Sexto Piso - Novela, 391 páginas. Edición 2011
“¿Acaso no somos infinitos como el universo, siempre en un estado de perenne explosión? ¿No somos, en el mejor de los casos, frecuencias de ondas, es decir, ecos, sonidos, tonos? Lo sigo y lo repito: somos seres advenidos a presencia, pero de una tercera cualidad, seres del manar y del sufrir, amorfos como medusas, dudosos, y cuestionables bajo cualquier figura, efímeros, inabarcables, que tienen a Proteo como única y verdadera deidad: ¿qué tendríamos pues que temer?”
G.V.R.
Que esta obra maestra de la literatura alemana del siglo XX, escrita en la década del cincuenta, haya llegado ahora al castellano es casi imperdonable. Sí, claro, es mejor tarde que nunca pero por qué la demora (¡se traducen tantas porquerías!) para traer una sátira exquisita, colmada de ideas y filosofía de alto vuelo, prosa suntuosa y gran sentido de lo teatral, que ofrece una explicación convincente de la barbarie nazi (siempre con procedimientos oblicuos, los más eficaces), entendido Hitler como la rencorosa revancha de la masa pequeñoburguesa, apuntalada por la supremacía de la civilización tecnológica.
Todo gira en torno de una figura patética y frívola: el barón Trugautt, edípico representante de la podrida aristocracia rural prusiana (los junkers), habitué del espléndido y apolillado bar de Charly, uno de los últimos sobrevivientes de los locos años veinte. Estamos en Berlín en 1938. El ruido de fondo es el repiqueteo de las botas marciales sobre el pavimento y el ulular de las camisas pardas. Hay un cambio de época en el aire. El noble se empareja con una rubia voluptuosa y promiscua (“de raza”), hija de un próspero industrial. La novela es de aprendizaje: Trugautt descubre cuál es la perversión que le permite funcionar bien en la cama.
El uso delicado de la segunda personal verbal es otro de los agrados del libro: un aristócrata en decadencia (como el autor del libro, por cierto) le cuenta a un camarada la historia de Trugautt, vaso de whisky en mano (se trata del sublime monólogo de un achispado). Hay magníficas digresiones, metáforas eruditas que resplandecen como si se les hubiese dado un baño de purpurina y oro, escenas desopilantes (recuérdese que se trata de una sátira). En el epílogo de 2004, el cineasta Volker Scholondörff rinde homenaje a la dicción y la destreza intelectual de Gregor Von Rezzori (1914-1998) resaltando que cada capítulo es “un cuadro cinematográfico perfecto“. Un libro extraordinario, sin duda y muy bien traducido, por cierto.
Guillermo Belcore
Una versión más corta se publica en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.
Calificación: Excelente
PD: En una entrada anterior, establecí que esta obra maestra merece el título de Novela del año 2011.
Hola Guillermo, saludos desde San Francisco, California. Tremenda pagina la suya y estragos que me hace. Acabo de pedir una orden en AMAZON con todos los libros que recomienda (los mejores claro). Disfruto mucho sus resenas y en verdad que dan al clavo. Estoy terminando de leer La breve y maravillosa historia de Oscar Wao" Una maravilla!
ResponderEliminarQuerida Yamil:
ResponderEliminarMuchas gracias. Sus palabras halagan mi vanidad. Me alegro que el blog sirva para divulgar la buena literatura.
Saludos
G.B.
Estimado Sr. Belcore:
ResponderEliminarmuchas gracias por este atinado comentario a la novela de Rezzori.
Son pocos (casi todos bloggers) los que han visto la grandeza de esta novela. la prensa española apenas la ha tenido en cuenta.
Un saludo afectuoso, José Aníbal Campos (traductor de la novela).
Estimado José Aníbal:
ResponderEliminarVaya, ha hecho usted un trabajo magnífico, la erótica de la obra llegó intacta a mis manos. El agradecido soy yo. Menudo esfuerzo debe haber hecho, me imagino.
Diré en defensa de los diarios que La Prensa de Buenos Aires me encargó la lectura y reseña de esta obra sublime. El merito es el del editor del Suplemento de Cultura, Albino Diéguez Videla periodista de vastísimas lecturas.
Compartó si su desazón ante ciertos medios, de gran tirada sobre todo, en manos de profesionales a los que, he llegado a concluir, en el fondo no les gusta leer.
Mis respetos
G.B.
PD: Ojalá este blog siga contando con sus comentarios.
Estimado Sr. Belcore:
ResponderEliminaruna vez más gracias por sus comentarios elogiosos, que en este caso me llena de satisfacción, teniendo en cuenta el esfuerzo que fue llevar al español (aun quedándome corto) la mayor parte de la musicalidad y la riqueza de matices del Edipo de Rezzori.
En cuanto a lo que me dice del diario La Prensa, le ruego agradezca al editor de su suplemento cultural el haber encargado una reseña a este magnífico libro.
Y me encantará continuar compartiendo con usted comentarios sobre literatura (o sobre el propio Rezzori) en este blog o a través del mail. para ello le hago llegar este correo mío: camposgonzlez@yahoo.es
me alegraría mucho mantener el contacto
Un abrazo afectuoso
José Aníbal Campos