Mariano Dupont
Seix Barral. Novela, 269 páginas.Parafraseando mal a Gustavo Cordera, he aquí una novela que cultiva la porteñidad al palo tanto en su estilo zumbón e iconoclasta como en el contenido. Curioso. El novelista, poeta y traductor Mariano DuPont (1965) ha optado por no tomarse en serio a la literatura. La mayoría de los personajes son escritores pero no hay una sola opinión lúcida (bueno, puede que haya una sola) o un diálogo profundo sobre las bellas letras. Hay sí pensamientos envidiosos o resentidos, pero eso es otro asunto. ¿Para qué el esfuerzo de ofrecer al universo algo tan serio como un libro?, cabe preguntarse.
El título también es engañoso. A la Arno Schmidt Experimental Writer’s Residencia, enclavada en la Antártida, llega un argentino. Pasará un mes en lujoso aislamiento -junto a escritores de todo el mundo- hasta concluir una obra heterodoxa, de vanguardia, que satisfaga los caprichos del mecenas alemán que lo ha becado. El argentino se llama Mariano DuPont e intenta rescribir el Popol-Vuh, en clave bonaerense, obviamente. La contratapa nos jura que la sátira es humorística, pero no a todos dan risa las fruslerías o las bromas escatológicas. Se abusa de los signos de admiración y todos hablan en porteño básico. Aparecen osos polares y pelícanos. Aparece un secreto y un literato muere en el inodoro (!?). La trama deriva, finalmente, hacia la ciencia ficción más irrelevante.
El don poético de Dupont se evidencia en un párrafo magnífico: “La mañana de hoy no tiene sol. Y el desierto blanco no tiene contrastes. El cielo no está. O mejor dicho: es una inmensa nube lechosa, sin forma, sin matices, que se confunde con la nieve. No hay arriba ni abajo. Algo de viento”. Es lo mejor de un libro leve y juguetón por demás, pero casi nunca ingenioso. Nietszche proponía danzar sobre la superficie del mundo. En la Buenos Aires postmoderna se lo toma al pie de la letra.
Guillermo Belcore
Publicado hoy en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa.
Calificación: Regular
PD: El destino de este blog, al parecer, es disentir con los juicios de los críticos de Página 12. Sugiero, como siempre, complementar la lectura de mi reseña con otras opiniones. Aquí se propone a Arno Schmidt como uno de los libros de 2014: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-31364-2014-02-17.html
PD del 1 de marzo: Quintín ha querido refutar los elogios "desaforados" que un comentarista del Suplemento Cultural del diario La Nación vertió sobre la novela: http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2014/02/28/intrascendencias-75/#more-23358
4 comentarios:
Brillante reseña amigo.
Veo que le preocupa la literatura superficial, y que la desdeña con razón y argumentos difícilmente rebatibles.
Un abrazo,
Roberto
Estimado Roberto:
¡Muchas gracias! Ls superficialidad de la obra, me parece, deriva del hecho de que es una sátira fallida, es decir sin ingenio ni humor. Simplemento eso. Un Bizzio degradado, por decirlo de otro modo. Pero claro, se trata sólo de una opinión basada en una experiencia de lectura frustrante. La crítica de Página 12 vio virtudes que a mí se me han escapado. ¿Quiere otra opinión? Quintin confiesa no haber pasado de la página 40:
http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2014/02/24/intrascendencias-69/#more-23312
Abrazo
G.B.
Guillermo:
¿Tal vez una sátira que intentó con más éxito Aira en su genial “El congreso de literatura”?
Aunque claro, Aira corre con la ventaja de que casi nada le sale mal. Talento, le dicen. Nos hace creer que lo que en otro llamamos “superficialidad”, por ejemplo, en él es parte de sus dotes.
Saludos!
Roberto
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