martes, 2 de agosto de 2011

El arbol de las garzas

Proyecto Diez Mil Cuentos

Argumento número cuatro


El árbol de las garzas



Carlos María Domínguez
(Buenos Aires, 1955)

La casa de papel, Alfaguara, edición 2004.


En un confín del Río de la Plata, un hombre se empeña en volver habitable y cultivable un islote de doscientos metros cuadrados, con dos sauces y un ceibo donde anidan una colonia de garzas. Después de meses de trabajo duro en ese islote del demonio, lo sorprende la tormenta de Santa Rosa. Lluvias enloquecidas de vientos, olas de dos metros, una sudestada con una fuerza capaz de demostrar lo que es capaz de hacer y que lo hará cuantas veces quiera mientras el hombre se obsesione con separar la tierra del agua. El temporal se lleva la casilla y los sauces; el hombre resiste atado al ceibo largo rato, pero la marejada le atraviesa el capote, el abrigo de lana, la camisa, la tela de brea contra la grasa, la grasa contra la piel, y luego el músculo hasta llegar al hueso. A punto de perder el sentido, ocurre algo milagroso. Agarra las garzas y las coloca bajo el capote, una por una. Las amontona sobre el pecho y las piernas. La suave y caliente mierda de garza mantiene vivo al colono.

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