy no estamos nada,nada alejados de la realidad.
    Desde de la ciudad maravillosa llena de encantos miles...

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