sábado, 29 de marzo de 2008

¡Petróleo!

Upton Sinclair­
Edhasa. Novela de 599 páginas. Edición 2008. Precio aproximado­: 45 pesos.
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Upton Sinclair (1878-1968) practicó la literatura como si fuese un apostolado. Su último objetivo fue reformar las leyes y la sociedad. En 1906 publicó La Jungla y conmovió a millones de estadounidenses, entre ellos al presidente Theodore Roosevelt que lo nombró presidente de una comisión que investigaría a la industria de la carne. No obstante, el escritor se quejó: ``Yo apunté al corazón del público y por accidente le di en el estómago”. Su airada denuncia contra los frigoríficos había interesado a la gente no por la explotación de los obreros, sino por el temor a consumir carne putrefacta. De sus restantes ochenta y nueve libros ninguno logró semejante éxito. Sinclair fatigó también la arena política y llegó a crear una comuna socialista en Nueva Jersey, que duró lo que suelen durar esas pamplinas. La novela ¡Petróleo! data de 1927. El film homónimo, que acaba de obtener cinco premios Oscar, obligó a reimprimirla.
El libro expone las espesa mugre de la industria del petróleo y de Hollywood; aborda el fenómeno de la Revolución bolchevique; delata la fatuidad de las “clases ociosas”. Desnuda, sin contemplaciones, la corrupción política de un país gobernado por el dólar.
En lo que al estilo se refiere, se trata de naturalismo tardío. A Sinclair se lo ha llamado “el Zola de América”. Por momentos se torna tedioso, pero su prosa es trasparente, y en conjunto ha trazado un vibrante fresco de la California de principios del siglo XX. La novela atrapa, además, por sus encantadores defectos: la gazmoñería y la candidez.
A diferencia del filme, anima la trama el hijo del magnate Arnold Ross. Bum es un soñador empedernido. No nació para hacer sufrir a la gente. Tiene anhelos románticos y abraza causas radicales. Se lo conoce como El petrolero rojo. La novela detalla el aprendizaje social, ideológico y sexual de un buen chico al cual angustian los abusos del mercantilismo.­
Guillermo Belcore­
Publicado en el Suplemento Cultural del diario La Prensa.

Calificación: Bueno

PD: Está plagada de argumentos contra la “odiosa plutocracia”. Te lo recomiendo si sos militante en la izquierda.

viernes, 28 de marzo de 2008

Borges y los orangutanes eternos

Luis Fernando Verissimo­
Sudamericana. Novela de 125 páginas­
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La explotación literaria y comercial (a menudo son la misma cosa) de nuestro indefenso Jorge Luis Borges tiene rasgos de epidemia. En esta ocasión se lo pretende un sagaz detective que, sin moverse de su biblioteca, resuelve los misterios que confunden a los policías.­
No se trata de los balbuceos de un profano. Tan ocurrente trama fue hilvanada por Luis Fernando Veríssimo (Porto Alegre, 1936) considerado como el mejor cronista del Brasil. En 2003 la influyente revista Veja le dedicó su tapa y artículo principal por ser un fenómeno de ventas. Hijo de un escritor notable, traductor, músico, humorista consagrado, redactor de comerciales, ensayista militante, poeta, periodista por encima de todo, fue aplaudido en 2005 en la Feria del Libro. Borges y los orangutanes eternos es su tercera novela, escrita en 2000.­
El relato, avaro en páginas, imagina un congreso en Buenos Aires de la misteriosa Israfel Society que nuclea a los estudiosos de Edgard Allan Poe. Hay un crimen en un cuarto cerrado. La víctima es un alemán malvado, quien deja una baraja y un cadáver crípticos. Aparecen tres puñales e igual número de sospechosos a primera vista. Vogelstein, judeobrasileño, tiene el monopolio de la información. Junto al investigador Cuervo, frecuenta a Borges para desentrañar el caso.­
Más que una novela detectivesca, se trata de una parodia espumosa que inflige con toda premeditación “el peor villano que tiene el género policial: un narrador indigno de confianza que escamotea o fragua datos al lector”. Veríssimo, al parecer, ha querido honrar a dos antiguos amores (Borges y Poe) confinándolos en el lecho de Procusto de Agatha Christie. Divertido sí, pero nada más.­
Guillermo Belcore­



­Calificación: Regular­

Las ratas / Sombras suele vestir

José Bianco­
Emecé. Dos novelas en 189 páginas.­
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Borges escribió en los años cuarenta: Las ratas es uno de los pocos libros argentinos que recuerdan que hay un lector, un hombre silencioso cuya atención conviene retener, cuyas previsiones hay que frustrar, delicadamente, cuyas reacciones hay que gobernar y que presentir, cuya amistad es necesaria, cuya complicidad es preciosa”. ­
La sentencia, aunque escrita por un amigo, hace justicia a una de las obras sublimes de nuestra literatura. Por fortuna, el sello Emecé la reimprimió en 2005 junto a su hermana gemela, la otra gran novela corta de José Bianco (foto): Sombras suele vestir. Ambas no han sido divulgadas como se merecen, acaso por la pudorosa personalidad de quien por 23 años fue el verdadero alma mater de la revista Sur (Bioy Casares dixit).­
El primer relato gira en torno a una muerte misteriosa. Empero, definirla como la historia de un crimen sería empobrecerla. Es también novela de ideas, costumbrista y de indagación psicológica. Sombras, en cambio, es una de esas tramas que es y no es fantástica; que admite dos interpretaciones, una racional y otra sobrenatural, explica el propio autor en un prólogo que data de 1985. La imaginería de Bianco ha sido asociada a la Henry James, acaso por haberlo traducido por primera vez al español. Pero en este caso se trata de afinidades, en lugar de influencias, pues cuando engendró las dos obras no había leído aún al estadounidense, aclara en las magníficas páginas en bastardilla que abren el volumen.­
Cerremos la reseña con otra definición borgeana: “como el cristal o como el aire el estilo de Bianco es invisible. Las palabras aunque armoniosas no se interponen entre el autor y los lectores. Este es un modo de afirmar que su estilo es clásico”.­
Guillermo Belcore­
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CALIFICACION: Muy bueno­

­PD: Este libro magnífico ya está en las mesas de saldos de la Argentina. ¿Cómo puedo hacer para que entiendas que no debes perdértelo?­

jueves, 27 de marzo de 2008

Pasados los setenta. Tomo I

Ernst Jünger­
Tusquets Editores. Ensayo de 591 páginas. ­
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Los diarios de Ernst Jünger (1895-1998) son una obra indispensable del siglo XX. Un espíritu universal y brillante retrata con una densidad asombrosa y un estilo magnífico aunque glacial -y también, por qué no, con un soplo de decadencia- la edad de las masas y sus guerras, las más encarnizadas que la humanidad ha padecido. Este volumen, en términos históricos, no es lo mejor de esa producción monumental. Faltan los hitos del período. Pero se trata de un espléndido ejercicio literario y filosófico. Alcanzada la edad bíblica, el pensador vuelca con la lucidez de siempre sus experiencias tranquilas entre 1965 y 1970.­
El libro ofrece como plato fuerte viajes a Extremo Oriente, Angola, Islandia, Cerdeña y una estadía de tres meses en Roma. Es el Jünger de siempre, un coleccionista febril de libros, insectos e impresiones; una curiosidad insaciable. Mucho más seductor que la descripción de, digamos, Kuala Lumpur es el examen de libros, pinturas e ideas. Cualquier cosa gatilla el pensamiento fértil, sea una cucaracha o uno de esos países pobres que “lo mejor que pueden ambicionar es un general con preocupaciones sociales”. Los fragmentos de diálogos son deliciosos, elevados y estimulantes.

El aristócrata de Heidelberg fue una de las últimas voces del conservadurismo decimonónico. Abominó del realismo grosero y del desierto de la tecnocracia. Testimonió al pisar Hong Kong que el hormigón -paradigma del progreso vacuo- le causaba horror existencial. Sus memorias redondean lamentos exquisitos como éste: “cerebros sutiles han trazado una línea firme que sujeta el espíritu al armazón económico y técnico y daña el saber que persigue propósitos más elevados. Un pintor, un poeta, un pensador han de ver más cosas...”.­
Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.
Calificación: Bueno

El rey de los centauros

Inés Garland­
Alfaguara. Novela de 223 páginas. Edición 2006. Precio aproximado: 32 pesos.­
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Una bella estrofa de Borges declara lo siguiente: "Cuentan que Ulises, harto de prodigios,/ lloró de amor al divisar su Itaca /verde y humilde. El arte es esa Itaca /de verde eternidad, no de prodigios''. La literatura argentina está enviciada con prodigios airanos, saerenses o viñásicos; necesita que libros simples y directos como éste abran las ventanas para ventilar.­
La primera novela de la señora Inés Garland (Buenos Aires, 1960) es una excelente historia de amor, relatada de manera prolija, previsible y minuciosa. Se lee de una sentada o casi.­
La periodista Julia Báez acaba de separarse. Se siente insegura y confusa, pero obtiene un empleo que le ordena la existencia. Una editorial la contrata para escribirle una autobiografía a Teo Filippis, jugador de polo de los sesenta, a quien un accidente dejó postrado hace 20 años. Don Juan Tenorio abrirá su corazón sólo a una mujer mona. Se supone que revelará secretos picantes de la haute societe. El dandy es un maldito resentido que maltrata a todo el mundo. Julia soñará con enseñarle cómo se curan las heridas.­
Garland no atisba por el ojo de la cerradura. Hay una elogiable intención de bosquejar a conciencia una porción del universo. Retrata de manera impecable tesoros y miserias de la aristocracia de cotillón, así como las tribulaciones de un cuadripléjico, al que el mover una mano le exige un esfuerzo titánico. ¿En qué se convierte el placer cuando sólo depende de la cabeza?, nos induce a meditar.­
Siete ramos de rosas y una piba en minifalda (una rana rubia tibia y haragana), delatan cierta propensión al estereotipo. Garland proclama que Liliana Heker es su maestra. Su prosa no tiene un brillo extraordinario pero se disfruta, fue cincelada con esmero y seriedad.­

Guillermo Belcore­
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CALIFICACION: Bueno­
­PD: Una muy grata sorpresa.­

martes, 25 de marzo de 2008

El traje del muerto

Joe Hill
Suma. Novela de terror, 404 páginas.­
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Joe Hill es el seudónimo de Joseph Hillston King (foto). Decidió ocultar su verdadero nombre por una razón muy atendible. Desea edificar una carrera literaria por sí mismo, lejos de la sombra poderosa de su padre, el celebérrimo Stephen King. Lo está logrando, a pesar de que ha incurrido en la misma temática. Su anterior colección de cuentos había recibido varios galardones y las alabanzas de la crítica. El traje del muerto, su primera novela, demuestra sin duda alguna que estamos ante un narrador de fuste.
La trama atrapa desde la primera página. Jude Coyne es una estrella retirada del rock estilo siniestro, un Drácula con tacones. Reside en una mansión en el campo con sus perrazos y su novia gótica, treinta años más joven. Colecciona objetos macabros, grotescos y enfermizos. Un día su secretario privado recibe por correo electrónico una propuesta que el rockero no puede rechazar: por mil dólares adquiere un fantasma en una subasta. En un caja con forma de corazón, llega a los dos días un traje del hombre muerto. Entonces, se desata la pesadilla. Un espectro, con garabatos negros en lugar de ojos, ha sido enviado para vengar un oscuro pecado del pasado. Hay un suicidio y Jude y su chica corren por sus vidas, pero ya se sabe que los visitantes del más allá son bastante testarudos.
Si bien Hill se ciñe a las reglas de la ficción popular, evidencia inquietudes artísticas. Se toma su tiempo para describir. Los personajes están bien tallados, tienen profundidad psicológica; las relaciones entre ellos son intensas. El terror está dosificado con destreza. La prosa es vívida e inteligente y nunca hace rechinar los dientes, como ocurre con King padre. La novela enriquece pues esa espléndida tradición anglosajona que nació con Horace Wapole y Edgard Allan Poe.­
Guillermo Belcore­

­CALIFICACION: Muy Bueno­

lunes, 24 de marzo de 2008

El secreto

Rhonda Byrne
Editorial Urano. Libro de autoayuda, 206 páginas. Edición 2007.

Una insidiosa fantasía gnóstica inspira este best-seller: existe un secreto eterno que abre las puertas del poder y la gloria y unos pocos iniciados lo conocen. Esa revelación aporta felicidad en todas las áreas de tu vida. Una productora televisiva de Australia asegura haberlo encontrado por casualidad. Pague usted lector argentino cerca de 100 pesos y se lo enseñará.
En Estados Unidos, Rhonda Byrne (foto) colocó más de ocho millones de ejemplares. En la Argentina, está clavado desde diciembre en el ranking de los más vendidos. No pecamos de indiscretos si decimos que el Gran Secreto es la ley de atracción, a la que se le atribuye la misma eficacia que a la ley de gravedad. Atraemos lo que pensamos. Debes enfocarte en lo que quieres de todo corazón. Puede que haya un punto de verdad en esto, pero esta obra -bellamente editada- lo estira hasta el absurdo de considerar que un pensamiento se materializa en objetos por arte de magia.
El batallón de inspiradores que moviliza la autora para defender su tesis sostienen argumentos que violan, con toda impunidad, los principios de la lógica y el sentido común. Apelan al viejo truco de la física cuántica. En la página cincuenta y nueve se afirma que la comida no es la responsable de que uno engorde. Un poco más allá, el señor David Schirmer, “maestro y especialista en creación de riqueza” asegura que El Secreto le permite encontrar un lugar para estacionar en un shopping un domingo a la tarde. “Al igual que Aladino, la ley de atracción te concede tus deseos”, repiquetean las páginas. ­
Así hasta el final. Puede que libros como éste, que nos consuelan arrullándones con el matra de que cualquier poligrillo puede dominar su propio destino, sirvan para mejorar la autoestima de algún lector. Ojalá que sí. Lo triste, en todo caso, es que el pseudomisticismo se pone al servicio de la codicia. "Visualiza que te llegan cheques por correo", se recomienda en la página ciento trece. Seréis como dioses sólo para enriquecerte, es la patética enseñanza de un texto que, ¡caray!, se vende como pan caliente.­
Guillermo Belcore­
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Calificación: Malo­
­PD: El libro proviene de un documental que filmó la señora Rhonda Byrne con personalidades (gurúes de autoayuda, bah) que conocen El Secreto. ¡Ya está a la venta la versión pirata en el Parque Rivadavia!­

sábado, 22 de marzo de 2008

El club K. de la obra pública

Pablo Abiad
Planeta. Ensayo de 332 páginas. Edición 2007. Precio aproximado: 45 pesos­
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La lectura de este libro suscita dudas angustiosas. ¿Puede la República sobrevivir con niveles asombrosos de corrupción? ¿Alcanzará el desarrollo aun cuando sus autoridades subordinan la ley, las instituciones y la decencia a las necesidades políticas? La Argentina ha vuelto a las andadas, so pretexto de que la emergencia habilita excepciones.­
Pablo Abiad (1972 Buenos Aires) legó un valioso documento a los historiadores. Presenta evidencias de que en la reciente ampliación de dos gasoductos -una obra indispensable para que no desfallezca el crecimiento- se pagaron sobreprecios muy por encima del famoso e infame diego, que “las constructoras abonan habitualmente sin sonrojarse”. Asegura que el famoso caso Skanska le causó al Estado perjuicios por 276 millones de pesos. ¿Dónde fue esa fortuna? Retornos para funcionarios, fondos para financiar la política, beneficios extras de los contratistas o un poco para cada bolsillo, conjetura.­
El autor, periodista del diario Clarín, afirma que hay notables parecidos entre los procedimientos del menemato y la actual administración. Condena a Julio De Vido, pero absuelve a Alberto Fernández, si se exceptúan ciertas fechorías políticas. Denuncia a la Patria Contratista, la floreciente industria de las facturas truchas, las canonjías del Roña Castro. Reproduce anécdotas picantes (los relojes y las rubias de Claudio Uberti, los complejos de Fulvio Madaro, las carteras de la Presidenta). No se priva, empero, del error. En la página cincuenta y uno, se atribuye a Enrique Eskenazi la propiedad del Banco Galicia.­
No obstante, Abiad tiene oficio. La investigación periodística cumple con creces su función testimonial. Circulan algunas hipótesis interesantes, pero nada más. Es sintomático que las ideas de Keynes le interesen tanto como su bigotito.­

Guillermo Belcore­
Publicado en el diario La Prensa­

Calificación: regular­

Estimado Señor Bush

Gabe Hudson
Emecé. Cuentos. Edición 2003

La guerra, indigna necesidad humana, no sólo genera destrucción. Desde que la musa cantó la cólera de Aquiles, también engendra arte. Por fortuna, de siglo en siglo, jalona la literatura bélica algún virtuoso capaz -mediante la sátira, el desparpajo y el humor negro- de hacer sonreír en una línea, antes de que la melancolía o el asombro ganen al lector en la siguiente. Es el caso de estos divertidos relatos.­
Gabe Hudson nació en Texas y fue voluntario en la primera Guerra del Golfo, como fusilero en la Infantería de Marina. La Tormenta del Desierto lo dejó con la mente como pava en ebullición. Hilvanó entonces su opera prima que mereció premios, alabanzas de la crítica y -según afirma- el mote de antipatriota y ridículo por George Bush hijo. Es como si Salvador Dalí hubiese reescrito Sin novedad en el frente, elogió el diario Usa Today.­
Encontrará el lector aquí, pues, siete cuentos y una novela corta. Desfilan soldados y oficiales abrumados, mutilados, enloquecidos por la contienda o la desdicha en el amor, que como se sabe es otra forma de la guerra. Un piloto prisionero que se cree su pequeña hija muerta. Un bobo soldadote que pide auxilio a la Casa Blanca para recuperar a su mujer. Un rambo que deserta y abraza el yoga y la locura. Un SEAL, suicida por despecho. Personajes tragicómicos es una definición propicia. El estilo es áspero, frontal, sin tabúes. Hay una crítica mordaz a la superficialidad del norteamericano corriente. Los cliches militares y los pretextos de Washington para escarmentar al bárbaro Saddam Hussein son pulverizados sin piedad. El conjunto es muy estimulante.­
Debe advertirse que el volumen alude a la anterior contienda en el Golfo Pérsico. La edición en español data de 2003 y ya puede encontrarse en la mesa de saldos en la Argentina. Una ganga en vista la calidad del conjunto.­
Guillermo Belcore­
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Calificación: Bueno­
PD: Podés encontrar más información sobre el autor en su página: www.gabehudson.com

viernes, 21 de marzo de 2008

La región sumergida

Tabajara Ruas­
Emecé. Novela de 347 páginas. Edición 2006.­
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Parodia proviene del griego y significa en forma literal “poema irrespetuoso”. La definición calza como anillo al dedo a esta novela divertida y militante que Tabajara Ruas (1942), escritor y cineasta gaúcho, escribió hace tres décadas durante su exilio en Buenos Aires y Copenhagüe. Hace dos años la reimprimió Emecé en la cresta de una saludable ola: las editoriales argentinas han comenzado por fin a divulgar literatura brasileña.
Ruas parodia (con fines políticos) la novela negra. Su detective se llama Cid Espigao y atiende en la fea Porto Alegre. Es más pobre que Columbo y casi tan ridículo como Poirot, aunque tiene la integridad de Marlowe. A pesar de su ropa chillona y su bigotito negro, intenta ser duro como manda la tradición. Se esfuerza para que lo tomen por una persona seria -luce cierto aire de tonto- con una profesión seria. Consiguió recuperar del empeño su Smith and Wesson 38 del especial pero su Fiat 600 languidece en el taller. No le falta coraje. Sus enemigos se llevarán una sorpresa.
El libro, muy bien trabajado, hierve con situaciones típicas del género; he ahí su encanto. Una dama aristocrática acude al despacho de Espigao. Lo contrata para que rastree a su hijo, un chico de familia poderosa metido en cosas raras. Sergio aparece y vuelve a esfumarse. Se perpetran crímenes espantosos. Encontrar a alguien no es broma, en el Brasil de los dictadores militares y la insurgencia izquierdista. Espigao se baña en las aguas más fétidas con la mayor inocencia, pero las desdichas lo va templando como al mejor acero.
Un evidente deseo de denuncia sociopolítica agita La región sumergida. Sin embargo, el autor nunca aturde con soflamas. La trama es cómica al principio, conmovedora en el medio y comprometida hacia el final. Una grata sorpresa, en síntesis.­

Guillermo Belcore­
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CALIFICACION: Bueno­

PD: Este libro ya llegó a las mesas de saldos. Hoy lo vi en la calle Corrientes y me apresuré a transcribir la crítica. No te lo pierdas. Por nueve o diez pesos te llevas una obra muy entretenida.­

jueves, 20 de marzo de 2008

El encierro de Ojeda

Martín Murphy­
Adriana Hidalgo Editora. Novela en 123 páginas. Precio aproximado: 27 pesos.­
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La figura del hombre mediocre tiene prosapia en la ficción de calidad. “Todos crecimos bajo el capote de Gogol”, sentenció alguna vez Dostoievski, en alusión a ese cuento canónico que en 1842 protagonizó el inolvidable Akakiy Akakiyevich. Quien ahora invoca al oficinista gris es un escritor de la nueva horneada nacional. La nouvelle está bien escrita, armada y resuelta, es el fruto de un talento estimulante dentro de un pavoroso estado literario de sequía que, en la Argentina, chapotea en la etnografía y el esnobismo.­
Alberto Ojeda trabaja en la oficina contable de una firma que se encamina al naufragio. La rutina no le desagrada, al contrario afirma su ser en la estabilidad de las planillas y los cálculos. Un día llega un sorpresivo ascenso. Su mujer, Betina, está feliz. Nuestro héroe, ¡vaya tipo!, sufre un ataque de pánico con un pequeño brote de violencia. Todo se desmorona. Aconsejado por su psiquiatra, Beto busca “algo sólido y perfecto que le permita olvidarse de sí mismo y del mundo”. Primero se refugia en las matemáticas. Pero la intransigencia de los números no le basta, entonces descubre las posibilidades infinitas de las palabras. Se aísla del universo para describir la realidad y así obtener su pedazo de eternidad. Nunca nadie en la historia llegó a describir un calefón con tanta precisión como Ojeda. El montaje final es muy curioso, es realmente entretenido.­
El autor de una urdimbre tan sugerente y rica en simbolismos nació en Zarate en 1971. Trabaja en la sección latinoamericana de la BBC. Esta es su primera novela y ya ha sido traducida al francés. Un jurado que integraba nada menos que Juan José Saer concedió a Martín Murphy en 2004 el Premio de Novela Breve Juan Rulfo
Guillermo Belcore­
­Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.­
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Calificación: Bueno

PD I: He leído dos reseñas que despedazan este libro. A mí, en verdad, no me aburrió en ningún momento. Cuestión de gustos.

Los animales salvajes

Griselda Gambaro­
Norma. Cuentos, 155 páginas. Precio aproximado: 35 pesos­
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Toparse con un texto flojo de un autor entrañable resulta tan embarazoso como descubrir un vicio secreto en un ser amado. Griselda Gambaro (Buenos Aires, 1928) ha engendrado obras legendarias que fueron volcadas a doce lenguas, pero no será recordada por estas alegorías demasiado fáciles.­
Todo el mundo espera del arte, cuanto menos, un giro original que cause sorpresa o estupor. Usar bestias inocentes para mostrar nuestra perversidad o nuestra locura es un truco gastado. Dar rasgos humanos a los animales es propio de los dibujitos animados. Debe haber algo más. Borges abominaba de la fábula porque reduce a los pájaros y a los árboles a meros ornamentos de la moral. Esta colección de relatos abre con una cita de Clarice Lispector: "No haber nacido animal es una de mis secretas nostalgias". Uno supone entonces que Gambaro ama la naturaleza, aunque parece que detesta los perros.­
El lector se encontrará con una cocodrila con remordimientos, una mosca de naturaleza romántica, jirafas con miradas de una melancolía infinita, un águila perpleja por la guerra, una mona resentida, un pato poeta y aficionado al aguardiente, Dios amargado por envidiar al gato. Las historias resultan, por lo general, muy triviales. La trilogía de los perros, donde se esboza una suerte de psicología canina, puede que sea lo mejor. Pese a todo, el volumen resulta recomendable sólo para el niño que recién se aproxima a la magia de la literatura.­
Así y todo, uno llega al final de la recopilación casi sin darse cuenta. La lectura es voraz porque no ignoramos que Gambaro es una artista capaz de sacar de la galera en cualquier momento la belleza que deslumbra. El cuento excelente, empero, no aparece nunca.­

Guillermo Belcore

CALIFICACION: Regular

martes, 18 de marzo de 2008

Diccionario del amante de América latina

Mario Vargas Llosa­
Paidós. 409 páginas, precio aproximado: 40 pesos.
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Alguien en Francia tuvo una feliz idea. Ordenó recopilar textos que Mario Vargas Llosa ha enhebrado desde su juventud hasta la fecha en su carácter de hombre de letras, intelectual comprometido, político profesional, adalid de las buenas causas. El conjunto se organizó en forma de diccionario cuyo eje temático es, cómo no, América latina. ¡Qué maravilla! Hagamos votos para que la iniciativa se convierta en moda y la industria editorial clasifique así el pensamiento de otras glorias contemporáneas.­
Se trata de uno de esos libros mágicos que rebosan de reflexiones estimulantes y pueden leerse de adelante para atrás, o de atrás para adelante, o empezar en la página 75 para ver qué piensa este ilustrísimo señor del fútbol brasileño y saltar desde allí a la 304 para deleitarse con las alabanzas a Manuel Puig matizadas por el desdén hacia las fruslerías que ha inventado. Quizás alguien trace alguna vez un corte más penetrante sobre la obra de Jorge Luis Borges que el que se incluye aquí. Quizás no.­
Brice Echenique ha señalado con el dedo a Vargas Llosa por ser "un militante en todo lo que hace''. No se trata, por supuesto, de una simple pose. El escritor peruano desconoce otro lenguaje que el de la pasión. Tal fervor se palpa en el diccionario y lo empuja a contradicciones que el autor consideró conveniente no disimular. Léanse los dos artículos espejados sobre el Che Guevara. Van de la solidaridad entusiasta a la abjuración más feroz.­
Por razones de espacio, no podemos detallar todas las gemas que esconde el volumen. Mencionemos al pasar el obituario de Octavio Paz, el homenaje a Cortazar, las reseñas de libros, la radiograf¡a del Perú, la confesión sobre cómo se han gestado sus espléndidas novelas.­
Guillermo Belcore­

Publicado en el Suplemento Cultural del diario La Prensa

Calificación: Muy bueno

El regreso del idiota

Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Llosa
Sudamericana. 344 páginas. Ensayo de política. Precio aproximado: 35 pesos.

Hace una década, tres ensayistas alborotaron Latinoamericana con una lacerante denuncia. A voz en cuello, atribuyeron el atraso histórico a “la idiotez de izquierda” que desde la tarima, el púlpito o la letra impresa pregona la vulgata marxista, populista y antiestadounidense. Claro, era una época de furor liberal. Pasaron diez años y el péndulo osciló. Mucha gente, angustiada por la pobreza, se ha decepcionado con la democracia y el capitalismo. Y triunfan en las urnas justamente aquéllos dirigentes que encarnan -según Montaner, Mendoza y Vargas Llosa hijo- el clásico y eterno idiota latinoamericano.
Así pues, el ensayo se atribuye una misión urgente: la denuncia política. Se deslindan las fronteras entre la izquierda vegetariana (Lula, Tabaré y Bachelet) y la carnívora (Chávez, Evo y Castro). A Néstor Kirchner le conceden una sombra de duda, aunque extrañamente lo tachan de Roosevelt patagónico. Afirman que el talento más importante de nuestro ex Presidente es el arte de la ambigüedad. Se nota su perplejidad forastera ante el peronismo, un fenómeno muy fácil de definir para cualquier nacido en la Argentina: es todo aquéllo que sirve para capturar, conservar o ampliar el poder político.
El trío acusa también a cinco idiotas sin fronteras (Chomsky, es uno de ellos); medita sobre dónde y cuándo surgió la idiotez; enumera diez libros para abrir la mente; y señala un camino, el único, hacia la prosperidad. El que han elegido España, Chile, Irlanda y los tigres asiáticos.
Como en toda reflexión de brocha gorda se filtran errores de todo calibre. El carácter de panfleto, no sin humor, le resta sutileza y profundidad. No tiene, además, el mérito de la originalidad. Pero muchos argumentos resultan convincentes. Por algo, nuestra América morena flota en la más dolorosa frustración.­
Guillermo Belcore­
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CALIFICACION: Regular­
­PD: Libros como éste se aman o se detestan sin vueltas. ­He visto en las mesas de saldos el primer Idiota.

lunes, 17 de marzo de 2008

El búfalo de la noche

Guillermo Arriaga­
Editorial Norma. Novela de 236 páginas. Precio aproximado: 40 pesos­
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El amante del cine ya conoce a Guillermo Arriaga (México, 1958). Es el autor de los guiones de Amores Perros (2000), Veintiún gramos (2003) y Babel (2006). Hace dos años obtuvo la Palma de Oro en Cannes por el texto de Los entierros de Melquiades Estrada, dirigida por Tommy Lee Jones. Un sello editorial se animó a divulgar en la Argentina su producción literaria. Esta novela data de 1999.­ Es la base también de una película que el año pasado se estreno en México. Quizás llegue este año a Buenos Aires la opera prima del venezolano Jorge Hernández Aldana.
Vayamos pues al libro. Arriaga se ha ufanado de trabajar siempre con personajes en su momento límite. “Individuos que se enfrentan a la situación en la que todo está cambiando en su vida”, explicó en un reportaje. En este caso, anima un triángulo pasional. Poco después de salir del manicomio, Gregorio Valdez se pega un tiro en la cabeza para enviarle un mensaje a todos, en especial a su mejor amigo (Manuel) que se ha enamorado y duerme con Tania, la novia del suicida. Es una historia de engaños sobre engaños. Manuel, el narrador, va reconstruyendo pedazo a pedazo las perversas relaciones entre los jóvenes, mientras lo persigue la mala suerte, la venganza y la locura.­
La novela renquea por varias razones. Manuel es un adolescente pero habla con el cinismo sabio de un detective fogueado en los callejones que funden alcoholes. El melodrama y lo inverosímil, cual aves carroñeras, agujerean la trama. Los chicos “se escapan de sí mismos”, se “separan para amarse más”, interrumpen en seco una relación sexual por escrúpulos. Es decir, el verosímil literario está hecho jirones.­
El autor dice inspirarse en Stendhal. “Me preocupa más la vida que el estilo”, afirma. Su prosa austera, en efecto, renuncia a la belleza y cae en el exceso de querer contarlo todo. La monotonía gana entonces la partida, a pesar de cierta veta de intriga. En síntesis, el libro nunca alcanza el nivel afortunado de las obras de cine, como Arriaga gusta que llamen a sus guiones.­
Guillermo Belcore­

­CALIFICACION: Regular­
PD: A juzgar por esta obra, me parece que las loas que la prensa argentina vertió en 2007 son exageradas.­

sábado, 15 de marzo de 2008

Diario de un Libertino

Rubem Fonseca
Editorial Norma, novela de 191 páginas. Precio aproximado: 35 pesos.

Con los libros de origen brasileño ocurre algo similar que con los libros de origen mexicano. Más allá de su calidad narrativa, hay un profundo agrado en saborear el léxico, las expresiones, las metáforas, el tono, la identidad cultural, cierta tendencia al melodrama. Este diario de utilería no escapa a la regla. Se trata de una divertidísima historia de educación sentimental. Pero atención, debajo de su aparente trivialidad hay un planteo moralista, sazonado con comentarios lúcidos sobre problemas literarios. Es un libro riquísimo en perspicacias.­

El narrador se llama Rufus, un escritor mediocre con una única obra afortunada. Su temperamento es voluble, dedica buena parte de su energía vital en saltar de una conquista amorosa a otra. Es algo así como un Don Juan carioca o un Bukowski que desdeña el alcohol. Decide escribir un diario que testimonie el año en el que comete ese acto infernal de yacer con una madre y con su hija. La proeza lo envía a prisión. En la página cien, cuando aparece un cadáver, nos enteramos de que se trata de una novela policial, pero de tal calibre que hay espacio incluso para los clásicos como Flaubert o Balzac.­

Queda confirmado aquí que Rubem Fonseca (1925, foto) es uno de los mejores escritores brasileños, un gran renovador. Tiene un raro talento para acuñar epigramas. Explora con una solvencia y erudición sorprendentes cuestiones vinculadas a las bellas letras. La entrada del 7 de agosto es memorable. Identifica, entre otros vicios, el síndrome Zuckerman (por el personaje de Philip Roth) que sufren casi todos los lectores, incluso los críticos profesionales. El síndrome es creer que los libros son meros ``fragmentos de una gran confesión''. Literatura es imaginación, clama Rufus, un sinvergüenza inolvidable.­

Guillermo Belcore

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.
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CALIFICACION: Muy Bueno­

­PD: Fonseca es un gran escritor. Podrás conocerlo en la próxima feria del libro. Es tambièn un sujeto muy divertido que interactúa con el público.­

Interrogatorios. El Tercer Reich en el banquillo

Richard Overy
Tusquets editores. Ensayo de historia, 653 pàginas. Precio aproximado: 80 pesos.

El catedrático británico Richard Overy (1946) ha dedicado su vida a estudiar la Segunda Guerra Mundial. Escribió varios libros, entre ellos una elegante reflexión sobre las causas del triunfo de los Aliados. El sello Tusquets reimprime un ensayo de 2003, una ventana notable y compleja al depravado rostro del Tercer Reich.

El título es algo engañoso. Sólo la segunda parte del libro se ocupa de transcribir treinta interrogatorios a los jerarcas nazis procesados a fines de 1945. Por fortuna, el libro es mucho más ambicioso. Overy medita incluso sobre dilemas de moral política o filosofía del derecho. Con el afán del entender, llama al estrado a los psicólogos.

Un capítulo estremecedor revisa el camino hacia el Holocausto. Nada se negó con más vehemencia en las salas de Nuremberg que el exterminio del pueblo judío. El lector escuchará al impenintente Göring y al servicial Speer. Se preguntará si la amnesia selectiva de Hess fue una impostura. Dará una mirada profunda a los tres grandes ausentes: Hitler, Himmler y Bormann. Asistirá a la creación de un nuevo delito internacional: el crimen contra la humanidad. Verá que prácticamente ninguno de los esbirros del malvado Führer redujo su antigua admiración por el jefe para ganarse la piedad de los acusadores. Sentirá nauseas por la falta de remordimiento de los carniceros, como Rudolf Höss. Puede que las payasadas de un Ribbentrop le diviertan, pero ¡cuidado! Nadie se ríe de Satán y los suyos.

Cosa rara en un erudito, la obra está muy bien escrita. Y se lee con provecho, pues permite extraer enseñanzas. Nuremberg puso de manifiesto, por ejemplo, que servir a un régimen criminal, fuera cual fuese su naturaleza, potencia aun más su criminalidad. ­

Guillermo Belcore­

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Calificación: Bueno­

viernes, 14 de marzo de 2008

Permiso para sentir

Alfredo Bryce Echenique­
Editorial Planeta. Autobiografía. Edición 2005.

Las antimemorias de Alfredo Bryce Echenique miden en total más de mil cien páginas, insumieron quince años de trabajo, e incluyen algo así como un millar de anécdotas sabrosas. Este es el segundo tomo. Desemboca en el regreso después de treinta y cuatro años del afamado escritor a Perú -una vez más, quemando las naves- que no pudo ser definitivo por culpa del desengaño y los esbirros de Fujimori.
Bryce Echenique es un maestro del realismo cómico, en estilo oral y entrañable. Es de esos autores que uno lo lee y de inmediato se hace amigo. Antepone sus afectos privados a cualquier cosa y concibe la tarea literaria como una feliz reunión de compinches. Julio Ramón Ribeyro -otra gran pluma peruana- definió su prosa torrencial como una extraña mezcla de humor judío, británico, picaresco y limeño.
Permiso para sentir se ufana de estar ensamblado en estricto orden de azar; la memoria va y viene. La mirada es cáustica, porque sabe ver el lado cómicamente grave de la realidad. ¿Quién se anima como Bryce a ridiculizar la seriedad militante de Vargas Llosa o García Márquez? ¿Quién satiriza la estupidez de la propia familia o repudia la sordidez de la Patria? Desfilan personajes novelescos y apellidos eminentes pero también una legión de ignotos que nada trasmiten al lector. Esta bien, el narrador lo había anticipado en el título. A pesar del ripio sentimental y de la insoportable jactancia por la pobreza autoinfligida, el libro es muy entretenido.
También puede ser leído como desacartonado manual de historia, donde corren ríos de alcohol y las ilusiones se marchitan. París en los sesenta, el fin de la Lima señorial, la degradación sin límite de lo cotidiano, fragmentos evocados con ironía exquisita y filosa por el último caballero trashumante.­
Guillermo Belcore­

Calificación: Bueno
PD: Ya está en la mesa de saldos de la calle Corrientes. A quince pesos es una ganga.

miércoles, 12 de marzo de 2008

La Nueva Troya

Alejandro Dumas­
Marea Editorial – Ensayo, 157 páginas. Precio aproximado: 35 pesos.
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Alejandro Dumas (1802-1870) escribió más de doscientas novelas, veinticinco obras de teatro y diez volúmenes de memorias. Nunca visitó el Plata, sin embargo una de sus creaciones más exóticas e idealistas nos injuria con estilo exquisito. La rubrica reza así: “un escritor al servicio de Montevideo y adversario de Rosas”.

La Nueva Troya es una gema que no merecía el olvido. Un sello flamante, por fortuna, decidió rescatarla del olvido y la ofrece con una presentación original y meritoria. La única edición impresa en Buenos Aires se remontaba a 1961, no estaba completa y se halla -como atestigua el postscriptum- casi extinguida. El fanático del pasado, el amante de la buena literatura, el aficionado a las curiosidades no debería pasarla por alto. La reconstrucción histórica que traza Dumas con el buril exagerado del maniqueísmo romántico resulta encantadora. Hasta sus errores lucen interesantes.

En 1850, el celebérrimo Dumas, conmovido por la suerte de los montevideanos (la mitad, por entonces, eran ciudadanos franceses), accedió a despachar un panfleto magnífico contra Juan Manuel de Rosas, que en 1850 sitiaba una urbe donde tantos de sus adversarios pudieron encontrar cobijo. La semblanza del Restaurador no difiere demasiado de la que ayer leíamos de Idi Amín. Lo que no se le ocurrió ni a Nerón ni a Domiciano, él lo había ejecutado.

El gaucho es el bohemio del Nuevo Mundo... La República Oriental fue en su día el terror de la Federación; Montevideo, defendida por titanes dignos de la Antigüedad, conforma la esperanza de la civilización... Echeverría es el Lamartine del Plata; el general Paz, el Fabius americano...”. ¿Cómo no disfrutar esta desmesura esmaltada con un ingenio tan filoso?­

Guillermo Belcore­

CALIFICACION: Bueno­

Padre rico, padre pobre

Robert Kiyosaki­
Aguilar - Ensayos de 251 páginas. Edición 2005
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En el mundo hay dos tipos de personas. Los ricos (5% de la población) que saben como multiplicar su capital y los pobres (el 95% restante, es decir todos nosotros) que, en el mejor de los casos, estudian, trabajan y acumulan dinero, pero que la despiadada globalización pueden barrerlos de la noche a la mañana. Este libro asegura que enseña a hacerse millonario. A escapar de la carrera de ratas para entrar en la pista rápida de la fortuna. No se ría. Desde 1997, ha vendido más de un millón de copias.

Robert Kiyosaki es uno de esos cotizados gurúes de los negocios. Lo llamaron “maestro genial”, pero también ha sido tachado de farsante. Inventó el popular juego de mesa Cashflow, con el que ilustra las teorías. Su truco es presentarse como la superación de dos educaciones antagónicas. Por un lado, su padre biológico, un graduado universitario, sólo le dejó deudas y los mandatos tradicionales: obtiene buenas calificaciones en la escuela y búscate un trabajo estable. Al parecer, son ideas decrépitas. En cambio, su padre putativo (que sólo había terminado el secundario) le enseñó a dominar el poder del dinero.

El mandato primordial de Kiyosaki es preciso: sacrifíquese para construir o comprar activos que generen más activos, pues se harán cada más ricos y trabajarán menos. Es decir, en lugar de pensar en la casa más grande o el auto nuevo, acumule acciones, bonos, patentes o inmuebles que generen algún ingreso. Para triunfar, hay que liberar al genio financiero que casi todos llevamos dentro.

Más allá de los lugares comunes y de las trivialidades típicas de los manuales de autoayuda, más allá de que escribe realmente mal, Kiyosaki tiene la virtud de dejarlo a uno mascullando. Creer que un empleo te hará sentir seguro es mentirte a ti mismo, nos advierte.
Guillermo Belcore­

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Publicado en el diario La Prensa.­

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CALIFICACION: Regular­

martes, 11 de marzo de 2008

Cuentos escogidos

Saki ­
Editorial Claridad. Cuentos, 234 páginas. Edición 2007.

Es extraño. El veneno también puede ser delicioso. Héctor Hugh Munro, (Saki es su seudónimo literario) ha elevado a la categoría de arte la malevolencia, los chistes pesados, el humor negro, el sarcasmo hiriente, la ironía filosa. Celebremos que un sello nacional haya rescatado del olvido al azote de la Inglaterra eduardiana. Está antología trae una daga asesina en una mano enguantada en seda.
Todos los relatos se leen con sorprendido interés. Tom Sharpe los consideraba adictivos. Graham Greene definió a Saki como el mayor cómico del siglo XX. Borges elogió el tono de trivialidad con que esmaltaba tramas cuyo fondo es amargo y feroz. En definitiva, se trata de una literatura que reflexiona en profundidad sobre la naturaleza del hombre. Uno casi queda convencido de que el mundo es terrible pero es mejor dejarlo como está. Contra la estupidez los mismos dioses luchan en vano.
También los procedimientos artísticos merecen elogios. Deslumbra el ingenio de los diálogos, en especial las réplicas de Clovis y Reginald, esos dos bromistas implacables. La reticencia de Lady Anne y Crepúsculo ofrecen un ejemplo perfecto de resolución magistral en la última frase. El uso de animales para desnudar la zonzera o la crueldad humana siempre es correcto y no pocas veces desopilante. Tobermory narra el embarazo que provoca entre los fatuos de buena familia un gato que ha aprendido a hablar, pero nadie le enseñó la importancia social de mentir.
Como Oscar Wilde o como Marcel Schwob, Saki pertenece a la feliz estirpe de los hacedores de epigramas. De origen escocés, nació en Birmania en 1870 pero se crió en Inglaterra con dos tías odiosas. Inservible para la policía militar, se convirtió en literato para ganarse la vida. Escribió un estudio sobre el Imperio Ruso, alguna novela, artículos que honraron diarios y revistas, y cuentos que, estoy convencido de ello, las generaciones no dejarán extinguir. Murió en 1916 a los cuarenta y seis años. Una bala certero lo segó en una trinchera de la Primera Guerra Mundial. Sus últimas palabras fueron: ``¡Apaguen ese maldito cigarrillo!''.­

Guillermo Belcore­
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Calificación: Excelente­

lunes, 10 de marzo de 2008

Victoria

Joseph Conrad­
Alfaguara - Novela 468 páginas­
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El sello Alfaguara celebró sus 40 años reimprimiendo títulos olvidados de autores insignes. La colección Clásicos Modernos fue apadrinada por José Saramago y así llegó a las librerías de Hispanoamérica una espléndida novela del más complejo moralista de la narrativa moderna.
¿Hace falta recordar que Joseph Conrad (1857-1924) es una de las cimas de la literatura inglesa? ¿O que su influencia ha sido profunda y exquisita? Convirtió -tal como postulaba Nietzsche- su vida misma en una obra de arte. Había nacido en la actual Ucrania, sus padres fueron nobles polacos y lo bautizaron Teodor Konrad Korzeniowski (foto). Recién a los veinte años aprendió la lengua inglesa. Huérfano desde niño, se enroló en la marina mercante y conoció la felicidad vagabunda en esos rincones del globo, donde el sol tiene una mirada tan devastadora como el ojo del Cíclope. Se afincó en Kent y durante tres décadas hilvanó novelas, cuentos y ensayos que fueron tanto experiencias personales como joyas de la inventiva. El mundo lo ovacionó.
Victoria fue escrita en 1914, es decir durante su madurez expresiva. Se sostiene en ese trípode que -según Carlos Fuentes- convierte a Conrad en inigualable: prosa perfectamente trabajada, aventuras y reflexión moral. El escenario, como en Lord Jim, son los archipiélagos de Asia que ejercen una fascinación perdurable sobre los hombres de raza blanca. Hay una galería de personajes entrañables y que encarnan, como siempre, el bien o la maldad: el barón sueco Axel Heyst; el hotelero Schomberg, un imbécil de la variedad más dañina; y tres facinerosos (un espectro diabólico, un gato asesino y un orangután) que irrumpen como una maldición en la isla Samburan.
Jack London sentenció: “Me alegro de estar vivo, aunque sólo sea por el hecho de poder disfrutar la lectura de este libro”. Coincido al pie de la letra
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Guillermo Belcore­

Publicado en el suplemento cultural del diario La Prensa.
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CALIFICACION: Excelente­
PD: Alguna de las tesis de este magnífico libro:­
a la naturaleza humana es una mezcla de necedad y rapiña­
a el mundo es un perro rabioso. Dale una oportunidad y te clavará los dientes.­
a la verdadera fuerza de carácter consiste en sobreponerse a una debilidad repentina.­
a La desesperación es un lamentable sustituto del valor.­
a El odio, como el amor, tiene elocuencia propia.­
a la ordinariez es una de las exigencias de la vida.­
a el poder de la calumnia crece con el tiempo. Es insidiosa y penetrante. Puede incluso destruir la fe en uno mismo, pudrir el espíritu.­
a se muere una vez, pero hay varias clases de muerte.

a estamos impotentes ante la perversidad.­

Tres lindas cubanas

Gonzalo Celorio­
Tusquets Editores. Novela 384 páginas. Precio aproximado: 45 pesos.

El lector argentino no puede ignorar al académico Gonzalo Celorio (México, 1948). Tres lindas cubanas testimonia su inteligencia como narrador y ensayista. El desengaño visceral pero meditado con la Revolución Cubana gatilló estas páginas inspiradas en un mandato de Alejo Carpentier: “Toda gran novela empieza por hacer exclamar a sus lectores: ­¡Pero esto no es una novela!”. Carlos Fuentes, nada menos, ha sentenciado que es la autobiografía que le hubiera gustado escribir.
Con prosa elegante, Celorio trabaja en dos planos que dialogan. La saga familiar (su madre y sus dos tías son cubanas) se alterna con sus sucesivos viajes a La Habana desde 1974, cuando por primera vez pisa con toda candidez “el primer territorio libre de América latina''. La ilusión se fue deshilachando visita tras visita, cuando constata las penurias y las vilezas que Fidel Castro le inflige no sólo a los suyos sino también al adorado José Lezama Lima y al pueblo en general.
En el fondo, el libro es una ofrenda de amor a la Cuba profunda, aherrojada por un sistema cuartelero con funcionarios de miradas torvas que le sienta como una montura a una vaca, tal como decía Stalin del comunismo en Polonia. Es la Cuba de los literatos gloriosos, caso Carpentier o el atormentado Reinaldo Arenas. Es la isla tropical con sus mujeres de magníficos caderámenes y su naturaleza igual de pródiga, con sus sones y sus rones, con su pueblo irreverente, gritón, entrometido, escandaloso, solidario y gozoso como una rumba.
La toma de partido nunca lesiona la eficacia narrativa. Los saltos temporales y la sucesión de voces narrativas resultan muy agradables. A modo de antídoto, a quien conserve alguna simpatía por el Mussolini caribeño le sugerimos, pues, sumergirse en esta espléndida novela.­
Guillermo Belcore­
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Publicado en el Suplemento Cultural del diario La Prensa.­

­CALIFICACION: Bueno­
PD: He leído por ahí una reseña que enrostra a Celorio ser demasiado amable con el castrismo. Discrepo. Creo que su visión es muy equilibrada, pues intenta siempre comprender el fenómeno histórico, político y cultural. Nunca descalifica en bloque. Además, permite al otro que exprese sus argumentos.

domingo, 9 de marzo de 2008

El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos

Eduardo Belgrano Rawson
Editorial Alfaguara. Cuentos, 156 páginas. Precio aproximado: 30 pesos.

Después de una fecunda carrera como novelista, Eduardo Belgrano Rawson (San Luis, 1943) ha decidido experimentar con el cuento breve. ¿Hastío o es el deber de forjarnos sin descanso? El resultado es francamente desparejo, no se percibe una evolución desde su espléndida Rosa de Miami, aunque, claro, hay párrafos muy agradables gatillados -según se explica- por ‘‘pequeñas visiones que lo llevan a uno a salir de casa, a cargar el tanque de antimateria y recorrer el espacio’’. En fin...
El volumen, avaro en páginas, tiene el mérito de la diversidad. Su estilo resultará hospitalario para quien adore el palpitar del hombre corriente, la picaresca criolla. Hay relatos algo invertebrados, donde se pegotean recuerdos y da la impresión que el autor no sabe hacia dónde va. Hay también un afán por decirlo todo, por tomar partido. ¿Es necesario seguir rasgándose las vestiduras por la Guerra del Paraguay? Pero hay otros textos donde reinan las virtudes. Sólo te salva el amor esboza un spa en la sierra, donde intentan sanarse los funcionarios corruptos. Es una sátira delicada -la mejor de todas- pero es la única. El cuento que da nombre al libro recrea las avivadas del Nacho Alcorta en el pequeño universo del Ateneo Neruda. Ellos rinde homenaje a Hipólito Yrigoyen. Muy interesante, por lo exótico, es Días de ocio en la Polinesia. En cambio, Garrapatenango corrobora que el autor corre mejor la maratón que los cien metros llanos.
Sorprende que Belgrano Rawson se prosterne ante la supuesta superioridad del cinematógrafo sobre la literatura. ‘‘Será porque uno jamás consigue ponerle la suficiente musicalidad al texto’’, sentencia. Discrepamos. ¿Amigos, alguien ha visto alguna vez una película que supere al gran libro en que se basa?
Guillermo Belcore

CALIFICACION: Regular

El libro de los géneros

Elvio Gandolfo
Editorial Norma. Ensayo de literatura, 324 páginas. Edición 2007.


Elvio Gandolfo (San Rafael, 1947) es un hombre de letras en el sentido más amplio del término. Sus ficciones, ensayos y traducciones merecen respeto, pero no llegan a suprimir el fastidio que siempre provocan las recopilaciones tardías —y a cuento de nada— de escritos nacidos para un formato muy diferente al del libro. Este volumen, por ejemplo, incluye un análisis impecable del fenómeno Stephen King, pero fue publicado en la legendaria revista El Péndulo en... ¡1981! ¿No merece el lector que uno de los mejores críticos del Río de la Plata le acerque una cavilación más fresca?
El contenido se organiza en cuatro estantes: ciencia ficción, policial, terror y fantasía. En todos los casos se examinan los precursores y fundadores (incluso los argentinos), los primeros pasos del género. Es lo mejor de la obra. Además, Gandolfo vivisecciona a Philip Dick, Olaf Stapledon y Evgueni Zamiatin; Gaston Leroux, James Ellroy y Patricia Highsmith. Extiende su mirada al cine: cubre de elogios a John Carpenter y llega a la conclusión de que el Allien de Ridley Scott es una suerte de falo desencadenado que secreta una sustancia similar a la esperma. La lupa se posa también sobre Frankenstein y Michael Ende. El autor cierra el juego con tres cuentos de su propia factura. Nada del otro mundo.
Lo que no cabe discutir es la calidad de los comentarios, aunque no faltan los caprichitos como menospreciar a Kenneth Branagh o a Don De Lillo. El libro se recorre, en general, con placer y provecho. Pero debe insistirse eb que casi la mitad de los textos recopilados tiene más de veinte
años de edad. El propio Gandolfo admite que ahora lee muy poco de literatura de género. Nos hubiese encantado el esfuerzo de actualizar estos valiosos trabajos. En algo la Iglesia Católica tiene razón, la pereza es un pecado capital.
Guillermo Belcore

CALIFICACION: Regular

miércoles, 5 de marzo de 2008

Buenos Aires, un millón de años atrás

Fernando E. Novas
Siglo Veintiuno editores. Ensayo de ciencia de 269 páginas

Hace un millón de años, lo que hoy es Buenos Aires bullía de vida. El hombre aún no había llegado para depredar el ambiente. Grandes bestias desfilaban bajo el calor. Sin molestar a nadie, pastaban y ramoneaban una mulita grande como un automóvil (gliptodonte); un primo de los elefantes (mastodonte); un rinoceronte de agua (toxodonte); perezosos descomunales (megaterios); jirafas de trompa larga (macrauquenias). Devoraba el cadáver de un ciervo, un oso de más de mil kilogramos (arctoterio). Lobos, jaguares y pumas acechaban a robustos caballos y jabalíes. Pero el rey de la pradera era un felino con dientes de sable: el esmilodón, grande como un león y fuerte como un toro (foto). Este libro, ameno y didáctico, explora aquel escenario prehistórico, cuyos restos manan cada vez que cavamos. Fernando Novas, un eminente paleontólogo argentino, corrobora que el rigor del estudioso no está reñido con una prosa interesante. El lector aprenderá también sobre asuntos cotidianos. ¿Cómo se formaron las tosqueras? ¿Cuál es el origen de las sierras de Tandil? ¿Por qué se inunda cada dos por tres la cuenca del Salado? El autor nos desasna -siempre con sabrosa claridad- con nociones elementales de geología, climatología, ecologismo, antropología e historia. No se olvida de homenajear a los descubridores de mundos extinguidos. Reflexiona sobre el milagro de la vida. Arriesga hipótesis en torno a la desaparición de las grandes bestias. Advierte que lo que ocurrió volverá a pasar: la pampa será otra vez helada y yerma y luego se calcinará como el Chaco. No se extrañe si el día menos pensado el mar irrumpe en el living de su casa o si cenizas volcánicas amortajan nuestra amada ciudad. Ojalá que este libro-safari se sume a la bibliografía escolar. Nuestros muchachos, pienso, lo leerán encantados.
Guillermo Belcore

CALIFICACION: Muy bueno

martes, 4 de marzo de 2008

Algo más en el equipaje


Ray Bradbury­
Minotauro. Cuentos, 283 páginas. Edición 2005.­

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Existen escritores que, de tan vastos, son una literatura en sí mismos. Es el caso de Ray Bradbury (foto). A los ochenta y pico de años, es mucho más que el maestro de la ciencia ficción. Esta palpitante colección de relatos breves, con su conmovedor aire de despedida, lo demuestra con creces.­

El libro es fiel a la estirpe bradburiana. Son 24 episodios (17 inéditos), puro diálogo algunos, todos preñados con metáforas sobre la condición humana. La ficción científica escasea, empero. Hay una máquina del tiempo para salvar de la degradación a Hemingway, Melville, Tolstoi y Fitzgerald. Hay varias parejas de Laurel y Hardy, creadas en una lámina lenticular atmosférica, con el fin de curar una epidemia de tristeza en los planetas. Hay una casa donde conviven distintas edades de una misma persona. Y poco más de irrealidad, aunque cada historia haga alarde de una imaginación olímpica.­

Lo mejor de todo son esos trocitos de existencia que desnudan las angustias del alma. La obra se define en una cita de Thoreau que se reprodujo en la página 85: “La mayoría de los hombres viven una vida de callada desesperación''. Bradbury urde personajes abatidos, que deben entender a los golpes que aquéllo que se perdió ya no podrá ser recuperado. O que el Universo es imposible, y nosotros somos su prolongación. Muy divertidas son las reflexiones sobre lo que el vano hombre ansía de su esposa.­

En el epílogo, el autor se explica. Los cuentos provienen de “ese chaparrón de imágenes de fotos, películas, historietas, encuentros que ha ido cayendo sobre mi vida sin la protección de un paraguas”. Bradbury agradece haberse empapado en esas tormentas para poder escribir este libro. La humanidad curiosa también.­

Guillermo Belcore­

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CALIFICACION: Bueno­

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PD: Esta obras, como las dos siguientes ya están en la mesa de saldos. Quise en esta entrada de este día recomendar tres gangas. Ahora que los libros están tan caros (en marzo hubo un reajuste brutal) oblar diez o quince pesos por una lectura agradable es una decisión inteligente.­

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PD: Lo mejor que leí de Bradbury en los últimos tiempos.

La vida con mi viuda

José Agustín­

Joaquín Mortiz. Novela de 261 páginas.­

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Onesio de la Sierra se demoró con una amante en los estudios de edición. Al filo de la medianoche, fue a buscar su automóvil. Una espléndida camioneta frenó en seco y un hombre, congestionado de dolor, salió en busca de auxilio. Murió en brazos del cineasta. El estupor de Onesio reverberó al descubrir que el parecido entre ambos era extraordinario. Lo asaltó una idea: ¿por qué no cambiar identidades? No pudo resistir el impulso y así cumplió la fantasía de todos: concurrir al propio entierro, convenientemente disfrazado, para ponderar el dolor o la indiferencia de esposa, hijos, amigos y compañeros.­

Así arranca esta divertida trama de unos los más prolíficos intelectuales mexicanos de la nueva horneada. José Agustín Ramírez (Acapulco, 1944) publicó su primera novela a los 20 años. Desde entonces exploró la narrativa en todas sus variantes, el guión de cine, el teatro, el ensayo y hasta condujo programas de televisión. Se convirtió en un objeto de culto para los jóvenes.­

Vida con mi viuda es un caldero burbujeante que cuece la misteriosa tradición zapateca, el thriller, el neomestizaje cultural en América del Norte, la crítica punzante, y la parodia-homenaje al cine y a la gran literatura. El potaje es sabroso aunque puede indigestar el lector que no tolera el erotismo franco y sin eufemismos y ciertas digresiones repugnantes. La trama, al fin y al cabo, se articula en torno a dos ejes tremebundos: el sexo y la muerte. Está ambientada en un futuro cercano, pero aquí no hay ciencia ficción, sino el viejo y querido realismo mágico.­

Agustín sazona su prosa con mexicanismos deliciosos. Saben bien, no son desabridos como el crudo calé español que nos infligen algunas traducciones deleznables.­

Guillermo Belcore­

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CALIFICACION: Bueno­

El lugar del padre


Angela Pradelli­

Alfaguara/Clarín. Novela de 163 páginas. Publicada en 2004.­

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El minimalismo procura expresar lo más posible con los mínimos elementos posibles. Se trata de “dar a los objetos vulgares un poder asombroso”, sentenció Raymond Carver, el gran artífice del fotograma literario. El portento funciona bien en el relato corto, pero puede tropezar en la novela, pues hay pocos personajes, la puesta en escena es avara y se desdeña la intriga, la trama y la acción. Angela Pradelli (1959) ha resuelto el dilema con un híbrido bien logrado. Los capítulos son breves, autónomos y tienen el latido de un cuento.­

El lugar del padre obtuvo, entre 815 postulantes, el Premio Clarín 2004. Periodista y profesora de letras, Pradelli ya había publicado dos novelas. Otros textos honraron antologías. Galardones domésticos e internacionales testimonian su destreza.­

Antonio Skarmeta, uno de los jurados, definió la obra como “una elegía de la precariedad”. Es la historia de una mujer que perdió a su amado padre y de Ramón, el vecino de toda la vida. La soledad campea por el arrabal, pero nadie sufre desesperación. “Quise extraer belleza pura de cosas chiquitas”, ha explicado Pradelli. Su estilo es seco, preciso, impecable, limado hasta que refulge. Fiel a las severas premisas minimalistas, la autora sólo se permite retozar con la niebla: ``claridad blanda, vaho blanco, aire algodonoso, espuma blanca, ola lechosa''.­

En una entrevista reciente, Pradelli abomina de la alegoría y el doble sentido. Pero es imposible no trazar parangones. El padre ausente, la hija desorientada, la dignidad pobre de Ramón, los ferrocarriles dilapidados, el paraíso que murió de pie, el jardín ultrajado por alimañas, todo evoca a una Argentina amable que ya no está.­

Guillermo Belcore­

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CALIFICACION: Bueno­