lunes, 28 de septiembre de 2015

La peste de la corrección política

El diccionario de Asterión XVII 

Corrección política:

Sust. Com.: Tara de la literatura contemporánea y de las series que consiste en atribuir un carácter angélico a un grupo social, por lo general una minoría perseguida antaño o en otra parte del mundo. La corrección política torna a la trama previsible y delata, por lo general, la cobardía, mala conciencia o afán comercial de un autor. Estraga libros y programas televisión, no obstante, suele ser aplaudida por la crítica pusilánime. Véase, por ejemplo, las novelas de Henning Mankell (y uno se siente tentado a escribir “casi toda la literatura escandinava de este siglo“) o la serie Luther, donde todos los malvados son invariablemente anglosajones.

domingo, 20 de septiembre de 2015

La conmovedora historia de Kenny


Por Guillermo Belcore

Kenny sabía que había escrito una obra maestra, pero a los treinta y dos años estaba devastado. No es que odiara su trabajo de docente, pero los rigores del profesorado en una escuela católica no colmaban a un joven que se sentía predestinado a conquistar la cima del mundo. Además, vivir con sus padres se había convertido en un calvario. Y ese desgraciado del editor de Nueva York, si bien nunca rechazó de plano la novela, no daba señales de querer publicarla. ¡Y hasta puede que se la hayan plagiado! La rueda de la diosa Fortuna había colocado a Kenny en el punto más bajo de su existencia. La única salida que concibió fue una carretera solitaria en Biloxi, una manguera de goma uniendo el caño de escape con el interior de su automóvil. El motor rugió y el escritor inédito, el poeta, el caballero sureño, el hijo único, el hombre rechoncho que tanto había hecho reír a sus amigos entregó su alma. Sólo tres personas concurrieron al funeral. El manuscrito, rescatado por la mamá de Kenny, pasó por un sinnúmero de manos antes de darlo a la imprenta una editorial universitaria. Finalmente el libro vio la luz, casi dos décadas después de haber sido concluido. La diosa Fortuna lo besó en los labios. Se convirtió en un éxito inmediato y en un clásico moderno. Hoy se considera al texto como la forma más alta de comedia.

Una historia fascinante y extraordinaria es la de John Kennedy Toole (1937-1969) y su novela sublime La conjura de los necios, que ganó el Premio Pulitzer doce años después de la muerte de su autor. Narra aquella mítica travesía el ensayista Cory Maclauchlin en Una mariposa en la máquina de escribir (363 páginas). Anagrama, con tres años de retraso, trajo el ensayo al español.

Maclauchlin, un virginiano que adoptó Nueva Orleans como ciudad materna, ha intentado -según sus propias palabras- componer "un relato biográfico en el que a Toole no le hubiera costado reconocerse". Ha querido refutar hipótesis de otros trabajos anteriores. En su opinión, el escritor malogrado no se suicidó por una homosexualidad que nunca salió del armario (le parece más asexual que otra cosa) ni por su afición al alcohol. A cambio, ofrece la teoría de los trastornos mentales y el concepto del psychache (dolor psíquíco) del doctor Edwin Schneidman que describe la suma de elementos que conducen a una persona a quitarse la vida.

Hay un cuasi villano en esta trama: David Gottlieb, reputado editor estrella de Simon and Schuster en los "60, a quien se ha vilipendiado como una de las personas que le arruinó la vida a Kenny. Algunos exaltados también lo señalaron como la quintaesencia de la torre de marfil neoyorquina mucho más al servicio de la industria editorial que de los lectores y las artes.
El biógrafo no carga las tintas sobre Gottlieb, pero tiene fundadas sospechas de que uno de sus protegidos, el escritor George Deaux, robó la idea general de La conjura... para una novela de segunda categoría titulada Supergusano, publicada en 1968. Si así fuera, el tiempo hizo justicia.

Hay también una heroína imperfecta (por no decir insoportable): Thelma Ducoing Toole, la tenaz y combativa mamá de Kenny. Ella movió cielo y tierra después del suicidio para que La conjura... fuera publicada. Logró su objetivo a los setenta y nueve años de edad y se convirtió en una celebridad nacional. La cofradía de los lectores deberíamos levantarle una estatua a Doña Thelma y llevarle flores cada voz que volvemos a esa novela increíble que con una imborrable galería de personajes estrafalarios ha logrado representar todo el absurdo de la condición humana. ¿Cómo olvidar a Ignatius Really, el Don Quijote de Nueva Orleans? Al parecer, Kenny se inspiró en un profesor de inglés del Souhwestern Louisiana Institute, llamado Bobby Byrne, medievalista obeso, amante de la filosofía de Boecio y de los panchos, que se la pasaba profiriendo invectivas contra la edad moderna y tocando en su cabaña un clavicémbalo que se había hecho fabricar a medida en Inglaterra. Vaya tipo.

CRITICA DE LA BUENA

Rebosa la biografía de datos inútiles y anécdotas sosas (es que salvo el libro que estragó sus nervios y el dramático final, a Kenny le ocurrieron pocas cosas interesantes en su vida) pero se redime como ejercicio de crítica literaria. Confirma la validez de la Teoría de las influencias de Harold Bloom. Sin Evelyn Waugh no hubiera habido La conjura de los necios. John Kennedy Toole "encontró su estilo en el ingenio refinado y el humor característico de la astracanada".

La novela, por lo demás, es un producto típico de Nueva Orleans, acaso la ciudad de Estados Unidos con mayor cantidad de excéntricos por metro cuadrado. "Basta con salir a caminar para encontrar un buen muestrario de escenas trágicas de la vida cotidiana", informa Maclauchlin.
Con buen tino, el análisis no abusa del conductismo. Si bien Toole creó un reflejo de su fatherland y fue un sutil observador de la naturaleza humana, conectó también con una larga serie de predecesores literarios, desde Chaucer hasta Dickens. Al fin y al cabo, como profesor es aún recordado por su afán para transmitir la belleza de la Alta Literatura. A pesar de tan ilustres antecedentes, la novela "resulta accesible a cualquier lector que tenga sentido del humor". Es ésta una de sus glorias.

Se detiene el libro en otras creaciones de Toole. En La biblia de Neón, novelita que escribió a los dieciséis años. En sus poemas inéditos, uno de los cuales (El árbitro) inspiró el título de la biografía y se refiere al poder demoledor de los críticos; en sus exquisitas cartas, y en el perturbador relato corto sin fecha, Desencanto, que describe la escena de la muerte de un muchacho que se corta las venas. ""Es el paso hacia un mundo en el que reina la paz; desde donde su amor perdido lo llama haciendo señas"". La lectura de un par de fragmentos pone la piel de gallina. 

La mirada de Maclauchlin puede sonar condescendiente o banal en gran parte del libro, pero los núcleos incandescentes de la vida de Kenny se relatan no sin ternura, incluso con fulgor poético. Además, el  detallado examen de La conjura... no carece de la pasión que caracteriza a los feligreses de una iglesia satisfecha. La biografía se disfruta, en suma.

Publicado en el Suplemento de Cultura del diario La Prensa

Calificación: Buena

lunes, 14 de septiembre de 2015

Pasado los setenta V

Ernst Jünger

Tusquets, Memorias, 196 páginas.

Dígase de entrada para que no quede alguna duda. La lectura del último volumen de las memorias de Ernst Jünger es un acto tan placentero como la de cualquiera de de los tomos anteriores. Fue redactado cuando el escritor alemán -uno de los imprescindibles del siglo XX y no sólo por el valor documental de sus obras- frisaba la centuria. Hay poquísimos casos en la Alta Literatura de una senectud tan lúcida, esmaltada con referencias clásicas y erudición sobre la Historia y sobre esas pequeñas creaturas del Señor que suelen estudiar la botánica y la zoología. El libro se disfruta.

Con una prosa clara que abomina de las muletillas (como "aproximadamente'' o "acaso'') y de los signos de exclamación porque suponen "un condimento en exceso'', Jünger ha compuesto una especie de juego de dominó. Va alineando reflexiones, microcuentos surrealistas que provienen de los sueños o no, cartas recibidas o despachadas, testimonios de su amistad con Francia, pasmo ante el esplendor de la naturaleza. Los diarios abarcan desde 1991 hasta 1996, dos años antes de que la Parca visitara al artista.

En El Escorial, donde la Universidad Complutense de Madrid le concedió el segundo doctorado honoris causa, Jünger destacó un dato sorprendente. La primera traducción de su monumental Tempestades de acero se imprimió en español, en una ciudad extraordinaria llamada Buenos Aires. Y uno de sus primeros lectores fue un jovencito apellidado Borges. Poco antes de morir, el autor de Ficciones visitó al alemán en Wilfingen. Dios, seguramente, debe haber registrado ese encuentro entre colosos. Ojalá, en un hipotético Paraíso, se nos conceda la facultad de revivir tan ilustre conversación.

Las memorias tienen un hilo conductor pero resulta un tanto hirsuto, como casi todos los conceptos que provienen de la filosofía alemana. Siguiendo a sus faros Hölderlin-Schopenhauer-Nietzsche, el literato profetiza un siglo XXI dominado por los titanes, que con los dioses se han ido alternando en la hegemonía sobre los asuntos humanos. Apolo se aleja y se lleva lo político, lo artístico, con él, se nos advierte. La Era de las Radiaciones aventaja a la Edad de Hierro. A la superación de la guerra clásica sigue la de la moral clásica. Con el triunfo de los titanes, aumentar  también el peso de las masas que, por su parte, dependen de las elites frente al caos. El titán no es otro que el superhombre de cuna de bronce, para quien la racionalidad tradicional no sería más que un estorbo. El triunfo rotundo de la voluntad de poder. Impavidus, el y ella, los que no tienen miedo, y nos dominan.

Guillermo Belcore

Calificación: Bueno

PD: Jünger es uno de los escritores favoritos de este blog. Pincha aquí:
* http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2013/07/diarios-de-guerra-1914-1918.html  
* http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2014/07/el-teniente-sturm.html
* http://labibliotecadeasterion.blogspot.com.ar/2008/12/sobre-los-acantilados-de-mrmol.html 

martes, 8 de septiembre de 2015

Manual para el 11 de diciembre de 2015

POR GUILLERMO BELCORE

La clave es la calidad del crecimiento, al parecer. Entre 1991 y 2013, el Producto Bruto Interno de la Argentina aumentó por año en promedio el 4,5%. En el mismo período, Estados Unidos se expandió el 2,3%; Brasil, el 2,8% y México y Canadá el 2,5%. Impresionante, ¿verdad? Y aquí estamos lamentándonos todos de nuestra maldita suerte de subdesarrollados crónicos. Pero las estadísticas son como las bikinis, es tan relevante lo que muestran como lo que ocultan. Si 3% es la tasa de crecimiento de largo plazo en prácticamente todos los continentes según la sabiduría convencional, en las naciones serias la sucesión es 3, 3, 3, 3, pero en ese arrabal excéntrico del mundo llamado República Argentina el PBI parece un serrucho: 7, 0, -4, 3. La volatibilidad es nuestro drama histórico, independiente del cariz ideológico del gobierno de turno. La tara exacerba las estrategias de maximización de beneficios de corto plazo de los agentes económicos, lo que nunca es bueno. ¿Y por qué semejante inestabilidad? Porque la clase política (conservadores y progresistas, es lo mismo) y el pueblo llano en general comparte una idea singular: el Estado debe gastarse hasta el último centavo de lo que tiene, y (lo que es nefasto) de lo que no se tiene también. Somos todo un caso, ¿eh?

 Hasta aquí, una de las ideas primordiales de un libro ameno e instructivo de economía que acaba de salir a la palestra. ’Esta vez, ¿será diferente? Políticas económicas para el futuro de la Argentina’ (Editorial el Ateneo, 238 páginas). El autor es el licenciado en Economía Juan Carlos de Pablo (1943), catedrático, consultor, editor del newsletter Contexto, figura atractiva de la televisión, autor de una pila de libros. Se jacta de ser un profesional que no hace pronósticos, pero ayuda a tomar decisiones. Hay otro dato que merece aplausos: es hincha de Vélez.

Con el estilo coloquial y desparejo que lo caracteriza, De Pablo escribió una suerte de hoja de ruta para el próximo ministro de Economía. No es un libro de texto, advierte, “sino una obra puesta al servicio de la acción concreta“. Se centra en principios relevantes para la toma de decisiones. Es, naturalmente, un libro crítico al modelo K pues enfatiza que “la importancia de dichos principios deriva en buena medida de haber sido ignorados en los últimos años“.

La redundancia es uno de los rasgos del volumen (puede resultar tediosa, avisa el autor en las primeras páginas); la lucidez del análisis es otra. Borges tenía razón: el sentido común también puede refulgir. Intenta De Pablo jugar de centrojás, se para en la posición más cómoda de la cancha: el fundamentalismo de centro. Quiere ser percibido como el justo medio entre los liberales ortodoxos y los populistas heterodoxos. Establece, por ejemplo, que hay que repudiar con el mismo énfasis la postura clásica en la década del treinta como a quienes basan sus decisiones en que siempre es posible aumentar el PBI real elevando la demanda agregada. Hay que decir que más allá de los movimientos estratégicos del autor, el libro resulta absolutamente convincente.

TODO ES SHOCK

Por estos días, la comunidad de economistas discute con pasión sobre los ritmos de la próxima administración: el plan antiinflacionario debe ser de shock o gradualista. De Pablo no tiene ninguna duda. Copiamos de la pagina 162: “la “cultura” argentina (NR: ¿por qué cultura con comillas?), así como las enseñanzas de la historia se pronuncian de manera clara: en nuestro país las políticas económicas son de shock… porque ¡todo es de shock!”.

Todo el andamiaje de la más reciente obra de De Pablo se sostiene sobre un concepto que aún suscita sospechas: la excepcionalidad argentina (los estadounidenses, japoneses, alemanes, mexicanos, brasileños, sudafricanos también creen que son únicos en el mundo). Pero hay números que así lo atestiguan: las tremendas oscilaciones en la marcha de nuestro Producto Bruto, como se comentaba más arriba, es una cifra reveladora. “País ciclónico, al decir de Lucio Graciano Reca”.

Por eso, se recomienda en el libro prestar atención a la idiosincracia de la población. Se pregunta De Pablo con gran perspicacia: “¿Hasta dónde resulta óptimo abrir una economía, privatizarla o desregularla, cuando la cultura de la población apunta a cerrar la economía, estatizarla o regularla?”. El consejo parece ir dirigido a los liberales puros y duros que orbitan en torno a Mauricio Macri: “las reglas de juego estables deben ser culturalmente aceptables”. Adoptar políticas menos beneficiosas en términos de ortodoxia académica, pero más convenientes desde el punto de vista de la perdurabilidad es preferible.

TIO SABIO

El texto rebosa de citas pero no todas son dignas de mérito. Algunas suenan a cumplido (¿Remes Lenicov?). De Pablo dice que prefiere interpretar el papel de tío sabio, dejando a los jóvenes que adopten las responsabilidades ejecutivas. Otras sugerencias que le aporta a la juventud maravillosa para corregir un país “con más de un millón de distorsiones” que erosionan la eficacia en la asignación de los recursos y con incongruencias (bombas de tiempo) en el seno de la actual política económica son las siguientes:
 
  • * Apuntar a un 3% de crecimiento anual, no a tasas chinas.
  • * “En un país como la Argentina, la política económica se tiene que plantear en un contexto de centro y periferia (enfatizado por Prebish), soluciones de segundo mejor (sugeridas por Lipsey y Lancaster) y donde la credibilidad de la población no debe darse por descontada“.
  • * El principio del segundo mejor implica que la eliminación de algunas de las distorsiones puede aumentar pero también dejar constante o aun disminuir el bienestar de la población.
  • * A los macristas los alerta sobre el llamado ‘vicio ricardiano‘: basar recomend
  • aciones de política económica a partir de modelos muy simplificados para aplicar a situaciones complejas, tanto desde el punto de vista técnico como político, social e institucional.
  • * “El gran desafío profesional es como hacer perdurables los éxitos iniciales“.
  • * Recordar la importancia de los incentivos y de los desincentivos en la toma de decisiones y que en un país como la Argentina, “la política económica es mucho más el producto de las circunstancias que de la ideología“.
  • * Y sobre todo, “evitar la tentación de elevar el gasto público más allá de lo sustentable cuando mejoran los ingresos fiscales o las corrientes de capital”. 
 
La Argentina, se nos advierte al final, se encontrará desde diciembre en un momento propicio para definir su estructura productiva, para lo que deberá debatir qué hacer con determinadas herramientas económicas. Libros inspiradores como éste son muy necesarios para ese debate, gane quien gane las elecciones de octubre.

BOMBAS NUCLEARES

Para terminar, merece un párrafo un comentario al pasar que aparece en la página 32. De Pablo sostiene que, en la década del treinta, una crisis como tantas se convirtió en la Gran Depresión por “los horrores de la política monetaria“. Es decir, uno puede colegir que si una mente lúcida como la de Benjamín Shalom Bernanke hubiera estado en el timón de la Reserva Federal hace ochenta y cinco años quizás nos hubiéramos ahorrado a Hitler, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Las cadenas causales son implacables. Pone la piel de gallina pensar en el colosal poder destructivo que tienen los economistas. Son, por así decirlo, las bombas nucleares de la actividad política. En 2001 sentimos en carne propia a Domingo Felipe Cavallo. Dios nos proteja.