John Berger
Editorial Alfaguara. Novela de 313 páginas. Edición 2002.
En 1958, esta novela enervó a la muy liberal Inglaterra. Sólo un mes permaneció en las librerías, después de que un aluvión de críticas indignadas la hiciera pedazos. “Un libro tan perverso sólo podría haber sido escrito por otro hombre: Goebbels de joven”, se escribió. ¿Su crimen? En plena guerra fria, había hilvanado una reivindicación minuciosa del comunismo cuartelero que oprimía a medio planeta. Un recuerdo fresco ultrajaba por entonces los corazones de los hombres de bien: tropas rusas acababan de aplastar la sed de libertad en Hungría.
El sello Alfaguara reimprimió la primera obra de John Berger (Londres 1926), una voz insoslayable del siglo XX. Recluido en una aldea de la Alta Saboya, este artista militante no ha desdeñado ningún género, incluso el guión televisivo o la crítica de arte. En los últimos meses, su prosa jupiterina honró varios diarios del Primer Mundo ensañándose con George W. Bush.
Un pintor de hoy narra la insólita desaparición de Janos Lavin, tras el triunfo de su primera exposición individual en Londres. Un amigo vuelve al taller del exiliado húngaro y descubre su diario personal. Con un estilo informativo y atrapante, Berger, que acababa de dejar los pinceles, nos conduce a los anhelos, logros y decepciones de la creación visual. También, expone los fundamentos de una ideología recalcitrante (reivindica a Stalin), augurando que “el socialismo terminará entrando incluso en el mas pequeño bloc de dibujo”.
La novela es grata, inteligente y ácida. La propaganda, por cierto, no la arruina. Arthur Koestler decía que el marxismo es una droga similar al arsénico, en pequeñas dosis puede resultar estimulante, pero en grandes es absolutamente letal.
Guillermo Belcore
CALIFICACION: Buena
PD: Si simpatizas con el marxismo no podés dejar de leerla. Si te gusta la buena literatura, tampoco.
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