Eduardo Berti (compilador)346 páginas. Adriana Hidalgo editora. Cuentos
En los hoteles -es de público conocimiento- ocurren cosas maravillosas. El arte tomó nota y así se han compuesto magníficos relatos breves en torno a las peripecias de viajeros, turistas y amantes. Algunos se incluyeron en una antología que acaba de lanzar al ruedo un sello nacional. En verdad, Eduardo Berti, el compilador, ha realizado un trabajo muy competente, en cuanto a la variedad y excelencia de los casi cuarenta textos que reúne Vidas de Hotel . Uno puede abandonarse sin reservas al goce de la lectura.
A gusto de este consumidor, las gemas más preciadas que atesora el volumen son aquellas que narran tribulaciones burguesas, como las de la desmemoriada señora Stroope que retrata el ingenioso Saki; o el conmovedor juego de apariencias en una arcadia oculta de Broadway que imaginó O. Henry; o las fobias del señor Panard, hombre prudente que le temía a todo a sus alrededor (la invención es de Guy de Maupassant). Hay que destacar también en esa línea "Indecisión" de Francis Scott Fitzgerald, basado en una premisa que sólo un bribón no consideraría escandalosa: "Peor que no tener mujer es tener una sola". El intento de suicidio que perpetra el desdichado Gene (artificio del innovador Stephen Dixon) es otro punto alto del libro.
La destreza de los literatos argentinos, en cambio, muestra altibajos. Ricardo Piglia tuvo una ocurrencia genial pero da la impresión en "Hotel Almagro" que no supo cómo desarrollarla. Tampoco llega a algún lado "En un cuarto de hotel" de Juan José Saer. Realismo soso el del santafesino con una idea tremenda, una sola: a una determinada edad, digamos después de los cincuenta, los hombres nos volvemos transparentes para las mujeres. "La puerta condenada" de Julio Cortázar es todo lo contrario de esos dos productos fallidos. Una ficción memorable y bien escrita, ambientada en Montevideo. También se deja leer la pieza de Pablo De Santis. Trae, incluso, una advertencia de suma utilidad: los edificios con demasiado cinc atraen los recuerdos.
Todo hay que decirlo. La compilación hace trampa tres veces. Dos son atendibles. Considerar a una dacha una variante de hotel para poder incorporar a Antón Chéjov es una licencia insignificante. "El número 13"" de M. R. James había aparecido hace siete años en Fantasmas otra estupenda antología que preparó Berti también para Adriana Hidalgo. Es un pecado menor; al fin y al cabo, la historia del catedrático inglés es placentera y mucha gente seguramente no lo conoce. Ahora bien, transcribir el apunte de una idea de William Somerset Maugham, un párrafo apenas, no es lo que uno espera de una recopilación de alta categoría.
Hay que destacar, no obstante, otro agrado del libro. Cada relato viene precedido por una minibiografía del autor. Es una delicadeza de Berti que el lector curioso no dejará de aprovechar, pues esos tres párrafos dan apetito, obran como un maestro de lectura. Por ejemplo, después de saborear "Hotel de la luna holgazana" uno se siente impelido a salir corriendo a comprar Leyendo a Turgueniev y Mi casa en Umbría las dos nouvelles de William Trevor que Berti recomienda. Exactamente lo mismo pasa con "El tumultoscopio" de Alphonse Allais. Es un cuento desopilante que obliga a seguirle la pista a este francés no muy conocido, ilustre forjador de máximas.
Guillermo Belcore
Si bien no es del mismo compilador, "Vampiros" de la misma editorial es excelente y por tu descripción tiene el mismo "modus operandi", una selección con saldo positivo y una mini biografía de los autores. Muy recomendables estas antologías.
ResponderEliminar¡Gracias por la sugerencia! En verdad, el sello Adriana Hidalgo es uno de los mejores de la Argentina.
ResponderEliminarG.B.
Me corrijo porque recientemente vi que salió una nueva edición del libro que recomende, la antología de Adriana Hidalgo se llama "Vampiria".
ResponderEliminarAbrazo,
Ignacio.