Rubem Fonseca
Norma, 195 páginas, edición 1995.
“Nunca te avergüences de tu libido, es la energía fisiológica y síquica asociada a toda actividad humana constructiva; se opone a Tanatos, fuente de todos los impulsos destructivos“.
¿Es esta una definición filosófica? No, es la meditación interior del sinvergüenza del doctor Mandrake tramando una infidelidad. La creatura de don Rubem Fonseca (Q.E.P.D.) protagoniza dos novelas cortas que el gran narrador brasileño entregó a la imprenta en 2005 y el sello colombiano Norma (lo echamos de menos) reunió dos años más tarde en un volumen que hace muy tolerable un encierro que no debería ser tan prolongado.
Para quien no lo conozca, digamos que el doctor Mandrake es un abogado criminalista de Río de Janeiro que gusta jugar al detective privado. Es un hombre con una misión en la vida: llevar a la cama mujeres hermosas tan asiduamente como pueda. En la ética profesional de este libertino empedernido sobresale una concepción robinhoodiana, sacarle dinero a los poderosos es una buena acción, aun cuando su cliente sea un pilantra. Su socio es el doctor Weksler; su amigo de la infancia el comisario Raúl, el as de la división Homicidios. El vino tinto portugués y los libros son otras pasiones del letrado.
En esta ocasión, Mandrake deberá lidiar, en primer lugar, con una serie de homicidios que ha provocado el hurto de libros valiosísimos, como un incunable de Gutenberg. El Club de los Bibliomaníacos -naturalmente todas personas de buen pasar- es como cualquier secta de fanáticos. El abogado se llevará dos tiros en el cuerpo por esta aventura.
En la segunda parte, se lo trata de incriminar en el homicidio de un cultivador de orquídeas. Alguien le robó de su casa un bastón estoque Swaine (con una lámina de acero incrustada) fabricado en Inglaterra hace doscientos años. Con esa arma mortífera le atravesaron el corazón al señor Helder Frota, cuya esposa es amante de Mandrake (¿dijimos que el estado civil de las damas es para el picapleitos un detalle insignificante?).
Si bien estos dos son los casos principales, las nouvelles se enriquecen con subhistorias que corroboran la habilidad de fixer del abogado. La prosa de Fonseca es sencillísima de leer, lo cual no quiere decir que sea simplona. Viene esmaltada con citas eruditas y sentencias.
Para quien esto escribe, Fonseca era el más importante escritor brasileño de los últimos cincuenta años, un auténtico reformador y no sólo de la novela negra. Fue uno de los grandes cuentistas latinoamericanos. Como todo el mundo sabe, falleció hace quince días por un maldito infarto. Tenía 94 años de edad (1). Este blog intentó contactarse con el doctor Mandrake, pero resultó imposible. Chocamos contra el muro de su secretaria Luma. No obstante, ha trascendido que el abogado criminalista sigue devastado por la pérdida, al punto de que no ha vuelto a sus despacho. Ni siquiera sus bellas mujeres han logrado borrarle las lágrimas.
Guillermo Belcore
Calificación: Buena
(1) http://labibliotecadeasterion.blogspot.com/2020/04/rubem-fonseca-qepd.html
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