Milan Kundera
Tusquets. Novela, 325 páginas. Precio aproximado: 95 pesos. Edición 2012.“Ningún movimiento que se plantee transformar el mundo soporta la burla ni el desprecio porque eso es un óxido que todo lo disuelve”.
M.K.
Desde siempre, dos sistemas se disputan el control de la humanidad: la plutocracia y los regímenes esencialistas, como el nazifascismo, el comunismo o la teocracia, que postulan que “todo es política” (o religión). Los sistemas ultrapolitizados -¿también el populismo latinoamericano?- no tienen el menor sentido del humor. Todo se lo toman en serio. Vaya usted a mofarse de Juan Perón en la Argentina de 1950 o de Fidel Castro en la Cuba del último medio siglo. Esa desgraciada incapacidad para comprender una broma también caracterizó al bolchevique cuartelero que el Ejército Rojo impuso a la desdichada Centroeuropa después de la Segunda Guerra Mundial. Intentar seducir a una chica escribiéndole en una postal loas a Trotski y considerando al optimismo como el opio del pueblo, le significo al entusiasta militante Ludvik Jahn la expulsión de la universidad, el confinamiento en una unidad militar de castigo y cinco años de trabajos forzados en las minas de carbón. También le envenenó el alma de tal manera que ya de adulto se consagró a consumar una venganza estúpida. Quince años rencorosos de un intelectual que perdió el derecho a no ser un enemigo del Estado.
Milan Kundera (Brno 1929) escribió en 1965 esta obra filosa como una navaja sobre la vida estropeada de un camarada caído en desgracia. La crítica ha destacado que pocos autores han logrado retratar mejor una sociedad comunista en decadencia. La nausea espiritual, la miseria uniforme, la muerte de los ideales, la aplastante burocracia, el descrédito del marxismo, el aparato de propaganda, la necesidad de refugiarse allí donde la política, con sus tácticas y su estrategia, no desempeñe ningún papel.
La primera novela de Kundera, la que demostró que era un artista de primera, está narradora de manera coral. Escuchamos cuatro voces, entre ellas la de Kotska, un iluso que creía que el socialismo real podía regenerarse superando el error histórico de haberse malquistado con el cristianismo. Claro, eran tiempos de la Primavera de Praga. Faltaban tres años para que los tanques rusos aplastarán la heterodoxia en la fenecida Checoslovaquia. A Kundera, por ciento, lo obligaron a ganarse la vida como jardinero y le prohibieron tener una biblioteca (!!!). En esto se parece mucho el comunismo, al que se ha definido como una Iglesia sin Dios, con las religiones tradicionales. En la convicción de que el pecador puede y debe ser reeducado mediante la penitencia. Al hereje recalcitrante le solía esperar, fíjese usted, la hoguera o el pelotón de fusilamiento.
Un libro necesario pues, ya que además de sus virtudes estéticas (como la gran legibilidad o la profundidad psicológica, o la densidad de la mirada del escritor que es conciente del peso de la Historia), advierte sobre los peligros de la revolución y el partido único, ante los cuales “sólo nos resta mantener la cabeza gacha”. Si no fuera por su crueldad, uno podría concluir que los sistemas políticos de “pensamiento fuerte” no son otra cosa que una inmensa ridiculez.
Guillermo Belcore
Calificación: Muy buena
PD: En la era comunista se acostumbraba a destruir un individuo, a torcer su destino, mediante la imposición de una etiqueta. Uno estaba condenado si los inquisidores oficiales le colgaban el sambenito de “falto de fe, existencialista, intelectual, escéptico, individualista, pesimista, cosmopolita”. Más inocente era el saludo obligatorio entre los camaradas: “Honor al trabajo”.
PD II: ¿Es esta la gran novela de la Primavera de Praga? No lo sé. Mi conocimiento de literatura checa de la segunda mitad del siglo XX no va más allá de Kundera. ¿Puede alguien iluminarme?
No tiene que ver estrictamente con la Primavera de Praga, pero si no ha incursionado en la literatura checa más o menos contemporánea le recomiendo fervorosamente leer "Amor y Basura", de Ivan Klíma, una novela extraordinaria.
ResponderEliminarUn abrazo,
Martín
"De modo que compré una postal y (para herirla, asombrarla y confundirla) escribí: ¡El optimismo es el opio del pueblo! El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva Trotsky! Ludvik"
ResponderEliminarLa broma es una de las dos obras maestras de Kundera. Hoy la prefiero por sobre La insoportable levedad del ser. Si ha disfrutado de sus "virtudes estéticas" le recomiendo un libro imprescindible de Kundera: El arte de la novela. Un breve repaso por la técnica de este arte que nos apasiona tanto con uno de los maestros del siglo pasado. Si se logra seguir a pesar de su vanidad,las lecciones son inmensas.
Lamento no poder ayudarlo con su pedido en la segunda pos data. Mis conocimientos en ese sentido son sólo superficiales.
Lo que sí puedo recomendarle es, si el cine le despierta pasión, que vea las películas de la llamada "Nueva ola checa". Los amores de una rubia (1965)de Milos Forman, Trenes rigurosamente vigilados (1966) de Jiří Menzel o La oreja (1970)de Karel Kachyna son sólo algunos de los brillantes títulos que tiene a su disposición. Inclusive hay una versión de La broma del eslovaco Jaromil Jires. Recordemos que Kundera fue profesor de cine en la Escuela de Praga y de muchos de estos cineastas.
Me despido recomendándole La lentitud, otra imprescindible obra del maestro y de las últimas de ficción que escribió.
Estimados:
ResponderEliminarMartín, gracias. Trataré de conseguirlo.
Joaquín, gracias también. De Kundera he leído con placer y provecho, ademas de 'La insoportable levedad del ser', dos libros de ensayos breves: 'Telón' y 'Un encuentro'. Coincido en que es un exquisito teórico sobre el arte de la novela.
¿Podemos concluir entonces que 'La broma' es la gran novela de la 'Primavera de Praga'. Al mezclar destino individual con el devenir nacional, captó con acierto el espíritu, y las tremendas limitaciones, de esa sed de libertad, brutalmente sofocada por los rusos y sus esbirros locales. Un gran libro, sin duda.
G.B.