domingo, 24 de septiembre de 2023

Un canon de la Sci-Fi


Las mudanzas, esa experiencia tan desquiciante, obligan a ordenar (o, ¡ay!, a reducir) las bibliotecas personales. Y uno se demora, inevitablemente, con los recuerdos de los libros que nos han hecho felices. Algunos de ellos se incluyen en esa categoría, algo desdeñada por los eruditos, llamada ciencia ficción, aunque sería más correcto decir ficción científica. Viajes en el tiempo y en el espacio, civilizaciones alienígenas, ucronías y distopías conforman una urdimbre maravillosa. Ratifican que no hay géneros literarios mayores o menores, sino buenos o malos escritores. Aquí seleccionamos diez obras de Sci-Fi que corroboran la sentencia.


1) Pavana. Keith Roberts. 1966. Editorial Minotauro.

Quizás sea la mejor ucronía que se ha escrito. El siglo XX vive como en el Medioevo, porque en 1588 un papista fanático asesinó a la reina Isabel I en el palacio real de Greenwich. España invadió, con éxito, las islas británicas, sumidas en la anarquía. La Iglesia militante se hizo con el poder en toda Europa. No hubo Revolución Industrial, pero todo comienza a cambiar de prisa.


2) Hacedor de estrellas. Olaf Stapledon. 1937 Editorial Minotauro.

A Borges, ese crítico infalible, le encantaba esta espléndida novela. Consideraba que la mayoría de las ideas fundamentales de la fantasía moderna proceden de aquí: razas simbióticas, imperios galácticos, nebulosas y estrellas inteligentes. Stapledon, el socialista libertario, relata toda la historia del universo, desde la creación a su fin. Deja una impresión de sinceridad, notaba nuestro querido Borges.


3) El libro del día del juicio final. Connie Willis. 1992. Ediciones B

En 2054 es una práctica común que las universidades de renombre viajen al pasado para investigarlo. Ahora bien, el tiempo se protege a sí mismo: impide acciones, encuentros o colisiones que puedan modificar la Historia. Oxford envía a una estudiante al siglo XIV para estudiar sus hábitos, pero el operador de la máquina comete un tremendo error y la chica cae en plena epidemia de peste bubónica. He aquí una magnífica escenificación de la oscura Edad Media, es decir una gran novela histórica.


4) Diario de las estrellas. Stanislaw Lem. 1971. Edhasa.

La más divertida comedia cósmica y obra maestra de un polaco genial que escribió sobre mundos alienígenas por la misma razón que Góngora eligió el culteranismo: para no tener problemas con la Inquisición. La obra tiene una primera parte de viajes y una segunda de diarios de un tal Ijon Tichy. El humor mana a raudales. La buena filosofía, también.


 5) Dune. Frank Herbert. 1967. Random Mondadori.

Es una de las obras de ficción científica más vendidas. Inspiró una saga, dos películas (la primera versión de David Lynch es casi cómica), videojuegos, canciones, historietas, otras escrituras. Se la considera “la primera gran novela ecológica a escala planetaria de la historia". Viajamos al futuro, al planeta Arrakis, todo desierto, donde el agua es sagrada y se explota una especia crucial para los viajes interestelares. El emperador le regala el dominio de ese mundo a la Casa de Atreides, pero es un regalo envenenado.

Pinche aquí: https://labibliotecadeasterion.blogspot.com/2023/06/dune.html


6) Cell. Stephen King. 2006. Plaza & Janes

Obvio. Algo del rey de lo espeluznante debe incluir este canon provisional. Imagínese que llega a través de los teléfonos celulares un pulso electromagnético (o lo que fuera) que nos resetea y nos transforma en bestias. Esos subhumanos evolucionan en una forma de inteligencia colectiva que intenta captar al resto de la humanidad que no usa móvil. ¡Cómo sobrevivir en tan terrible Apocalípsis! King lo narra con sus frases sencillas y sus agradables expresiones populares.

Pinche aquí: https://labibliotecadeasterion.blogspot.com/2008/04/cell.html


7) El hombre demolido. 1954. Alfred Bester. Minotauro.

Cuando los géneros se besan amorosamente, el resultado no puede ser sino excelente. Bester nos lleva a una Nueva York donde los detectives tienen capacidades telepáticas. Y hay magnates tan siniestros como hoy en día. Es decir, se trata de un policial del siglo XXIV.


8) La mano izquierda de la oscuridad. 1969. Ursula Le Guin. Minotauro.

En el linde del universo habitado, se encuentra el planeta Gueden. Tiene dos características únicas. Primero, las personas son hermafroditas neutros. Durante el ciclo lunar llamado kémmer (26 días al año), los guedenianos desarrollan algunos de los dos sexos y se aparean. Segundo, al planeta se lo conoce también como Invierno pues la humanidad ha tenido que evolucionar bajo un continua Edad de Hielo. Este mundo fascinante es obra una de las imaginaciones más prodigiosas, la de la californiana Ursula Le Guin.

Pinche aquí: http://labibliotecadeasterion.blogspot.com/2021/08/la-mano-izquierda-de-la-oscuridad.html


 9) El hombre en el castillo. 1962. Philip Dick. Hyspamérica.

Entre tantas gemas de Dick, el más gnóstico de los escritores de Sci-Fi, elegimos ésta. Se trata de otra ucronía. Estados Unidos capituló en 1947 y ha sido ocupado por el Eje. Los nazis aplican toda su brutalidad calculada en la costa Este y en el sur profundo (Hay campos de concentración en Nueva York). Los japoneses dominan los estados del Pacífico. En California está de moda el uso del I Ching. Hay tensión entre alemanes y asiáticos. Un escritor rebelde imagina un mundo en que los Aliados… ¡ganaron la Segunda Guerra Mundial! Los opresores intentan aplastar a la resistencia. Digamos que tanto o más valiosas que su imaginería, son las disquisiciones filosóficas de Philip Dick.


10) Los guardianes del tiempo. Poul Anderson. 1962. Hyspamérica

¡Ah, los viajes en el tiempo! En el año 19.352 después de Jesucristo (7841 del triunfo Morenniano) los humanos hallan el modo de viajar en el tiempo. Y algunos sinvergüenzas intentan modificar el pasado para alterar la Historia en su beneficio. Se vuelve imprescindible crear una agencia especial con agentes implacables que detecten anomalías y viajen al año que fuese necesario para corregirlas. ¿Por qué debe leerse este libro? Para conocer cómo sería un mundo en que la cultura dominante fuese la celta, gracias a que Aníbal ocupó e incendió Roma. O para ilustrarnos sobre los persas. O para reflexionar sobre la llegada de los mongoles a América antes que Colón.

Guillermo Belcore