lunes, 2 de octubre de 2023

El asunto


Por Lee Child

Blatt & Ríos. 455 páginas


Desde que la musa cantó la cólera de Aquiles, el de los pies ligeros, los lectores occidentales hemos demostrado hasta el cansancio nuestra fascinación por las aventuras de un héroe. La magia continúa en el siglo XXI. Siempre será un gusto rencontrarse con Jack Reacher, la creatura que imaginó el inglés Lee Child (Conventry, 1954). Una combinación de Hércules y Sherlock Holmes, con un dejo de Jason Bourne.


En esta ocasión, disfrutamos la última correría de Reacher como empleado del Tío Sam. Tiene 36 años, intuye que sus días en el Pentágono están contados y la División de Investigación Criminal de la Policía Militar le ordena viajar encubierto a Carter Crossing, una población rural en el profundo sur. Será un viaje trascendente para su espíritu fatigado.


En ese rincón paupérrimo del estado de Mississippi funciona desde los años cincuenta Fort Kelham, una escuela de formación de Rangers. Opera con disimulo, pues allí despachan a los pelotones de irregulares que Washington infiltra en Kosovo, región en disputa entre serbios y albaneses. Estamos en 1997.


Una noche aparece en el poblado una chica ligera de cascos limpiamente degollada, tal como le enseñan a los soldados de elite. Una luz roja se enciende en Washington. El caso puede convertirse en un desastre de relaciones públicas y sacar a la luz secretos militares. Estamos en los años gloriosos de Bill Clinton: los principales enemigos de las Fuerzas Armadas estadounidenses son los tipos que abren y cierran las canillas del presupuesto, entre ellos el senador Carlton Riley, presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, y, para peor, padre del comandante de la Compañía Bravo de Fort Kelham. "Mierda", exclama Reacher cuando se entera del dato.


El asunto narra, pues, los trabajos de Reacher en Mississippi y sus consecuencias. Debe esclarecer crímenes horrorosos. Ha recibido otro mandato perentorio: “Mantenga todo más cerrado que culo de muñeca”.


Deberá lidiar en el terreno con un hueso duro de pelar: la sheriff Elizabeth Deveraux, retirada de la Infantería de Marina después de trece años de servicio. Es hermosa, si es que a usted le gustan las flacas mandonas. No tiene un pelo de tonta. El pendenciero de Jack también tendrá que enfrentar, a puño limpio, a los palurdos locales y a las víboras traicioneras del Departamento de Defensa.


Como siempre, Child cumple con creces un mandato irrevocable de la industria editorial: enséñale algo al lector. Por ejemplo, cómo degollar a un semejante. Uno se entera, además, que el Chevy Caprice era en los noventa el automóvil favorito de los policías.


Datos al margen, la erótica del libro se concentra en la laboriosa búsqueda de la verdad en un ambiente hostil, con trampas a cada paso. Se trata de una esas novelas que magnetizan los dedos.


La prosa es clara y funcional a una trama brillante; no tiene ornamentos, con la excepción de esas comparaciones filosas y esos giros irónicos en los diálogos y en las cavilaciones que caracterizan a la buena novela negra estadounidense. Otro agrado del libro es la narración metódica y fría de las peleas; pero cuando el procedimiento se aplica al sexo, fracasa. Es como si a un profesor de física se le pidiera describir ese torbellino de los sentidos entre un hombre y una mujer.


El asunto fue entregada por primera vez a la imprenta en 2011. Es la novela número dieciséis de la saga; la que explica por qué nuestro héroe perdió la fe en el Ejército y se convirtió en un vagabundo sin amarras. “Presenta el mito de creación de Reacher”, explicaba por entonces entusiasmada la comentarista de The New York Times. El texto resulta ideal para evadirse -aunque sea por un rato- de la desesperación argentina.

Guillermo Belcore


Calificación: Bueno

PD: En este blog hemos elogiados otras novelas de la saga Reacher:






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