Entre todos los sinvergüenzas que han honrado la literatura europea durante el siglo XX, uno de los más interesantes y fecundos ha sido Curzio Malaparte (1898-1957). Periodista, intelectual en el sentido amplio del término, Narciso de la política y las artes ha dejado algunos textos notables: agudos y elegantes retratos de época y sátiras. Se lo conoció como El camaleón, por su plasticidad ideológica: militó en el fascismo, en el antifascismo, en el el comunismo de cuño soviético, en el maoísmo y finalmente abrazó la fe de Cristo. Curzio se consideraba como "un mártir de la libertad'', pues Mussolini -ese loco- lo envió a la cárcel durante cinco años.
En 1962, apareció en Italia una recopilación de artículos que en la década del treinta Malaparte había publicado en el Corriere della Sera, algunos desde su confinamiento en la isla de Lípari. El libro se tituló El inglés en el paraíso. Tuve la fortuna de encontrar en la feria de libros usados de la Parroquia Nuestra Señora de Loreto -organizada por Caritas- el tomo que Plaza & Janes publicó en 1967, que incluye otras dos obras de Malaparte: Evasiones en la cárcel y Sangre. Oro en letras. El primero de los ensayos reúne, acaso, las más exquisitas injurias que un latino ha escrito sobre el hijos de Albión. Establece Curzio que un hombre y un inglés definitivamente no están hechos para entenderse.
Tal como hizo con los italianos y con los rusos en El Volga nace en Europa (1), el cachafaz de Curzio reflexiona sobre la esencia platónica de una nación. Sus conclusiones son seductoras por extravagantes. La verdadera naturaleza de los ingleses es angelical -afirma-; son seres alados que realizan el bien o el mal con un candor maravilloso y que miran, con un incorruptible desdén, al resto de la humanidad desde lo alto de una montaña... Como de Quincey, son morbosamente virtuosos... no tienen ideas; tienen solamente opiniones... Creen los ingleses que sólo existen dos especies civilizadas sobre la Tierra: los ingleses y los perros...
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"Quien observe todos aquellos retratos de gentilhombres, de grandes damas, de almirantes, de generales, de altos prelados, de ricos mercaderes, de jóvenes señores, de muchachos y de chicas, se quedará sorprendido de encontrar en todos ellos, las mismas características físicas y morales que la pintura sacra de todos los tiempos y de cada país, especialmente la italiana, ha enseñado a considerar como propias de los ángeles del Paraíso. Idéntico rostro terso y rosado, igual frente clara y pura y la misma expresión notablemente estúpida que en ingleses y ángeles revela la común ausencia de pensamiento, de sentimientos y de escrúpulos humanos''.
Malaparte, pues, juega a ser André Maurois, para responder esta pregunta: ¿Cuál es el secreto de Albion? Ensaya paradojas y humoradas (a lo Chesterton) y le salen muy bien. Demuestra dotes de fino crítico literario cuando se mofa de la pretensión de Lawrence de regenerar al ciudadano moderno mediante el retorno al instinto sexual. El libro incluye además recuerdos de viajes por Londres, Cambridge, Oxford y la áspera Escocia. Aquí reivindica al salvaje caledonio en contraste con el pérfido inglés, aunque denuncia la pobreza atroz de Edimburgo y Glasgow. Otra rareza: se incluye el cuento Jesús no conoce al arzobispo de Caterbury en el que se reescribe el Misterio esencial de todos los tiempos. José era un carpintero judío de Istria que se casó con una joven mística llamada María y emigró a Palestina para salvar su pellejo tras el derrumbe del Imperio Austrohúngaro. El 25 de diciembre de 1921 nació el niño Jesús que fue adorado por campesinos hebreos y árabes, bajo la creencia de que arrojará algún día a los odiados ingleses al mar. Un cometa detuvo entonces su marcha sobre Belén. El prodigio se discutió en la Cámara de los Comunes.
Finalmente, digamos que Malaparte aporta en esta obra singular una idea política digna de ser comentada: "La libertad de un pueblo no depende de su forma de gobierno. Más bien es el sistema de Gobierno el que depende del grado de libertad del pueblo''. Si la Argentina fuese una naranja, Perón sería su jugo, ha escrito en su obra capital el historiador Joseph Page.
Guillermo Belcore
Calificación: Muy bueno
(1) https://labibliotecadeasterion.blogspot.com/2016/01/don-camaleon-va-la-guerra.html
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